miércoles, 1 de octubre de 2025

Bolivia: la división del MAS abre la puerta al retorno de la derecha neoliberal

No hay en Bolivia otro animal político más feroz y persistente que Evo Morales. Cuando decidió desmarcarse del gobierno de Luis Arce, atragantado porque su partido, el Movimiento al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), demostró en 2020 que el proyecto colectivo, esencialmente indígena y campesino, le había ganado a su liderazgo carismático, se inició la descomposición para el rompimiento final.

A Luis Arce le fue más que bien en el combate contra el Covid-19 en su primer año de gobierno. Pero ya desde la campaña electoral, Evo no disimulaba su descontrol por no haber regresado a la papeleta electoral, de la que salió el triunfo de Arce, el candidato con mayor número de votos obtenidos en la historia de los comicios presidenciales en Bolivia: tres millones 400 mil ciudadanos le dieron el triunfo con un aplastante 55,10 %, lo cual superó en estos términos la primera votación ganadora obtenida por Evo en 2005, de 53,70 % de la preferencia ciudadana.

La disputa comenzó cuando su entorno más cercano le advirtió a Evo que si la tendencia de la gestión de Arce, su exministro de Economía, quedaba marcada por la cobertura casi total de la población en materia de vacunación contra la pandemia, el regreso del caudillo al poder se haría tremendamente dificultoso.

Fue a partir de entonces cuando el llamado evismo, que ya renegaba contra los vientos renovadores en el partido, se encaminó hacia la ruptura de la bancada parlamentaria que le permitía al MAS-IPSP la mayoría que facilita la gobernabilidad, esa que le permitió a Evo gobernar el país entre 2006 y 2019 (tres períodos consecutivos) y encarar transformaciones económicas y sociales de gran impacto, sobre todo hasta 2015.

Una vez que la bancada del MAS quedó dividida entre evismo y arcismo, aunque en términos de tendencia partidaria el arcismo no exista, el joven presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, se convirtió en la bisagra que se dedicaría a torpedear cuanto proyecto de ley llegara desde el Ejecutivo, con el propósito de averiar una gestión presidencial que comenzaba a confrontar dificultades debido a la considerable disminución de los volúmenes en la exportación del gas hacia Brasil y Argentina. Eso hizo que, desde 2023, Bolivia ingresara en una crisis caracterizada por la falta de dólares y la consecuente y brusca elevación del tipo de cambio de 6.96 a 15 pesos bolivianos, el incremento de precios en la canasta básica de alimentos y el desabastecimiento de combustibles que provoca interminables filas en estaciones gasolineras y de diésel en las ciudades y en las zonas rurales.

Andrónico Rodríguez, ejecutivo de una de las federaciones de campesinos cocaleros de la zona del Chapare, bastión territorial de Evo Morales, cerró acuerdo con los partidos de la derecha para mantenerse al frente del Senado en las gestiones 2024 y 2025. De esta manera, Comunidad Ciudadana (CC), de Carlos Mesa, y Creemos, de Luis Fernando Camacho, se asociaron con el evismo en el objetivo de resquebrajar la gestión del presidente Arce con resultados altamente satisfactorios para sus intereses político-electorales. En la actualidad, el ex presidente (2003-2005) Mesa ha quedado afuera de la carrera política por decisión personal, mientras que Camacho, gobernador suspendido del departamento de Santa Cruz, privado de libertad, acusado por terrorismo en el golpe de Estado de 2019, se ha convertido en aliado de la candidatura de Samuel Doria Medina, empresario con una fortuna estimada en 300 millones de dólares, que fue artífice de la política privatizadora en los años 90 durante los gobiernos de la llamada Democracia Pactada.

Doria Medina fue militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, un partido que pese a su nombre es de centro o algunos definen como socialdemócrata) y ministro de Planificación del gobierno de Jaime Paz Zamora, y hoy día encabeza con su alianza Unidad las encuestas contratadas por él mismo y otras publicadas por medios de comunicación hegemónicos, como las estaciones televisivas Unitel, Red Uno y el diario El Deber, con porcentajes que oscilan entre 20 y 25 % de intención de voto.

La crisis del MAS

Es la obsesión de Evo por el retorno a la Presidencia la que ha dado lugar a la fragmentación del bloque popular, comenzando por la decisión del propio Andrónico Rodríguez, que para las elecciones de este domingo 17 se presenta como candidato presidencial por la llamada Alianza Popular, organizada por Félix Patzí, exministro de Educación del primer gobierno de Evo, con quien terminaría rompiendo relaciones. A Rodríguez lo acompaña como candidata vicepresidencial Mariana Prado, nacida del riñón político del exvicepresidente de Evo, Álvaro García Linera, al que ahora el propio caudillo tacha de traidor.

El camino autodestructivo condujo a que el MAS-IPSP quedara en manos del Pacto de Unidad, conformado por organizaciones sociales, fundamentalmente indígenas y campesinas, bajo el control del presidente Arce. A esta altura, Evo, sin partido, decidió fundar la agrupación Evo es Pueblo, que todavía no cuenta con el reconocimiento del Tribunal Electoral. En ese trayecto, intentó ser candidato por dos partidos irrelevantes (Pan-Bol y Frente para la Victoria), los cuales han quedado sin personería jurídica al no haber obtenido ni el exigido 3% de la votación en las pasadas elecciones. Este cuadro se suma a su inhabilitación dictada por el Tribunal Constitucional, que según el artículo 168 de la Constitución boliviana impide volver a participar a quienes hayan ejercido cargos por elección por dos períodos consecutivos. En su defensa, Evo interpreta que la Constitución lo habilita, porque el artículo referido explicita “elecciones continuas” y no dice nada sobre “participaciones discontinuas.”

La ferocidad de Evo se manifestó en el sabotaje contra el gobierno de Arce, materializado en la Asamblea Legislativa Plurinacional, pero también en las carreteras, orquestando marchas y bloqueos contra el gobierno que ocasionaron pérdidas para los sectores productivos, se calcula que de casi tres mil millones de dólares, y con la estrategia política llevada al extremo de buscar la renuncia del jefe de Estado y el adelantamiento de elecciones. Con ello, lo único que el líder cocalero consiguió son más averías: Andrónico, ahora que es candidato, en una conducta ambivalente y difusa, es y no es evista según sus necesidades discursivas de campaña.

Entre tanto, el MAS-IPSP, en manos del gobierno, ha promovido la candidatura de Eduardo Del Castillo, exministro de Gobierno que se ufana de haber obtenido números históricos insuperables en el combate al narcotráfico. La candidatura de Del Castillo, acompañado por el dirigente campesino Milán Berna, se decidió recién a mediados de mayo, debido a que los estudios de opinión señalaban que el presidente Arce no superaba el 2% de las preferencias, producto de la crisis económica acelerada por el sabotaje político soportado y, según sus más ácidos críticos, por su inacción frente a la nueva y desestabilizada realidad económica. Con estos datos, Arce desistió de participar en su repostulación y le pasó la posta a su excolaborador encargado de la seguridad interna del país.

Del Castillo y Andrónico Rodríguez provienen de la nueva generación de cuadros partidarios del MAS-IPSP que, según registros del Tribunal Electoral, tiene inscritos un aproximado de un millón de militantes con presencia en los nueve departamentos del país.

Voto nulo y auge derechista

Como Evo no ha logrado trepar a la carrera electoral, decidió, respaldado por sus seguidores, hacer campaña por el voto nulo, que claramente favorece a ganador en tanto el porcentaje de quienes pifian su participación en las urnas no es tenido en cuenta —lo mismo que el voto blanco, a la hora del conteo del total de los votos. El archivo audiovisual nos recuerda que en elecciones pasadas Evo-García Linera atacaban sin concesiones a quienes se pronunciaban abiertamente por el voto nulo.

Con un panorama que para la izquierda o lo nacional-popular boliviano no podría ser peor, el otro candidato de la derecha, Jorge “Tuto” Quiroga, que en las encuestas le disputa el primer lugar a Doria Medina, no hizo más que enfatizar las debilidades del modelo económico social comunitario productivo sostenido por Arce como ministro de Economía de los gobiernos de Evo primero y más tarde como presidente. Quiroga, quien fuera vicepresidente del exdictador Banzer (1997-2002) y luego lo sucediera debido al fallecimiento del general por cáncer terminal, ocupando la presidencia por un año, está fuertemente vinculado a la embajada de los Estados Unidos y a sus distintas agencias injerencistas en nuestro continente, y jugó un papel determinante en el golpe de Estado de noviembre de 2019. Quiroga, en coordinación con el general Gonzalo Terceros, en aquel momento comandante de la Fuerza Aérea, se encargó de sacar a Evo al exilio en México.

Tanto Doria Medina como Quiroga, que no han necesitado concentrar demasiados esfuerzos estratégicos contra el desvencijado MAS-IPSP y candidaturas derivadas, han enfocado los contenidos de sus propuestas en ofrecer soluciones inmediatas para los obstáculos coyunturales, de modo que no se ha desarrollado hasta aquí un debate conceptual y programático con visiones de país contrastadas. Los estrategas de campaña habrían recomendado centrarse en los puntuales asuntos de cómo superar la falta de combustibles y dólares y qué hacer para estabilizar los precios de los productos alimenticios que han sufrido severos incrementos en los últimos seis meses.

Los candidatos Doria Medina y Quiroga trabajaron en equipo durante la administración de Jaime Paz Zamora (1989-1993), con el primero como ministro del área económica y el segundo como subsecretario de Financiamiento Externo y Cooperación Internacional. A dichas candidaturas para las elecciones de este domingo se podría sumar en una misma línea ideológico-programática a Rodrigo Paz, hijo del expresidente Paz Zamora, que fue alcalde de la ciudad de Tarija y ahora es senador por Comunidad Ciudadana (CC), y a Manfred Reyes Villa, un ex capitán del Ejército que en 2021 fue electo alcalde de la ciudad de Cochabamba y que ha solicitado licencia de su cargo para participar de estas elecciones presidenciales. Más abajo figuran Johnny Fernández, alcalde de Santa Cruz de la Sierra, y Pavel Aracena, que representa a Acción Democrática Nacionalista (ADN), partido en decadencia que fundara en 1979 el dictador Banzer, herramienta con la que ingresó en la arena política democrática.

