martes, 16 de diciembre de 2025

Fiestón en la Península de Yucatán

 El día en que perdí la timidez y la parálisis escénica para bailar a eso de mis temblorosos 15 años, pude entender que habíamos llegado al mundo no para molernos en una existencia de productividades, rendimientos y distinciones de “empleado del mes”. Ese día comencé a comprender por qué, muy a pesar de las carencias y la precariedad cotidiana,  desde África nos venían enseñando desde tiempos coloniales que la vida estaba hecha de danza y juego,  no como expresión de la competitividad deportivo comercial, sino como manera de expresar que cuerpo y alma pueden ser una sola cosa si hay con quienes juntarse para celebrar los encuentros de nuestros latidos con selvas, bosques, playas y agradecimiento cotidiano a todo lo que la Pachamama nos provee para estar y ser aquí en la tierra contemplando los mares y los cielos.

El 8 de noviembre de 2025, mientras en Bolivia se ejecutaba ese predecible ceremonial de posesión presidencial, quizo esta hermosa vida que en la Península de Yucatán, en la Riviera Maya, Andrés y Talia nos abrieran las puertas de su diario compartir para un festejo que se ha convertido en el fiestón de mi vida, de esos que uno se niega a que se terminen, de esas celebraciones que se extraña con la idea de que ojalá no se hubiera acabado jamás.

Todo fue fluyendo desde la caminata-pasarela en que acompañé a Andrés tomados de la mano hasta esa especie de altar situado enfrente del Caribe turquesa, las convenciones matrimoniales fueron pulverizadas una a una, con sistemática espontaneidad, comenzando por el inicio de la bailadera con “Cariñito” (Angel Aníbal Rosado, 1979), esa cumbia peruana que dice “lloro por quererte, por amarte y por desearte”, momento a partir del que estábamos asistiendo a esa tarde-noche mágica con amigas, amigos y amigues de 15 nacionalidades y 16 países de residencia, gran parte de ellos brasileños y brasileñas, contando además con un taiwanés, un nigeriano y un ucraniano.

La patria íntima de Andrés obtenida desde sus 17 años es la patria del viaje, la interculturalidad, la patria humana sin fronteras que encuentra algo así como una cúspide en el compromiso que se expresaran en castellano y en inglés con Talia, una entrañable neoyorkina que ha disfrutado del Salar de Uyuni, de la comida del restaurant Popular de la calle Murillo de La Paz y que sabe perfectamente qué significa en nuestro lenguaje “se ha estido”.

Sin curas católicos, con sutiles gestos simbólicos de la tradición judía, Marla y Cecilia, madres de Talia y Andrés dirigiendo la ceremonia, llegó el momento en que me tocaba decir eso que convencionalmente se denomina palabras de circunstancia. Diez minutos antes del desafío , no sabía que iba a decir, hasta que divisé a Samyres y a los chicos y chicas con los que Andrés había compartido la Universidad Federal de Fluminense en Niteroi durante cinco años, y se me abrió el diccionario: Saudade. Diré algo sobre la saudade, esa hermosa palabra en portugués, que no tiene traducción por cómo se escribe y cómo se pronuncia y que en castellano significaría extrañamiento, y “en camba” quiere decir chopole y que se utiliza para expresar la necesidad interior de estar junto a una persona por quién se siente un profundo afecto.   

 A sus cinco tiernos años, Andrés dijo en otro contexto “quiero ser el aire” y así ha sucedido hasta ahora que ha hecho de sus periplos por el planeta, un sentido de vida. Saudade es entonces esa palabra que así como sugiere nostalgia, también significa celebración por los altos vuelos emprendidos por una persona querida hasta la médula. El breve discurso de diez minutos sobre la saudade activó las fibras de estos jóvenes que me dijeron luego, en perfecto portoñol, qué habían sentido cuando llegué a decir que no hay una palabra tan maravillosa como esa para definir nuestra conexión con el otro, con los seres queridos y otros no tan queridos pero igualmente reconocidos en el sentido dialógico de la vida.

Santiago (As7ro) cantó “Al otro lado del río” de Jorge Drexler, Sebastián nos hizo bailar con oficio de DJ durante una hora de la fiesta en la que hicimos rondas y trencitos , y Camila que no pudo estar con nosotros, ponía en escena a las 8 de la noche de ese 8 de noviembre su monólogo “Crónicas de la maternidarks” en La Perrera de La Paz, acompañada en el escenario por el gran León, que ese día estaba a cuatro de cumplir su primer año de vida. Con el Arcángel Miguel nos trenzamos en un momento de pausa del baile sobre si había o no razón para que México no  hubiera invitado al rey emérito de España a la posesión de Claudia Sheinbaum. Hasta para ventilar diferencias de enfoque sobre nuestras visiones dio esta fiesta de la diversidad en la que quedó manifiesta esa vital necesidad de juntarnos para brindar y hacerlo también con singani boliviano etiqueta negra.

La fiesta que nos regalaron Talia y Andrés se ha convertido en la certificación del sentido que decidimos darles a nuestras vidas y por eso nada mejor que exclamar jallalla. Por los sueños compartidos y porque esta fiesta nos ha confirmado que nadie jamás nos quitará lo bailado. 




Originalmente publicado en  la columna Contragolpe de La Razón el 13 de diciembre 

jueves, 11 de diciembre de 2025

Zurdo y con reloj del sur

 

Durante las dos décadas en que dominó la política boliviana el MAS-IPSP,  ciclo concluido por obra y gracia autodestructiva de Evo Morales, aquellos que se sintieron desplazados del centro de las decisiones nacionales han terminado exponiendo cuanta propensión habían tenido para hacer el ridículo, producto de haber quedado afuera del manejo del país, desde los ámbitos de la economía hasta los de la identidad y la cultura.

El ridículo está precedido de ese indigesto estado de ánimo (y de ánima) que a lo largo de estos años se ha manifestado desde proponer convertir la Casa Grande del Pueblo en hospital, porque se consideraba que los gobernantes de turno no eran merecedores de sentirse a sus anchas en espacios de supuesto lujo, producto del derroche estatal. Vistas las cosas transcurrido el tiempo y el uso de los 23 pisos de la nueva casa de gobierno, ha quedado clarísimo que el edificio en cuestión, pegado al Palacio Quemado, que hace esquina en las calles Potosí y Ayacucho, es simple y llanamente un edificio de oficinas convencionales en el que funcionan reparticiones que forman parte del Órgano Ejecutivo y no sólo la Presidencia del Estado, nada que ver con palacios  como los mandados a diseñar y construir por jeques árabes o potentados asiáticos.

Parte de ese puñado de papeloneros, enfermos de importancia y revestidos de cierta experiencia viajera por el planeta, han celebrado con malsana alegría la reposición del reloj convencional situado en la parte superior del antiguo edificio del parlamento nacional. Dicen que ahora el tiempo volverá a girar en la dirección correcta, que dejará de dar vueltas al revés (¿?) y así se acabarán los exotismos de lunáticos como el ex Canciller y ex Vicepresidente, David Choquehuanca.

Habían sido ridículos de solemnidad, pero sobre todo descriteriados debido a la torcida manera en que observan esos ámbitos que los incomodan y los tenían desplazados del centro de los acontecimientos y esto lo digo desde mi conciencia zurda –escribo con la mano izquierda—impuesta por mi madre a las monjas del kínder al que me llevó con cinco años de edad, a quienes les advirtió que no intentaran disciplinar el uso de mis manos a la hora de aprender a dibujar y a escribir, cosa que la Superiora aceptó sin ningún tipo de reparos a pesar de considerarse que antiguamente a los zurdos se les corregía el “defecto” para que finalmente aprendieran a usar la mano derecha.

Usar lápices o bolígrafos con la mano “al revés”, dirían los aburridos diestros y grises en sus trayectos de burócratas internacionales, sería parte de la incorrección marcada por estos bedeles que se han tragado manuales de urbanidad convirtiendo sus cerebros en superficies cuadradas en las que no caben otras maneras  de pensar y movilizar los cuerpos. En efecto, escribo con la mano izquierda puesta arriba del papel con estilo que ya quisieran muchos que dicen tener letra palmer. Gracias mamá. Gracias monjas del Amor de Dios por haberme dejado crecer zurdo e incorregible.

Ridículos y espacio temporalmente desorientados son estos personajillos que piensan por derecha y hacia el norte, y por eso creen que un reloj que gira hacia la izquierda con las manesillas evolucionando hacia el sur, es un reloj que gira “al revés” cuando  la gran mayoría de esta legión de arrogantes llevan sus relojes puestos todos los días de sus vidas en sus muñecas de mano izquierda, precisamente para contrapesar sus actos reflejo debido a que son diestros.