De estos ocho candidatos (todos varones, ninguna mujer: la que había, la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, por otro desprendimiento del MAS, se bajó recientemente de la carrera presidencial) cinco son de línea neoliberal privatizadora, dos proceden de la división y la renovación del MAS-IPSP y uno es de características populistas que pretende situarse en el centro ideológico. Son quienes competirán el domingo 17 de agosto en las elecciones bolivianas, de las cuales, muy probablemente, se vaya a una segunda vuelta a partir de cálculos que informan que ningún candidato superará la barrera de 40% de los votos exigidos ni tampoco logrará un 10% de diferencia con su inmediato seguidor, como lo señala la ley electoral para obtener el triunfo en primera vuelta. En tal caso, habría balotaje entre los dos primeros el 19 de octubre.

Dada su estratégica y atractiva cualidad geopolítica —corazón de Sudamérica y poseedor del reservorio de litio más grande del mundo, codiciado por la inversión extranjera, además de su riqueza en gas y minerales— si la derecha logra imponerse en estas elecciones bolivianas, el viraje se traducirá en una recomposición de las relaciones con Estados Unidos, muy probablemente relegando a un segundo plano las vigentes conexiones con China, Rusia y, en términos generales, con los países inscritos en el BRICS.

Originalmente publicado en Tektonikos (Dinámica de la Arquitectura Global), Buenos Aires - Argentina. 15 de agosto 

En el país de los capitanes

 

Catorce procesos judiciales por 128 millones de bolivianos durante su gestión como Prefecto (2006 – 2008) con acusaciones de legitimación de ganancias ilícitas y venta inexistente de sus bienes, son algunos de los datos acerca de los que este diario informó el domingo 26 de septiembre de 2021. Se trata de un capitán que fue edecán del dictador Luis García Meza, mientras su padre, el General Armando Reyes Villa, ejercía como ministro de Defensa bajo el paraguas de dicha dictadura.

El capitán Manfred Reyes Villa, alcalde estrella de Cochabamba y prefecto revocado por voluntad popular en 2008, hoy día es nuevamente Alcalde de la ciudad de Cochabamba y pretendió ser presidente en las últimas elecciones del 17 de agosto, obteniendo un catastrófico 6 por ciento de la votación, con la que el electorado le dijo algo así como que está bien para gobernar su ciudad, pero de ninguna manera se le debió haber pasado por la cabeza el buscar nuevamente ser presidente de un país al que en su oferta electoral amenazó con retrocederlo de Estado Plurinacional a la república excluyente y monocultural, bajó la cuál estuvo sujeta Bolivia hasta principios de 2009.

En su descargo, el capitán dedicado a los negocios inmobiliarios, dijo que supero los procesos judiciales que pesaban en su contra acudiendo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Lo que todavía no queda claro es cómo pudo ser habilitado para ser candidato con procesos judiciales pendientes y otros de ellos ejecutoriados. Sus enemigos dicen que obtuvo facilidades del gobierno de Luis Arce, versión hasta ahora indemostrable. Se llegó a tacharlo de candidato masista encubierto.  

Capitán de Ejército, con militancia inaugural en Acción Democrática Nacionalista (ADN), el partido fundado por el Gral. Hugo Banzer en 1979, (y ahora desaparecido por no haber alcanzado el tres por ciento de la votación en las últimas elecciones), Reyes Villa le debe en gran medida su formación al alcalde cochabambino de la dictadura banzerista, Humberto Coronel Rivas.

Reyes Villa es una de las figuras de la democracia pactada con candidaturas a Presidente bajo distintas siglas, todas ellas marcadas por el fracaso y la derrota, esta última con la bizarra utilización de Freddy Mercury, el genial vocalista de la banda inglesa Queen, con la que estuvo presentándose en sus actos de masas. El “We are the champions” le quedó a Manfred demasiado grande.

Del perdedor capitán de Ejército, Manfred Reyes Villa, pasamos a la puesta en vigencia del capitán de Policía, Edman Lara, candidato a la vicepresidencia por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), formando binomio con Rodrigo Paz Pereira y que basó su andadura electoral en virulentos ataques contra una institución verde olivo “autoritaria y corrupta” que a partir de un incidente con el ex comandante departamental de Santa Cruz, Cnl. Erick Olguín, fue ignominiosamente expulsado. Esto a Lara le costó la salida sin retorno a la Policía Boliviana y a Olguín la no promoción de rango de Coronel a General.

El capitán Lara es la estrella criolla de esta nueva etapa electoral que conduce a la segunda vuelta de elecciones a realizarse el próximo 19 de octubre. Sus intervenciones públicas están basadas en la retórica amigo/enemigo con la particularidad de ser transmitidas en tiempo real por Tik-tok. Los desinformados le atribuyen el triunfo del 17 de agosto a su binomio, a su estilo frontal, irreverente y desmadrado, cuando en realidad la candidatura de Paz Pereira se fue trabajando a fuego lento durante por lo menos dos años en todas las bolivias posibles del espectro rural con ayuda de operadores muy conocedores de cada realidad socio cultural para lograr adhesión que luego se convertiría en voto.

Militares, policías, y civiles con mentalidad uniformada y vigilante son parte de la historia política de nuestro continente en el siglo XX y ahora también en el XXI. Suficiente con nombrar al Gral. Juan Domingo Perón, mítico líder argentino que mantiene vigencia y el Cnl. Hugo Chávez Frías en Venezuela. Y ahora en Bolivia, después de los generales Barrientos, Banzer y García Meza, el coronel Natusch Busch, y el capitán Reyes Villa, el país podría tener por primera vez en su historia a un capitán de Policía como Vicepresidente del Estado, objetivo del que Lara está convencido de conseguir.

Edman les pega por igual a su propio compañero de fórmula, a sus adversarios políticos y a medios de comunicación pro Tuto, presentadores de televisión y animadores radiofónicos con ínfulas de periodistas. Los trata de “vendidos”, de responder a los intereses de la campaña adversaria conformada por Quiroga – Velasco. Muchos se escandalizan, gritan, reclaman, se desgañitan y Lara no les da ni quinto de bolilla.

Lara ha hecho clic con  gran parte del electorado boliviano y eso es haber capitalizado por lo menos un 50 por ciento de posibilidades de triunfo. El otro 50 lo podremos verificar cuando bolivianas y bolivianos retornemos a las urnas para elegir al binomio que mandará en el país entre 2025 y 2030.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 20 de septiembre

Todos estos años de Messi

 

Hay una cantidad incontable de canciones del rock argentino que se han convertido en el transcurso de las  décadas, en himnos con olor a camiseta y potrero, en estribillos cantados con fervor de hinchada. Justo en el día que Lionel Messi jugó su último partido oficial con la camiseta argentina por clasificatorias/eliminatorias mundialistas (3 – 0 contra Venezuela, dos goles de Lio), Charly García decidió concurrir al Monumental y a propósito del encuentro entre ídolos, recordé un fragmento de “El karma de vivir al Sur” (1987): “Me vas a hacer feliz, vas a matarme con tu forma de ser”.

Como a Charly, como a todos los argentinos, como a la mayoría de los futboleros desperdigados por el planeta, Messi ha enseñado a lo largo de sus dos décadas de excelencia futbolística cómo se puede hacer para que alguien conquiste con su forma de ser, una manera de expresar y explicar lo que hace este rosarino formado futbolísticamente en La Masía, para que en su país, el país de Menotti versus Bilardo, y ahora de libertarios versus peronistas, pueda convertirse en el país de la unanimidad en el que la emoción se erige en sentido común indisicutible, en el que la expresividad multitudinaria está ahí para cantarle a ese genio de la pelota que en un viaje de veinte años ha alcanzado cúspides celebratorias sin parangón en la historia de naciones y pueblos, con cinco millones de personas vitoreando en las calles la obtención de una Copa del Mundo (2022).

Cada vez que se acerca el día en que Messi volverá a pisar una cancha argentina, se activa esa vocación de ritual que precede al partido próximo a jugarse. Todos los hinchas de los cientos de cuadros que actúan en las distintas categorías del fútbol rioplatense, y hasta los que habitualmente no son entusiastas seguidores del fútbol, se ponen a calentar los corazones para darle una nueva bienvenida a un señor casado, con tres hijos y una fortuna a la que por imágenes no se lo asocia debido a esa forma de ser tan común y corriente como la de cualquiera de nosotros, mortales de a pie.

Messi  pisa las canchas del Monumental, de la Bombonera o de cualquier otro de los estadios de provincia de la República, y la gente ataviada de celeste y blanco estalla de júbilo, canta y salta sin atisbos de cansancio.  Todo lo que sucede a continuación es juego y fiesta sustentados en la exhibición de ese “fútbol de autor”, así calificado por Marcelo Bielsa cuando abrazó al seleccionador Lionel Scaloni, el día en que se enfrentaron Argentina y Uruguay.

¿Cómo se hace para dilucidar la aparente contradicción entre el talento individual y la construcción colectiva? En estos veinte años, desde que debutara con la camiseta del Barcelona, Messi ha emprendido un viaje repleto de vicisitudes, desde la crisis que lo condujo a renunciar a la selección por resultados  frustrantes (2016) hasta el regreso en que desde la obtención de la Copa América (2021) en el Maracaná de Río de Janeiro ya estaba claro que comenzaba a superarse el dilema de si los compañeros de equipo jugaban para Messi, o a Messi no le alcanzaba desde su lámpara maravillosa para hacer virtuosos a los otros diez futbolistas con los que saltaba a los campos de juego.