En los relojes comunes y corrientes, la una de la tarde está después de las 12. En mi reloj del sur, se encuentra antes de las doce y así sucesivamente, el 10 del reloj dominante occidental es el 2 en este mi “Sajama” que más abajo lleva la palabra “larama”. Según la información disponible, mis dos relojes del sur, uno con fondo café claro y el otro café oscuro, forman parte de una edición limitada de setenta piezas fabricadas en China (los míos llevan los números 12 y 18), cuatro de las cuales tuve la posibilidad de obsequiar a una linda pareja de neoyorkinos de Brooklyn, a mi hijo Andrés que vive por allá y a su compañera Talia: Feliz el que regala el tiempo del sur y felices los que reciben ese regalo en el norte con quienes celebramos la victoria de Zohran Mamdani en la batalla electoral por la Alcaldía de la ciudad que nunca duerme, la ciudad de la Gran Manzana.

Zurdo, con mi tiempo girando hacia la izquierda, lo esencial es que he aprendido a pensar con los hemisferios “cambiados” y por ello tengo siempre presente como escribiera Benedetti y cantara Serrat (1985), que el sur también existe y que la palabra diversidad nos incita cotidianamente a construir una humanidad más profunda y auténtica. ¿A qué jóvenes open mind no les gustaría tener relojes del sur en sus muñecas izquierda o derecha?



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 29 de noviembre

 

 

Nadie te quitará lo bailado Xabier

 

En el día feriado de recordación de la muerte de Tupac Katari (15 de noviembre de 1781), con versiones contradictorias sobre su descuartizamiento, tiradas sus extremidades por cuatro caballos disparados en las direcciones de los puntos cardinales, se nos ha ido Xabier Azkargorta, aquejado por una durísima enfermedad cardiaca, triste e injusto final para un señor que hizo de la lucidez y la palabra, las mejores herramientas de convencimiento motivacional para sus dirigidos en aquella selección boliviana del 93-94 que pudo estar bajo su dirección en esa Copa del Mundo jugada en Estados Unidos en la que le cortaron las piernas a Maradona por haber ingerido efedrina.

Tendré un recuerdo agradecido de “Shabier”, así se pronuncia su nombre en euskera, porque gracias a su complicidad con mi osadía desobediente de largarme a Barcelona (dirigentes envidiosos trataron de impedirlo) cuando la selección se preparaba en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugát del Valles y yo era el jefe de prensa de ese equipazo, pudimos grabar “Cien preguntas para Xabier Azkargorta”, libro con dos ediciones, antes y después del Mundial, en el que ha quedado periodísticamente registrado ese proceso en el que participó un puñado de talentosos futbolistas que supieron escuchar los mensajes medulares de su entrenador para encarar con aplomo y suficiencia primero la eliminatoria y luego los partidos jugados en Boston y Chicago.

Ahora que ingresa en suspenso un ciclo histórico fundacional en nuestro país, justo ahora nos visita la muerte para llevarse a este hombre de fútbol y médico deportólogo que usaba el psicoanálisis como método de trabajo y con quién tuve la posibilidad de reencontrarme en su segundo desembarco como seleccionador de Bolivia (2012 – 2014) para sostener conversaciones de tarde en Santa Cruz de la Sierra sobre la actualidad y el destino del fútbol boliviano. En aquella oportunidad no le fue bien y tuvo que dejar el cargo, para asumir la dirección técnica de Bolívar y conducir al equipo celeste hacia la semifinal de la Copa Libertadores de América.

Nadie te quitará lo bailado Xabier. Clasificaste a Bolivia con Jaime presidente e inauguramos USA 94 en el Soldier Field de Chicago debutando contra Alemania con Goni Presidente. Dirigiste a la selección chilena, al Yokohama Marinos de Japón con Julio César Baldivieso en la plantilla, a las Chivas Rayadas de Guadalajara en México, encaraste un proyecto formativo en China para el Real Madrid con el club Beijing Gouan, y finalmente luego de haberte hecho boliviano, te hiciste cruceño y querendón de la capital oriental, esa de dónde emergieron los Melgar, Etcheverry y Platiní Sánchez que se abrazaban sin reparos ni prejuicios con los cochabambinos Borja, Sandy, Baldivieso, Soria y Ramallo. Bolivia, gracias a tu impronta, fue por esa excepcional vez, una de dos, construyendo un patrimonio emocional como sólo se había sentido con la obtención del Sudamericano de 1963.