Scaloni-Aymar-Samuel y otros componentes del cuerpo técnico de la selección argentina encontraron la fórmula: Messi, con la superlativa inteligencia que lo caracteriza para el juego, engranará en la máquina colectiva (“la máquina” le llamaban al River de los años 40), y el equipo sabrá hacer desde lo posicional y táctico, todo lo que sea necesario para que la genialidad alcance su máxima expresión. Así, Argentina se convertiría en un equipo con precisión en velocidad,  pero sobre  todo por la vistosidad con la que sus intérpretes son capaces de sacarse de encima las marcas de los adversarios, hacer de los pases -  triangulaciones, ejecuciones de geometría perfecta, y conseguir en las finalizaciones, goles de notable factura para coleccionar en el archivo audiovisual.   

Argentina no  juega para Messi, juega con Messi. Y Messi no juega para Messi, juega para Argentina. Así fue junto a Xavi e Iniesta en el Barcelona, y así es ahora con Paredes, De Paul, MacAllister, Hernández, Lautaro, Julián y Almada.  Con estas eficaces ecuaciones, Argentina ha llegado incluso a jugar en los últimos años sin Messi en la alineación, pero con su inspiración permanente. Así sucedió en ese inolvidable 25 de marzo de este año cuando la blanquiceleste le dio un baile memorable a la verde amarilla de una desangelada Brasil. No estuvo Messi en la cancha, pero si en las cabezas de todos sus compañeros que le  tienen un respeto reverencial y un cariño infinito y que esa noche fueron capaces de concretar un 4 – 1 con todo el periodismo especializado brasileño que no ahorro elogios para su clásico rival que se pasó por encima la historia del Pentacampeón mundial.   

En estos veinte años, Messi ha sabido romper todas las rutinas del aburrimiento. Ha hecho felices a millones de futboleros y no futboleros. Será por eso que Charly García, cuando se despidió la noche del jueves 4 de septiembre se limitó a expresarle un “Dios te bendiga.”



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 06 de septiembre

viernes, 5 de septiembre de 2025

La aritmética del triunfo de Rodrigo Paz

 

El único momento de euforia luego de conocidos los resultados preliminares el domingo 17 de agosto, fue el registrado en el llamado Pasaje Ladislao Cabrera, popularmente conocido como Pasaje de los Gallos. Rodrigo Paz Pereyra, sin casa de campaña ni oficinas conocidas, eligió esas gradas que separan-conectan El Prado de la calle México, para dirigirse al país luego de su triunfo en las urnas en su debut como candidato presidencial. Ya se sabe, el gallo es el símbolo partidario del MIR-Nueva Mayoría, aquél liderizado por su padre, Jaime Paz Zamora, presidente del país entre 1989 y 1993. Rodrigo, para más señas, llevaba puesto un chaleco naranja, color distintivo del partido de su padre en sus mejores tiempos, y que utilizó muchas veces en sus periplos para hacer campaña a lo largo y ancho de Bolivia.

Cuando las encuestas indicaban que Tuto – Samuel llegaban por separado a conquistar la segunda vuelta, Paz Pereyra les arrebato las preferencias digitadas desde las encuestas y los medios hegemónicos, metiéndose entre los dos para sacar cabeza y conseguir un triunfo que a la gran mayoría del país dejó sorprendida. Una vez más, la derecha privatizadora de los 90, los neoliberales incorregibles, los que no le hicieron ascos a los ríos de sangre cruzados entre dictadura y democracia, se quedaban con los crespos hechos, panorama con el que está claro que una vez más no ganó  la derecha, pero después de dos décadas si perdió la izquierda hasta hace un tiempo monolítica y unitaria bajo la sigla del MAS – IPSP.

¿Dónde fueron a parar los 3 millones 394 mil 52 votos obtenidos por Luis Arce en 2020, logrando, en número de votos, la cifra más alta en la historia electoral del país? Respuesta de aritmética simple: Al caudal que le permitió el triunfo a Paz Pereyra, que a diferencia de las tradicionales campañas de escritorio y apuradas caminatas por zonas populares urbanas, con el añadido del uso saturante de las redes sociodigitales, viajó por la Bolivia diversa, la Bolivia de verdad, unos dicen que durante dos años, otros incluso que durante cuatro, sin preocuparse por cámaras, micrófonos y tik-toks,  y así tenemos que podía estar un día en Achacachi y al día siguiente en Cuatro Cañadas.

El candidato que emergía con la sigla prestada por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) hizo talón planta punta para conversar con los ciudadanos y ciudadanas de a pie y para bailar en festividades rurales, en reductos que todavía se consideraban bastiones del MAS-IPSP. Sus adversarios, Quiroga y Doria Medina, no aprendieron de los errores cometidos por Mesa en 2020, que hizo campaña con celular-cámara con estantería de libros como escenografía, y encarar la carrera electoral de esa manera , cosa que en este país tan andino como amazónico, no sirve.  

Tuto Quiroga consiguió en las elecciones de 2005, el 28.62 por ciento. En la siguiente elección que participó, -2014-- apenas obtuvo el 9.04 y en esta de hace apenas seis días, ha logrado el 26.7. Paralelamente, Doria Medina, logró en 2005 apenas el 7.79 por ciento, en 2009 el 5.65 y mejoró notablemente en 2014 trepando al 24.23 que no le sirvió de casi nada porque Evo Morales consiguió en esa elección un abrumador 61.36. Finalmente en esta elección de 2025, llegó al 19.69 por ciento.  perdiendo frente al voto nulo que alcanzó casi el 20 por ciento. Tuto segundo, en el fútbol se le dice el primero de los últimos, y Samuel cuarto.

Con estos números, mientras sus principales adversarios persistieron en sus conservadoras, estereotipadas y mañosas estrategias, Rodrigo Paz le fue mermando adeptos al autodestruído Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP). Si del casi 20 por ciento de los nulos, le reconocemos solamente un 10 por ciento a la campaña de Evo que instó a votar pifiado, más el 8 por ciento conseguido por el candidato-blef, Andrónico Rodríguez, y el 3 por ciento salva sigla de Eduardo del Castillo, tenemos que el voto del bloque popular, dividido entre tres, suma el 23 por ciento que debiera anotarse en la casilla del voto duro e histórico del MAS. Paz  Pereyra consiguió el primer lugar con el 32 por ciento de los votos. 23 mas 32 es igual a 55, esto es el 55 por ciento con el que en 2020 el partido azul arrasó en la votación.

La derecha no pudo superar sus propios números, lo nacional popular sigue lastimando con sus astillas de autoeliminación a quienes fueron perdiendo la mística producto del sabotaje de Evo y la crisis económica que condenó al gobierno y a su candidato, y mientras esto sucedía por izquierda y derecha, uno de centro, para unos de centro-derecha y para otros de centro-izquierda, se encontró en el camino con un capitán de policía, Edman Lara, para formar binomio, lo que nos permite decir que Bolivia, por fin, ya tiene su propio Bukele.

 El 12 de febrero pasado, entrevistamos a Rodrigo Paz (“Cable a tierra”, radio Éxito Bolivia, 93.1 FM), cuando todavía no era candidato. Le hicimos notar que si bien atacaba políticamente al MAS, evitaba descender al territorio de la diatriba y la descalificación. Parece que esta fue otra de las fortalezas que evidencian su inteligencia retórica.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 23 de agosto

Macho creyente

 

Luis Fernando tenía que apellidar Camacho. Es socio de Samuel Doria Medina para estas elecciones presidenciales y macho alfa de la conspiración de noviembre de 2019 sellada con un golpe de Estado y consecuentemente un gobierno transitorio inconstitucional. Tan macho como el jefe de Creemos fue su papá,  puntual paramilitante de otro golpe de Estado, el de 1971, que llevó a la presidencia al Coronel Banzer que luego ascendería a General y se atornillaría durante siete años de facto en la silla principal del Palacio Quemado.

Con estos antecedentes, Camacho encajaría mejor en las filas del tutismo. Allí, bajo la sombrilla de su sobrenombre, habita el candidato, hijo político del banzerato, Jorge Quiroga Ramírez. De allí también emerge Branko Marinkovic, que después de haber calificado a Tuto de “tibio, cobarde y cómplice de Evo Morales”, bajó la cabeza resignándose a ser su candidato a Senador. Marinkovic es predecesor  y mentor de Camacho en el Comité Cívico Pro Santa Cruz.

¿Qué hace Camacho con un miembro de la Internacional Socialista? Seguramente confiará en que como en tiempos del MIR, pondrá el guiñador de la cuatro por cuatro hacia la izquierda, pero coherente consigo mismo, terminará girando a la derecha. Aunque parezca una broma, Doria Medina es miembro de una Internacional Socialista, podríamos decir, muy europea, social demócrata y neoliberal.

Un audio inscrito en ese lugar común mal llamado “guerra sucia”, --los especialistas le llaman “campaña de contraste”--, ha puesto en evidencia, otra vez, cuan macho es Camacho. Lo de la sigla de su agrupación, Creemos, no es casualidad: Cree firmemente en Dios, Jesucristo y los santos evangelios registrados en la Biblia, libro que utilizaba en las vigilias armadas alrededor del Cristo Redentor de la avenida Banzer, transcurrida la jornada en rotondas en las que se quemaban llantas y se impedía el paso a los “traidores” que tenían la osadía de no se sumarse al paro (octubre – noviembre, 2019), en el objetivo de conseguir la renuncia de Evo Morales.

En el audio en cuestión, grabado en instalaciones del Penal de Chonchocoro, Camacho conversa con su lugarteniente, Efraín Suárez, al que le comenta que se desvincularía de Doria Medina porque este, si llega al gobierno,  convertirá en ley el matrimonio de personas del mismo sexo y que eso, según sus creencias y convicciones resulta inconcebible y no lo puede aceptar porque considera que el único matrimonio válido es el inscrito en lo heteronormativo. En la conversación, Camacho se explaya contra los “frescos” y comenta que su candidato a Presidente podría llegar a tomar esa decisión, porque en su familia figuraría un homosexual.

Transcurridos cuatro días de la publicación de dicha conversación –falta constatar quién fue el pícaro que filtró el audio—Camacho no ha dejado de ser socio electoral de Doria Medina y con el silencio de los medios hegemónicos, el asunto parece diluirse, sin llegar a instalarse como noticia de campaña con el propósito de generar escandalización en redes sociodigitales. Si Camacho dijo lo que dijo, está claro que fue boca para afuera, que seguramente le incomodará la postura de Doria Medina, pero no por ello pondrá su fe religiosa por encima de sus intereses terrenales y así renunciar a formar parte de una nueva coalición que pretende llegar al gobierno. Camacho sabe que Doria Medina está convencido que es su presencia en la Alianza Unidad la que podría ser factor de triunfo en Santa Cruz.

No sólo Doria Medina, sino todos los candidatos a la presidencia, deberían ponerse en línea para reconocer todos los derechos ciudadanos a lesbianas, gays,  personas transgénero, bisexuales, intersexuales y queer (LGTBIQ+), lo que significaría un avance significativo en el reconocimiento consensuado de la diversidad como base de sustentación de una auténtica, y ya no más sesgada e hipócrita convivencia ciudadana.

Doria Medina tiene que saber, a estas alturas, con quién pactó. Cerró acuerdo con un individuo que cree en el Dios cristiano excluyente , ese al que el Generalísimo Franciso Franco Bahamonde, el dictador que durante treinta y seis años asoló a España (150 mil muertos desde la guerra civil y todos sus años de gobierno represivo), arropado por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini , ese Dios al que le iba a rezar para pedirle perdón por reprimir y eliminar de la faz de la tierra a republicanos y zurdos de mierda, cosa que a Luis Fernando Camacho podría resultarle famiiar, si consideramos cómo sus seguidores persiguieron, encarcelaron y torturaron en Santa Cruz a campesinos “collas” durante las violentas jornadas de 2019, por el sólo hecho de “parecer masistas”.

Si Doria Medina es socialista (repito, parece una broma) y Camacho es un simpatizante del fascismo, incluídas sus creencias y prácticas religiosas,  ¿será esta la manera en que “un empresario que no es político profesional”, según su propia autodefinición, quiere inaugurar una nueva era de pactos políticos en nombre de los intereses patrios?




Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 08 de agosto

Las tipas de la película

 

En tiempos de golpe de Estado y gobierno de facto (2019 – 2020) escribí que Unitel era la emisora televisiva que hasta entonces, cuando se convirtió en circunstancial y fugaz canal oficialista, había apostado con éxito por lo que toda televisión se precie de seria y tenga claros sus orígenes y el sentido de invención por el que debería apostar: El espectáculo, el entretenimiento, la teatralización de la vida, el debate de la vida pública convertido en talk show.

Retornados a esta que podría llamarse normalidad democrática (2020 – 2025), Unitel regresó por sus fueros, conciente de los dictámenes de su visión-misión, esto es, privilegiar las inducidas preferencias de la audiencias que aunque alguna parte mas o menos bien informada de la sociedad no crea, pasan por llegar a casa, dejarse caer en el sillón  o tirarse a la cama y hacer zapping en busca de entrentenimiento y  evasión.

Cuando me referí a Unitel en aquella oportunidad, me chismearon que “el canal tomaría medidas” acerca de lo que habíamos publicado aquí en La Razón (2021) como parte de una serie de artículos que con el título de Memoria y Archivo se refería a los personajes –unos más golpistas que otros-- que formaron parte del derrocamiento del gobierno del MAS-IPSP (10 – 12 de noviembre de 2019) y mientras ese puñado de figuras políticas actuaba furiosamente obsesionada contra Evo Morales, Anabel Angus ya había acumulado casi un millón de seguidores en Instagram.

De regreso a privilegiar su marca distintiva, la del pasatiempos audiovisual, hizo bien Unitel en no intentar hacer algo en contra de quién se había expresado acerca de la estación televisiva con mayor audiencia en gran parte del país. Y digo hizo bien, porque en realidad lo que escribimos desde aquí consistía en alabar la simplista pero eficaz inteligencia de Anabel que es una conductora certificada por su magnetismo y su constancia: En las pantallas de la televisión boliviana abundan las aves de paso, producto de su inconsistencia, mediocridad, y otras debilidades que la hacen, en términos generales, una televisión gelatinosa, sin estilo debidamente definido y sin haber logrado consolidar algún rasgo de tradición comunicacional.

En todo ese espectro, el prorroguismo de Angus en la red, propiedad de la familia Monasterio, resulta, a diferencia de la función pública o de los cargos producto de la voluntad popular, la muy buena excepción que confirma la regla. Había comenzado conduciendo programas infanto juveniles (“Unitoons”), para luego pasar a ser la presentadora de las noticias que generaba la escuálida farándula cruceña y el espectáculo internacional en el espacio noticioso matinal y consolidarse como conductora principal de “Calle 7”, programa de competencia con equipos rojo y amarillo que debían desplegar destrezas y resistencia física,  y hoy día es la maestra de ceremonias de “Master chef”, un programa con marca internacional, en el que durante esta temporada, están para cocinar personajes que en Bolivia son considerados famosos, pero sobre todo famosas.

El formato de “Master chef”, puesto en escena con una cuidada factura visual, tiene a tres chefs (Coral Ayoroa, Marcos Gonzáles, Marko Bonifaz) que evalúan los correteos de los concursantes que en cada capítulo deben utilizar su creatividad culinaria para hacer de los platos terminados, un pequeño tributo al buen gusto capaz de abrir el apetito. Entre la mirada expresiva y la carcajada tímida de Desiree Durán y la fuerte personalidad de Justa Canaviri, la primera, finalista del Miss Universo 2006, la segunda, por muchos años conductora de un programa de entretenimiento de Bolivia TV, encontramos a la Bolivia moderna y a la Bolivia ancestral, compitiendo-compartiendo afanes por quién cocina mejor. Desiree es cruceña de sencilla procedencia citadina, Justa es chola paceña originariamente aymara y cuando entablan contacto visual con Anabel se produce un clic que solamente es posible a través de esa expresividad femenina con potencia para poner al aire las emociones con altibajos que genera este show en el que los concursantes están siempre ansiosos por escuchar las devoluciones de los chefs, sentencias que pueden conducir al siguiente peldaño camino al cielo o los que llevan a la irrermediable eliminación.

La estimulación al tiempo libre televisivo nos dice que no serán las candidatas a senadoras y diputadas que circulan en programas y redes sociales para decir cuán estupendas son y por qué, con todas sus aptitudes, deberían llegar a la Asamblea Legislativa Plurinacional.  No serán, no son ellas las tipas de la película, que para el caso signfica las protagonistas que estimulan el imaginario colectivo. Para el imaginario popular, apuesto doble contra sencillo, que las protagonistas de las aspiraciones de la gente que en algún momento de la noche miran TV, son Anabel Angus, Desiree Durán y Justa Canaviri, con Anabel encabezando la tabla de posiciones de las conductoras televisivas, con veinticinco años contínuos en la misma pantalla, mérito inusual en la evaporítica televisión boliviana.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 26 de julio

 

Sonia

 

Un policía corrupto, un narcotaficante o algún vocero evista coincidieron en apodar como Sonia a Eduardo Del Castillo, cuando ejercía el cargo de Ministro de Gobierno. En una astuta decisión de invertir el sentido irónico del sobrenombre, hoy Sonia (Somos Opción Nacional con Ideas Auténticas) está puesto en gorras de campaña electoral del candidato presidencial del MAS-IPSP, el único cruceño y el más joven en la papeleta electoral que marcaremos este 17 de agosto de 2025.

El año 2022, Carlos Romero le dijo a este periodista que Del Castillo estaba metido con los narcos. Que tenía palos blancos dedicados a comprar inmuebles en Santa Cruz de la Sierra con los dineros que había obtenido de su participación en el negocio y que tenía pruebas al respecto. Romero me lo dijo en dos oportunidades y a continuación, nada. Nunca mostró las supuestas “pruebas” del involucramiento del entonces Ministro en el tráfico de drogas. A continuación Romero y otros autores del evismo formaron parte del equipo saboteador al gobierno de Arce con furia y resentimiento. Hoy día, el mismísimo Romero, seguramente cansado del sinsentido en el que se embarcó, dice que ya no quiere estar peleando contra quienes hoy son enemigos y antes eran compañeros y como no quiere se parte de esa contienda, se retira del escenario, que no le interesa ser candidato.

El 09 de septiembre de 2023, en esta misma columna, publicamos “Del Castillo – Andrónico 2030” a propósito de afirmaciones hechas por Evo Morales en radio Kawsachun Coca en sentido de que este binomio se impondría después de repetir para 2025 el binomio Arce – Choquehuanca. En aquella columna escribí: “ Mientras Andrónico andaba en la formalidad de una conferencia de prensa ofrecida desde el recinto institucional de la Cámara Alta (para desmentir la versión de Evo Morales), Eduardo del Castillo ni se mosqueó con la nueva declaración del jefe de su partido, por el que saliera a trenzarse a puñetes y patadas con “pititas”, policías y militares en noviembre de 2019, cuando trabajaba junto a Adriana Salvatierra en la Asamblea Legislativa Plurinacional y formaban parte de Columna Sur, facción masista de juventudes de Santa Cruz. El gobierno de Evo se desmoronaba, pero Del Castillo y muchos más de su generación estaban ahí defendiendo la legitimidad presidencial y la idea de que concluyera su mandato en enero de 2020.”

En esa misma columna de hace dos años preanunciamos lo siguiente: “Eduardo Del Castillo instruyó investigar a fondo la corruptela instalada por su antecesor Arturo Murillo, que en tiempos de Jeanine era quien cortaba el bacalao. Este mismo “niño Ministro”, así apodado por el hijo de un fascista de la dictadura de Banzer, que se cargó a Jeanine, Camacho, y Pumari, intervino decisivamente en el apresamiento de un individuo llamado Misael Nallar, a quien se lo vincula con el clan Lima Lobo y se lo acusa de legitimación de ganancias ilícitas. Pero la historia no acaba ahí, porque éste al que el exministro Carlos Romero amenazaba con “mostrar pruebas de su vinculación con el narco”, continuó su camino airoso porque las denuncias del exministro de Gobierno de Evo Morales nunca pasaron de la amenaza y el exhibicionismo mediático, mientras Del Castillo comenzaba a desmontar con la Policía Boliviana el aparato exportador de cocaína instalado por un tal Sebastián Marset, ciudadano uruguayo a quien facilitaron identificaciones falsas, algunas autoridades bolivianas en 2018. Con este panorama, si finalmente el “niño Ministro” llegara a capturar a Marset, podría finalmente, sin proponérselo, darle la razón a Evo para convertirse en algún momento en candidato a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia”.

Ya se sabe que Del Castillo estuvo a un pelo de capturar a Marset, pero no lo logró, aunque si pudo, en coordinación con sus pares de Paraguay, Uruguay y Brasil, poner en evidencia y lesionar severamente al aparato transportador de cocaína hacia Europa  del narcotraficante uruguayo, dejando al descubierto a la organización criminal dedicada al narcotráfico mejor estructurada en Sudamérica, atrapando a varios criminales metidos en el negocio, algunos de los cuales eran posteriormente liberados por muy característicos jueces corruptos del sistema judicial boliviano.

Eduardo Del Castillo es hoy día, como lo vislumbraramos hace dos años, candidato a la Presidencia, no para 2030, sino para ya mismo, para las elecciones a realizarse en algo más de un mes. A quienes me calumniaron a lo largo de estos años, tratándome de mercenario o que vendo mi pluma al mejor postor,  a toda esa manga de resentidos que mascullan sus frustraciones hasta la etenidad, estoy para decirles que como hago desde el año 2002, mi voto será para el binomio del MAS-IPSP. Que votaré por Del Castillo-Berna consecuente con mi convicción sobre la necesidad de profundizar la construcción de nuestro Estado Plurinacional, de conectar, de una vez por todas, la nación cívica con la nación étnica.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 12 de julio

Segundón envilecido (A propósito del liderazgo carismático latinoamericano)

 

En una entusiasta adscripción al modelo político personalista caracterizado por el liderazgo carismático, Alvaro García Linera ha publicado en en su muy particular estilo envolvente (Página 12, 29 de junio de 2025), de que está hecho en América Latina ese tipo de liderazgo. En su texto, García Linera enfatiza las virtudes, en una suerte de romantización de esos personajes de nuestra vida pública por los que sus seguidores-adoradores son capaces hasta de ofrendar sus vidas. De hecho así ha sucedido en 2019, en Sacaba y Senkata, mientras el líder carismático de Isallawi-Orinoca, volaba hacia el asilo político que el presidente Andrés Manuel López Obrador le había ofrecido desde el Zócalo.

Exacerbadas las ventajas que da a una nación y a una sociedad el contar con líderes carismáticos cuando estos son progresistas, en “momentos carismáticos” muy precisos, en el texto no se encuentra en la misma proporción, disección alguna acerca de los peligros y  las consecuencias devastadoras a las que se puede llegar cuando el líder circunstancial alentado por grupos palaciegos que ensalzan y envanecen, se dispone a pretender convertirse en líder perpetuo transgrediendo ciclos espacio temporales por considerar que estos debieran tener carácter vitalicio, se diría en el Club de Leones o en el Rotary, o condición eterna, se diría en las iglesias a las que se acude al encuentro con el Señor Jesucristo o Alá.

García Linera, textual: “La mayor complejidad surge cuando el líder carismático busca regresar a funciones gubernamentales directas después que el momento carismático ha concluido. Un riesgo es hacerlo repitiendo las propuestas que años atrás fueron efectivas para afrontar la crisis y que, ahora, resultan insuficientes para abordar los nuevos problemas sociales. Ese resultado será una autodegradación y colapso de la influencia política carismática por la irresolución de las demandas populares. Otro escollo podrá venir del propio grupo de seguidores que exigen su oportunidad de estar en el gobierno y que, desde el Estado, rompen con el líder que los levantó y, mediante manipulaciones legales, la proscriben electoralmente, como en Ecuador y Bolivia. Estos segundones envilecidos, finalmente se ahogarán en desastrosas gestiones gubernamentales, pero habrán desprestigiado al bloque nacional-popular y llevado a que se comprima alrededor del líder carismático; intensa pero ya no mayoritaria ni hegemónica; sin iniciativa histórica y anclada en la defensa de lo hecho anteriormente.”

Para el caso particular boliviano, en nombre del compromiso con la historia y contra el falseamiento de los datos, hay que subrayar, y con lápiz carbón, que para Evo Morales Ayma (EMA), su “momento carismático” jamás concluyó y continúa sostenido sobre una cada vez más debilitado, pero existente, culto a la personalidad.

Examinemos a continuación el “otro escollo del grupo de seguidores que exigen su oportunidad de  estar en el gobierno y que desde el Estado, rompen con el líder que los levantó y, mediante manipulaciones legales, la proscriben electoralmente/…/Estos segundones envilecidos (lease Lenín Moreno y Luis Arce) finalmente se ahogarán en desastrosas gestiones gubernamentales.” Sobre esta afirmación es pertinente una corrección para el caso boliviano: Luis Arce, que sepamos, no exigió nada. Fue EMA quién con su indiscutible dedazo lo hizo candidato, precisamente porque ejerciendo a toda máquina su liderazgo carismático, sus entrañas le decían que ni por asomo debía admitir que otro indígena podría reemplazarlo en la presidencia y fue por este motivo que David Choquehuanca fue relegado a la candidatura vicepresidencial a pesar de que las decisiones colectivas de las organizaciones sociales lo  habían proclamado, y Arce fue el candidato producto de la decisión del jefazo. Para decirlo claro y conciso: No fue Arce el que pidió ser candidato, fue Evo el que vió en su perfil, el argumento para evitar el riesgo que suponía que indígena ex Canciller relevara a indígena líder carismático.

Segunda precisión: No fue que desde el gobierno de Arce se rompió con el líder carismático. Fue EMA que se desvinculó después que con talante invasivo, con la  autoridad que habilita su liderazgo, decidió inmiscuirse en decisiones administrativo gubernamentales que no le competían y a partir del momento en que Arce marcó territorio, dio inicio a una inmisericorde arremetida que comenzó con el no cumplimiento del artículo 13 del estatuto del MAS-IPSP (consenso entre cúpula partidaria y  Pacto de Unidad) para llevar adelante un Congreso de renovación de la directiva, continuó con el rompimiento de la bancada parlamentaria dejando al oficialismo en minoría para la toma de decisiones (aprobación de créditos, por ejemplo) y remató con una marcha y un bloqueo de caminos que buscaban el derrocamiento del presidente Arce para provocar el adelantamiento de elecciones. En síntesis: Fue el líder carismático el que comenzó a desordenar el jardín para convertirlo en un erial en el que por mucho tiempo se podrán observar los efectos de la autodestrucción, producto del rompimiento de la unidad partidaria, promovida, en primer lugar, por el mismo y en segundo por ese puñado de adulones fundamentalistas que van tras suyo ciegamente.

EMA ha sido víctima de su propio liderazgo carismático, sobre el que sigue montado. En mi investigación periodística “Sabotaje al gobierno de Luis Arce/ Hasta aquí llegamos Evo” (febrero 2025) , con solo apelar a la recopilación de información pública, se demuestra en 24 escenarios, que EMA hace funcionar su cerebelo como si nunca hubiera dejado de ser Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Conclusión: El idolatrado y último líder carismático boliviano ha sido victimador, no víctima, de todo cuanto su poder le ha permitido satisfacer a su delirante voluntarismo, desde relaciones personales con menores de edad a las que alienta a jugar al fútbol hasta hacer picadillo su propio instrumento, el Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP), sin advertir que esto implicaba algo así como una autocastración política.

Debido al ejercicio del liderazgo carismático, para el caso, basado también en el síndrome de la eterna juventud, EMA es responsable en primera  fila de la agudización de la crisis multifactorial que vive hoy Bolivia: Crisis política, crisis institucional, crisis de la administración de justicia y en los dos últimos años, crisis económica. Si su tarea se hubiera concebido desde el acompañamiento, como hace López Obrador con Claudia Sheinbaum en México, probablemente hoy, asunto de imposible comprobación, García Linera no estaría tachando a Luis Arce de “segundón envilecido” que por cierto, a estas alturas, a tres meses de la finalización de su gestión, ha tenido que ejercer una presidencia desgraciada, producto de los nocivos efectos de los que se ha llevado la peor parte, a los que conduce el liderazgo carismático, cuando este se asienta en la obsesión personalista y contradice la cosmovisión comunitaria sobre la circulación en el poder a partir de un sujeto colectivo, para el caso boliviano, indígena originario campesino.



Originalmente publicado en el Animal Político de La Razón el 5 de julio

 

sábado, 28 de junio de 2025

¿Étnicos o cívicos?

 

Las campañas electorales resultan escuálidas para quienes se toman en serio la línea de tiempo colonial, republicana y plurinacional. Cien días carajo. Un día carajo. Ni un día, ahora mismo. Se farrearon la plata de las empanadas, es decir, del gas. Quieren que seamos como Venezuela y Cuba. El modelo económico ha fracasado (firmado, Andrónico Rodríguez). Evo será candidato si o si, de lo contrario no habrán elecciones…¿De verdad creen que con este tipo de expresiones, con este coyunturalismo barato, se resolverán los problemas del país que tiene históricamente irresuelto el choque entre nación cívica y nación étnica? (“Rescoldos del pasado, Conflictos culturales en sociedades postcoloniales”, Javier Sanjinés, PIEB, 2009).

Impuesto el nuevo tiempo cotidiano a través de las redes socio-digitales, vivimos/soportamos la dictadura del aquí y ahora, prescindiendo del antes, del ayer, del pasado como acumulación de memoria, sentido comunitario e identidad. Todos los candidatos  están en el juego, llevados de las narices por la oligarquía tecnológica, incluidos aquellos que se precian de ser antiimperialistas hasta el tuétano, pero que usan las redes imperiales para hacer de las noticias falsas la narrativa que les permite sostenerse en el debate político.

Ese lugar común que dice que lo importante siempre queda pospuesto por lo urgente es en el que hoy día navegamos hacia el 17 de agosto de 2025. Todos, absolutamente todos los candidatos, neoliberales y nacional populares coinciden en que sin la asistencia del crédito internacional no habrá manera de controlar la economía, inyectando dólares al mercado, estabilizando los precios de la canasta básica de alimentos y regularizando  la provisión de combustible que permita recuperar la normalidad que permite el contar con diésel y gasolina, necesarios para un considerable espectro de las actividades productivas.

Las fórmulas para remontar este momento adverso de la economía nacional borran fronteras ideológicas. Unos acudirían al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, los otros persistirían en que los grandes negocios pasan por tratar con China y Rusia, que no se meten en listas de comandantes y ministros, en tanto su pragmatismo no pasa por el intervencionismo en los asuntos internos de países dependientes como el nuestro. Esto significa que quedará otra vez pospuesta la discusión estructural de por qué no podremos tener otra cosa que estas dos bolivias a las que el ya citado Sanjinés caracteriza de la siguiente manera: “Las concepciones de nación cívica  y de nación étnica deben ser consideradas como dimensiones problemáticas de un mismo fenómeno: la construcción del Estado-nación. La búsqueda de una ecuación entre ambas nociones, entre, por una parte la nación como una comunidad política de ciudadanos, y, por otra la nación como una mezcla de culturas, fue en el pasado y sigue siendo hoy, una lucha constante en el imaginario político de las sociedades latinoamericanas."

Lo cívico, tal como lo señala la práctica del Comité Pro Santa Cruz es negación de lo diverso y potente expresión racializadora, mientras que lo étnico trae lo ancestral, lo originario, como marca del pasado-presente que se transfiguran en un solo tiempo: Aymaras, quechuas, guaraníes y todos los pueblos indígenas desde el antes, desde siempre y con marca distintiva en el ahora debido a la constitucionalización de esa “mezcla de culturas” a la que se refiere Sanjinés y que se traduce en la puesta en vigencia del Estado Plurinacional.

En otras palabras,  este asunto hace a la esencia de los orígenes de lo boliviano, antes y después de la fundación republicana, y fueron el MNR el siglo pasado (Revolución de 1952) y el MAS-IPSP en sus dos primeras gestiones gubernamentales, las únicas dos expresiones políticas en nuestra historia que se tomaron en serio la reorganización de la sociedad desde la mestización de lo indígena (campesinos) y desde la inclusión a la ciudadanía desde lo originario campesino con resultados que a ojos vista resultan inacabados, imperfectos y que mantienen dicha cuestión nacional medular en la suspensión contínua de su tratamiento. El político que no quiera entender que Bolivia es un país de indios, nunca entenderá la esencia identitaria del país, y como consecuencia, seguirá funcionando con la insuficiente lógica de la receta economicista.

El Estado Plurinacional es un proceso inacabado y un proyecto político interrumpido por la división y la autodestrucción, crisis que por supuesto los agentes del capital transnacional culturalmente uniformizante están aprovechando para recuperar el poder estatal que perdieron hace ya más de dos décadas.

Si los muy poco letrados políticos bolivianos y varios de ellos, enemigos del pensamiento y de la memoria, leyeran “El espejismo del mestizaje” (2004) y el ya citado “Rescoldos del pasado” de Javier Sanjinés, profesor asociado de Literatura Latinoamericana y de Estudios Culturales en la Universidad de Michigan, EE.UU. podrían comenzar a salir del estado de ignorancia sobre su propio país en el que deambulan desde hace por lo menos cuatro dècadas.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 28 de junio

miércoles, 25 de junio de 2025

La película que no será


 

En lugar de endilgarles la culpa a los que menos culpa tienen, los operadores del evismo, del androniquismo y del evismo-androniquismo podrían comenzar por hacer un mea culpa acerca del desastre nacional al que nos ha conducido el caudillo de Isallavi-Orinoca, dejando por un minuto en la antesala del psicoanalista los atuendos de sacerdotes y sacerdotisas de esa iglesia fundamentalista instalada en los dominios chapareños y desde la que se vienen urdiendo marchas, bloqueos, amenazas, ultimátums y noticias falsas de todos los tamaños.

Los caminos por los que ha decidido transitar Evo Morales desde que decidiera quebrar la bancada masista en la Asamblea Legislativa Plurinacional (septiembre, 2022), nos llevan por rutas y estados de ánimo de diversa sintomatología, todas ellas de consecuencias nefastas. En primer lugar, a quienes creímos en el y votamos desde 2002 para que fuera presidente, nos produce lástima y decepción desde que apostó por la enajenación de convertirse en presidente vitalicio. A continuación nos provoca indignación porque entre las cosas que dice a diario desde su guarida de Kawsachun Coca y las que verificamos en la realidad, hay un basural de diagnósticos delirantes, burdas mentiras y acusaciones en forma de calumnias e injurias.  Finalmente, las últimas acciones decididas por su maltrecha figura que va desde la debilidad por las menores de edad hasta la demagogia más grosera, nos generan impotencia: Jovencitas abusadas y silenciadas con la maquinaria del poder y policías asesinados en Llallagua que fueron enviados para reestablecer el orden y la calma en plan de superar el bandidaje a sueldo promovido para generar el caos suficiente que precipite la renuncia del presidente Arce y del vicepresidente Choquehuanca.

Esta horrible película en formas de pesadillas varias pudo haber sido otra si Evo hubiera aceptado las reglas y estilo de juego que pretendía Luis Arce para su presidencia. Si en lugar de boicotearlo desde el primer día de campaña electoral y desde el primer día de su gobierno, hubiera aceptado su rol de conductor del MAS-IPSP superando las obsesiones a las que lleva creerse lo que uno ya no es ni puede ser: Evo se hizo presidente imaginario desde el 8 de noviembre de 2020 y así comenzó la caída libre. Quitado Choquehuanca del camino –un indio por otro indio suponía el acabose político de Evo-- , si a Arce le iba medianamente bien como le fue en el combate al Covid-19, Evo hubiera tenido que olvidarse de pensar en el retorno a la silla y como tal cosa era inconcebible, puso a funcionar a su puñado de tirasacos para que lo ayudaran a sabotear al gobierno que el mismo había gestado, hasta que quedara hecho astillas.

Evo hizo de Andrónico un obediente operador que desde la presidencia del Senado cumplió con las instrucciones de sabotear al Ejecutivo y hoy día, como buen aprendiz de demagogo culpa al gobierno por la crisis económica, se estrella contra el presidente Arce cada que lo considera necesario achacándole todos los males que padece el país, cuando el inicio del desmoronamiento de la estructura política nacional popular fue decidido por su jefe eterno para a continuación culpar al presidente saliente por la crisis multifactorial de carestía de combustibles, encarecimento del costo de vida y desaparición del dólar de los mercados nacionales.

La película deseada para la fase 2020-2025 pasaba por facilitarle la vida a Arce para que pudiera encarar sin obstáculos y con fortaleza política la mano pesada que se nos venía encima. Solamente con abstenerse de pretender meterle mano al gabinete ministerial y de no dar directrices invasivas para el funcionamiento del Ejecutivo, Evo se habría situado en posición de liderazgo acompañante y de solidaridad ante la cruda realidad de la duplicación de los precios de la canasta de alimentos y la subida del dólar de 6.96 a 15, 17 y hasta 20 bolivianos. Si así se hubiera procedido, el MAS-IPSP seguiría siendo uno solo y batallando en unidad y fortaleza contra la crisis y evitando el acrecentamiento de expectativas de retorno de cualquiera de los candidatos de la derecha de los que hasta ahora no se conoce una aggiornada visión de país que ha cambiado con la incorporación de las clases subalternas y los pueblos originarios a la vida ciudadana de Bolivia.

Evo no quiso esa película. Se deshizo de Eva Copa y esta le contestó con un triunfo de sesenta y pico por ciento de votos para ganar la Alcaldía de El Alto. Atacó a Del Castillo con esa misma mala onda y sin fundamentos, y este hizo tabla rasa para acabar con las mini unidades de negocios narcotraficantes en el Chapare logrando records que superan largamente los números obtenidos por sus antecesores. Y en lugar de dejarlo volar sólo, sujetó a Andrónico de los cojones para que nunca pudiera ser el mismo y no más muñeco de ventrílocuo. De esta manera, Evo trituró el instrumento político que con tanto sacrificio se construyó en casi tres décadas. Eso sí, a todos lo que creímos en el nos amenazan por las calles y plazas del conservadurismo llamandonos masistas de mierda.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 14 de junio 

Ídolo de barro

 

El año pasado le pregunté a un académico cochabambino a través de un audio de whatsapp si sabía quién había promocionado un viaje de Andrónico Rodríguez a Colombia, considerando que en calidad de asesor del Presidente del Senado, seguramente tenía claridad y precisión sobre el asunto. La respuesta que me dió tenía forma de pregunta: “¿Qué has estado fumando?”.  De esta manera me quiso decir que de asesor de Andrónico no tenía nada, y mi replica fue terminante en sentido de que nada más le estaba haciendo una pregunta periodística. Para fines de contextualización, el académico en cuestión si fuma, vicio universitario que felizmente dejé atrás hace cuarenta años.

Resulta que hace unos días, recibí la información de que el fumatérico investigador encabeza un grupículo que podría denominarse “Los adoradores de Andrónico” que suena más como nombre de una banda musical que forma parte del Alba carnavalera de Oruro. Pues bien, este grupo de profesores, asesores o como quieran llamarse, que probablemente se reúnen en alguna sajra hora para elucubrar acerca de las tareas del nuevo predestinado, ha decidido convertir en Dios al también Vicepresidente de las seis federaciones de campesinos cocaleros del Chapare, al que parece haberse inducido a buscar una carrera presidencial cual si fuera el ídolo del sueño del rey Nabucodonosor sobre una estatua gigante con cabeza de oro, torso de plata, caderas de bronce, piernas de hierro y pies de barro cocido.  Andrónico, según estos idolatras, podría tener una cabeza dorada, pero en lo que todavía no parecen haberse fijado es que efectivamente tiene unos piececitos hechos de adobe de mala calidad, en tanto los pasos que ha dado hasta ahora para buscar la candidatura presidencial se han caracterizado por la incoherencia y la improvisación.

Una o dos encuestas que lo situaban en el primer lugar de las preferencias electorales realizadas en el primer trimestre del año, inflamaron la testa de Rodríguez que brega por tener personalidad definida, pero que lleva un marca pasos que le hace funcionar el corazón evista. Entre querer ser el mismo y batallar por no ser tachado de traidor, Andrónico es un androniquista-evista o un evista-androniquiano, es decir un artefacto político perjudicado por esa mal entendida lealtad que lo llevó a pactar con la derecha para continuar como presidente del Senado (2024 – 2025) y ejecutar implacablemente el bloqueo de créditos (1800 millones de dólares dormidos en la Asamblea) y el sabotaje contra el gobierno de Luis Arce, para finalmente llegar a decir su única frase resonante: “Este modelo económico ha fracasado”.

Lo que no dice hasta ahora Andrónico es en que consiste el ideario político que sustenta su lanzamiento. Por qué cree un deber, ser candidato presidencial. Con que estructura partidaria cuenta. Cuál podría ser su programa de gobierno. Quiénes lo acompañarían en su desafío para contar con una bancada parlamentaria sólida, resistente y proactiva. Lo que sí ha mostrado el hasta ahora proyecto de candidato es falta de  sentido de previsión al lanzarse a los brazos del Movimiento Tercer Sistema (MTS) de Félix Patzi, a pesar de haber sido prevenido de que la sigla confrontaría problemas debido a las arbitrariedades y abusos de tufo patriarcal cometidos por el ex ministro de Educación y ex gobernador de La Paz. Dicho y hecho, el partido de Patzi ha quedado fuera de la carrera electoral y ha dejado a Andrónico a la intemperie que ahora va en busca del zigzagueante Johny Fernández que ya ha afirmado que se tomará su tiempo para decidir que hará con su UCS…hasta julio!

 “Cuidado con hacer de Andrónico otro caudillo” (8 de febrero de 2025) escribí en esta columna. Y le metieron nomás. Al más puro estilo. Le dicen que está elevado a unas alturas desde las que no tiene por qué descender para hablar con el común de los mortales, mientras émulos de Elon Musk le auguran convertirse en la mejor oposición de izquierda y el continúa emperrado en que el “arcismo” ha llevado al país hacia este momento crítico, cuando el mismo se convirtió en parte del problema al sabotear al gobierno nacido de su misma entraña partidaria y al persistir en convertirse en un mini Dios que ama y teme al Dios mayor, pero que como no puede ser candidato (no tiene sigla y está inhabilitado), le toca a el tomar una posta que nadie le entregó.

Los politólogos de TV, esos que abrazan la exposición pública por sobre todas las cosas, y algunos otros que se autodefinen como “intelectuales de izquierda” han hecho de Andrónico Rodríguez un empaque político de diseño llamativo, digamos una atractiva cáscara fabricada desde el marketing y las encuestas,  pero que vistas las cosas hasta aquí, no es nada más que el resultado de una engañosa estrategia desde la que se ofrece humo en cajitas de fósforos. Andrónico, que sepamos, no ha dejado de ser militante del MAS-IPSP, es precandidato no se sabe de qué partido y ha sellado con su errática conducta la división del bloque popular. ¿Qué has estado fumando? podría preguntarle su asesor mayor.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 30 de mayo

 

Martes 13

Estaba a una semana de cumplir noventa años, pero su energía fue tan extraordinaria que le cambió el sentido supersticioso al martes 13 para dejar de respirar por la tarde de este día como nos lo había anticipado hace algunos meses. El Pepe Mujica ha tenido una vida tan extraordinaria y tan abrazadora de la humanidad que hasta parece habernos advertido que así lo haría, que se moriría el día de la mala suerte, para convertir el momento de su fallecimiento en un día de celebración de todo lo que fue su vida junto a Lucía Topolansky, su compañera de lucha y lecho, con la que compartieron su sencilla casa de campo de Rincón del Cerro, situada en las afueras de Montevideo.

Se ha recibido con serena tristeza la noticia de la partida de este maestro de la vida, de este padre de la esperanza vital, de este comunista bueno y lúcido como ninguno en América Latina, que certifica que el comunismo pudo haber sido distorsionado por la enajenación a la que puede conducir el ejercicio del poder, pero que comunistas como este Pepe Mujica nos recuerdan que pensar la vida como la comunidad humana que debiéramos ser, nos hace personas de entrañas con alma, personas que militamos en la diversidad de  tiempos y pueblos, aquellos milenarios que nos trajeron hasta aquí, y aquellos otros que se reinventan en la vorágine de la contemporaneidad.

Ha partido este uruguayo del mundo, pero no se ira de ese infinito Nosotros desde el que alguna vez pensamos  que cuando fueramos grandes debiéramos ser como el Pepe Mujica. Para decirlo en el sentido argentino del término, muchos ya estamos grandes, de sesentones para arriba y en estas nuestras edades hechas de memorias persistentes de sensibilidad, recordaremos escuchando una y otra vez a este que se convirtió en gran influencer de las redes sociodigitales con su palabra cargada de una filosofía de la cotidianidad para comprender el sentido de lo humano.

Ese mismo martes 13, como si se tratara de un homenaje subliminal a Mujica en el día de su partida, Luis Arce Catacora, en horas de la noche, informaba que había decidido declinar a su repostulación a la Presidencia para las elecciones previstas para este 17 de agosto de 2025. Invocó a la unidad como tantas veces lo hiciera Fidel Castro defendiendo la revolución cubana y su “sentido de momento histórico”. Ya lo había hecho David Choquehuanca en 2020, bajándose de una candidatura pedida por las organizaciones sociales, cediendo el paso al  propio Arce, en aras de la preservación del MAS-IPSP como fuerza política monolítica del bloque popular y ahora le tocaba al presidente-candidato que mayor cantidad de votos obtuvo en la historia electoral de Bolivia (3 millones 393.978 mil bolivianas y bolivianos votaron por el).

Arce se bajó de la candidatura el día de la partida del Pepe y sus casi cinco años en el ejercicio  presidencial nos recordaron esa otra cara de la condición humana, esa repleta de obsesiones personalistas, odio incontenible, calumnias por doquier y otras bajezas que tomaron forma de sabotaje persistente contra una gestión gubernamental asediada por los delirios de Evo y la obsecuencia evista que un día decidió convertir al que hizo candidato en su principal enemigo, en el espectro de sus pesadillas, en la personificación de la traición, en el blanco perfecto para, incluso, cerrar acuerdos con los partidos de la derecha en la Asamblea Legislativa Plurinacional. A propósito de esto el Pepe Mujica fue terminante el 29 de noviembre de 2024: “En la vida hay un tiempo para llegar y otro tiempo para irse (...) Lo de Evo es inconcebible”.

Arce ha optado por una dificilísima decisión que se explica con una frase alguna vez pronunciada por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan: “La democracia es un tranvía, cuando llegas a tu parada, te bajas.” Pues bien, Arce decidió bajarse luego de haber soportado cinco años de sabotaje a partir del rompimiento de la gobernabilidad que desde la Asamblea Legislativa decidieron senadores y diputados alineados con el evismo y que dió lugar a una gestión diariamente boicoteada, envilecida por los peores instintos que convertían al ex compañero en enemigo irreconciliable. Con esta decisión, Arce ha demostrado que jamás le interesó que se gestara el arcismo en el MAS-IPSP, que estaba muy lejos de su horizonte de vida pretender un culto a la personalidad con el que comenzó a destrozarse al instrumento político del bloque popular, erigiendo a Evo en deidad.

Hay evismo alentado por un puñado de fundamentalistas, no hay arcismo y ojalá que no haya androniquismo y que comience a discutirse en profundidad la necesidad de  eliminar de la estructura jurídico constitucional la reelección, estableciendosé una sola gestión para cualquiera que llegue a la Presidencia como hizo el Pepe Mujica que con un solo mandato (2010-2015) como presidente del Uruguay, tuvo suficiente tiempo para incidir con su palabra orientadora que trascendió fronteras: Un presidente puede optar por el camino de intentar seguir influyendo buenamente en su país y más allá, considerando que por su finitud, el ser humano está hecho de entradas y salidas mientras habite los tiempos y espacios de esta vida.  

 



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 16 de mayo

lunes, 12 de mayo de 2025

El tercer hombre

 

Cuando comenzaba la marcha decidida por Evo Morales contra el gobierno de Luis Arce (“Para salvar a Bolivia”), el hasta entonces presidente del MAS-IPSP, señaló a Andrónico Rodríguez como al tercer hombre del Estado. Estaba diciendo, entre líneas, que como Arce-Choquehuanca habían fracasado y traicionado al pueblo, el presidente del Senado estaba ahí, en la línea de sucesión constitucional y que sus tareas debían enfilar hacia el acortamiento del mandato del que fuera señalado como elegido por el jefazo para la candidatura el año 2020, que derivó en un indiscutible triunfo con el 55.10 por ciento de los votos.

Era 17 de septiembre (2024) y el segundo día de la marcha cuando Evo levantó la bandera a cuadros a Andrónico, marcha que finalmente fracasaría con su llegada a una pasarela de la autopista La Paz-El Alto, próxima a la avenida Montes, en la que se dieron cita apenas tres mil personas, de las cuales, las más descontroladas, no tuvieron mejor idea que cometer destrozos contra una escuela dependiente de la Fuerza Naval, mientras Evo, terminado el acto de cierre, dió media vuelta para regresar al Chapare.

El señalamiento hecho por Morales acerca de la jerarquía y “la misión” que le esperaba a Andrónico, provocó que el mandamás del Senado y Vicepresidente de la Coordinadora de las seis federaciones de campesinos cocaleros, desapareciera de la carretera y que  hasta el día de hoy, sus encuentros con Evo se hicieran esporádicos y excepcionales. Sus penúltimas intervenciones públicas sirvieron para ratificar lealtad en sentido de que el único candidato del MAS-IPSP era Evo Morales.(Sus últimas intervenciones, lo exhiben proclamado como precandidato para las elecciones del 17 de agosto).

Ese era el momento para que Andrónico diera un golpe sobre la mesa para interpelar al jefe de su partido y al Presidente del Estado diciéndoles que había llegado el momento de sentarse y discutir en profundidad las consecuencias que podía traer una fractura irrerversible en el MAS-IPSP. Hubiera significado que el “tercer hombre” estaba en condiciones de dar vuelta al sentido de la misión golpista a la que Evo quería forzarlo, para convertirla en la gran oportunidad de igualarse en musculatura política al jefazo y al Presidente y más todavía, podía haber por lo menos intentado inventar el escenario indispensable para gestar un genuino congreso ajustado al artículo 13 del estatuto que decía que la cúpula partidaria debía concertar los contenidos del mismo con las organizaciones representadas por el Pacto de Unidad.

Hasta ese momento la lealtad al jefazo había sido privilegiada por Andrónico que no dudó en cerrar un acuerdo con Comunidad Ciudadana y Creemos para reelegirse como cabeza del Senado, cuando el contexto parlamentario quedaba caracterizado por haber destrozado la gobernabilidad de la gestión de Arce y acometer un sistemático sabotaje, sobre todo, con la no aprobación de créditos internacionales en momentos en que el país comenzaba a padecer dificultades por iliquidez para el pago de importación de carburantes y de prácticamente la desaparición del dólar de la economía nacional. A continuación, el joven cocalero fue más allá, afirmando en un foro realizado en febrero de este año en Santa Cruz de la Sierra, que el modelo económico había fracasado, igualando así, la crítica contra el gobierno de su propio partido a las que hacen por lo menos hace quince años, personajes de las oposiciones de derecha como Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga.

De esta manera, el tercer hombre de Evo se ha convertido en el tercer candidato posible del llamado Bloque Popular. Entre viajes programados fuera del país (Colombia, España, Paraguay, Marruecos) y proclamaciones “espontáneas” activadas por ex masistas y ex evistas (Mario Cronenbold, Jessica Jordan), Andrónico ni se brinda ni se excusa, y es que el no brindarse ni excusarse define su estilo ambiguo, indeterminado, indefinido y culipandero, que según el diccionario de la lengua española significa “evadir una dificultad prevista para no enfrentarla”.

Evo está inhabilitado pero se autodefine candidato, aunque sin sigla partidaria. Arce es el candidato a la reelección de un MAS-IPSP fuertemente golpeado por la división que se expresa formalmente en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Andrónico,--que sepamos, todavía militante del MAS-IPSP-- parece que sí, parece que no, sería la opción de salvataje, producto del apantallamiento que han generado dos encuestas realizadas por la derecha que lo sitúan como primera opción ganadora.

En esto anda la que se constituyera en primera gran fuerza política boliviana del siglo XXI con un caudillo obsesionado con el retorno, un presidente víctima de una emboscada sistemática desde que se hiciera candidato, y una figura de nueva generación que hasta ahora no exhibe necesarias cualidades de liderazgo y determinación si se trata de ponerse al frente de un proyecto político con vocación de poder.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 03 de mayo   

De regreso a Lima para morír

 

La reina del papel couché, Isabel Preysler, acababa de romper con Mario Vargas Llosa. Había decidido deshacer su noviazgo de revista del corazón –¡Hola!- para terminar ahuyentando las miles de hojas de papel ahuesado en las que descansan las soberbias novelas del escritor peruano. Como recién había pasado  a formar parte del registro de los “ex” de Isabel, no se me ocurrió otra cosa que traer a la memoria una canción de Julio Iglesias, el primero de los cuatro célebres ex de esta señora filipina, reportera estrella de reinas, príncipes, casas reales y otros lugares de diseño en los que el lujo es más importante, por supuesto, que la fiesta de un chivo, donde se puede leer la historia ficcionada de un dictador centroamericano, narrada con la rigurosidad y la maestría del escritor arequipeño.

Julio Iglesias no sospechaba en 1987 cuando se publicó este su disco, que terminaría cantándonle “Un hombre solo” sin querer queriendo nada menos que al úlitmo novio de la madre de sus hijos, entre los que figura como primogenito otro cantamañanas igual que el, de nombre Enrique, y que ha hecho de la pseudopoética para señoras que juegan al bridge, la marca exitosa traducida en millones de copias vendidas por continentes y mares.

Lo tenía bien merecido Vargas Llosa, por arriesgarse a jugar a chico estupendo a los ochenta y pico años, con una señora de setenta y pico, pero que parece de cincuenta. En el último tramo de su vida, luego de descubierta una dolencia incurable de la que no se ha sabido gracias a la discreción disciplinada de los suyos, retornó al redil familiar limeño, arropado por Patricia, Alvaro, Gonzalo y Morgana.

Dicen que habían celos de por medio. Dicen que eran incompatibles el vaporoso estilo de vida de Isabel, la reportera estrella de ¡Hola! con la disciplina literaria de Mario. Dicen , por lo tanto, que la vida del espectáculo público de alfombra roja es incompatible con la de la cultura, las ideas, los libros, la ficción, la novela. Falso. Vargas Llosa con el egocentrismo propio de su celebridad, creía que todo cabía en un mismo sitio. Alrededor suyo. Que a su tercera edad, era suficiente con que las erecciones fueran novela, cuento o columna de opinión donde exponía sus esquemáticas ideas neoliberales anticomunistas, bañadas de rencores contra su propio pasado como militante del boom literario latinoamericano de los 70-80.

Si de algo se salvó, Vargas Llosa al haber roto con Isabel, es de haber dejado de ser padrastro temporal de Enrique Iglesias, ese joven casado con la relampagueante tenista rusa Ana Kournikova, que ha seguido por el insoportable camino paterno de la balada romántica y nos ha taladrado de manera inmisericorde durante por lo menos dos décadas cuando teníamos que escucharlo por culpa del taxista o el micrero de turno. Desconsolado, el coqueto escritor comentó alguna vez cuando se alojó en casa de su hijastro que “habían muchas canchas de tenis, pero ninguna habitación apta para poder escribir”.

Finalmente, Vargas Llosa no terminó como el hombre sólo de la canción. Fue un entusiasta militante de la revolución cubana para pasar a converso rabioso neoliberal. Estuvo casado con una tía. Estuvo casado con una prima, Patricia, que le reabrió la puerta de la casa familiar para enfrentar su tránsito hacia la muerte: Infidelidad perdonada. Además de sus dos hijos y una hija, ya tenía media docena de nietos. Es Premio Nobel de Literatura. Ingresó por merecimientos en la academia francesa. Fue candidato a la presidencia del Perú y perdió contra un outsider (Alberto Fujimori) de origen cholo japonés, es decir que como político fracasó y cada vez que lo recordaba seguramente sufría de tormentos, y cuando su última pareja le dijo adiós, tuvo que saber, de manera definitiva, que en la vida no todas son victorias del ego, sino que a veces se imponen motivos sentimentales por fuera del control del oficio para escribir, todos los días, en los mismos horarios, con disciplina jesuita.

Hay, sin embargo, un motivo para seguir creyendo en el novelista peruano que dejó este mundo a poco de habe cumplido 89 años y para ello hay que leer Tiempos recios” (2019) que recrea la Guatemala de los años 50 cuando los Estados Unidos usando a la omnipresente CIA auspició a Carlos Castillo Armas para derrocar al gobierno de Jacobo Arbenz. El neoliberal de las columnas de El País de España, queda aquí suspendido por el autor de ficción que se despacha sin concesiones en una descripción de los métodos intervencionistas y tutelares de los gringos en América Latina. Es que el subconciente colectivo es muy poderoso y con esto queda demostrada una afirmación rotunda de Juan Rulfo: “La literatura es una mentira que sirve para decir la verdad” y que el propio Marito enfocaría a partir de su libro de ensayos “La verdad de las mentiras”. Vargas Llosa creyó que escribir dentro la burbuja que le preparó Isabel era posible. Finalmente supo que la cursilería también puede ser literatura y que en la profundidad más recóndita de su alma nunca dejó de habitar un antiimperialista.

(Columna originalmente publicada el 31 de diciembre de 2022 y actualizada debido al fallecimiento del escritor peruano).




Originalmente publicada en la columa Contragolpe de La Razón el 19 de abril

Bolivia: la división del MAS abre la puerta al retorno de la derecha neoliberal

No hay en Bolivia otro animal político más feroz y persistente que Evo Morales. Cuando decidió desmarcarse del gobierno de Luis Arce, atraga...