Con el único propósito de incomodar a los conservadores que jamás entenderán a Bolivia como una totalidad, recordamos aquí lo dicho por Xabier al diario AS de España en 2006: “A (Evo)Morales lo conocí en una entrevista en el Chaparé boliviano, invitado por unos sindicalistas cuya organización atravesaba por graves problemas, como es frecuente allí. Evo tenía ya en su cabeza esta revolución que ha iniciado desde su toma de poder; el que ha vivido allí lo entiende perfectamente. Otra cosa es su encaje en la comunidad internacional, la cosa jurídica y demás. Pero en Bolivia ha habido tal abuso por parte de la gente rica, es tal la diferencia de clases, que el pueblo ha optado por algo nuevo y Morales lo es. En Bolivia no se vive, se sobrevive. Eso recuerda Morales.” Con estos criterios, queda claro que Azkargorta participó de la vida pública del país, interpretando la bolivianidad desde el desinteresado lugar de los afectos.

Debo estar agradecido por siempre con Xabier,  al  haberse posibilitado la publicación del primer libro de mi andadura periodística y para luego posicionarme como el periodista que más libros futboleros ha publicado en Bolivia, incluido ese “Salto al futuro” (1994) junto a Carlos Mesa en la historiación general de la selección boliviana y Tony Suárez en la fotografía con la colaboración de Ricky Rogers.

Linda época. Lindo tiempo. Linda vida periodística que me permite decir, que a mi tampoco nadie me quitará lo bailado como testigo y hacedor periodístico de acontecimientos diversos en la historia de nuestra vibrante y tantas veces turbulenta y dolorosa vida pública. Último apunte: El 28 de septiembre de 1994, Azkargorta recibió el Cóndor de los Andes de manos del entonces Canciller Antonio Araníbar Quiroga. Nueve años antes, en la revista Perspectiva (junio-julio, 1985), se publicaba la primera entrevista que hice en mi vida periodística, justamente con quién entonces era candidato a la presidencia por el Frente del Pueblo Unido (FPU), Antonio Araníbar Quiroga. La vida da vueltas y seguimos girando: Gracias por todo Xabier. 



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 15 de noviembre  

 

 

 

La inocencia justiciera del Vicepresidente Lara

 

Los héroes y antihéroes de campañas políticas suelen estar más cerca de la épica que del conocimiento y de las capacidades de eficiencia para gobernar. Una cosa es ser candidato y otra, bastante más compleja, una vez alcanzado el objetivo del triunfo electoral, manejar con tino y destreza la nave del poder que implica obligaciones administrativo gubernamentales diarias.

 En el caso de los binomios presidente – vicepresidente, ha sucedido a lo largo de nuestra democracia reiniciada en 1982, que los primeros mandatarios fueron dueños y señores, en tanto los segundos fueron inscritos en esa definición de rasgos ornamentales que señala que los vicepresidentes suelen ser la quinta rueda del carro, definición con la que por supuesto Edman Lara se encuentra en pleno desacuerdo, en tanto aspira a perfilarse como  espadachín anticorrupción que le permitiría trascender sus competencias de moderación de la Asamblea Legislativa, participación en las reuniones de ministros, coordinación con las regiones e incidencia en la política exterior.

La locuacidad del flamante vicepresidente, su tendencia vocacional a la confrontación verbal, sus advertencias de campaña contra el mismo señor que lo invitó a hacer dupla para ganar las elecciones con la sigla del Partido Demócrata Cristiano (PDC) ponen en evidencia cuán grande es su desconocimiento acerca de los intersticios del aparato al que desde el 8 de noviembre debe comenzar a internarse: Ahora se trata de ejercer poder, desplegar habilidades políticas y dejar de quejarse porque el presidente ya no  contesta los llamados y los mensajes de texto.

Si Lara quiere combatir la corrupción, lo primero que debería instruir al Centro de Investigaciones Sociales (CIS) que depende de su despacho, es una investigación multidisciplinaria de las lógicas poder-corrupción desde los años 70 hasta nuestros días, que por cierto tampoco gravitaron en las últimas elecciones, en tanto los sectores populares dejaron de votar por las distintas versiones del MAS, no porque hubiera producido indignación algún asalto a las arcas del erario nacional, sino simplemente, porque los masismos decidieron destriparse y quedar irremediablemente divididos. Fue la división la que acabó con Evo Morales y adyacentes, no la corrupción.

Investigar la corrupción representa un desafío descomunal, fundamentalmente centrado en los grandes negocios non sanctos que se hicieron en las cinco últimas décadas con un Estado empresario (ejemplo: Lava Jato), unos militares atrabiliarios al servicio de esa lógica estatal y unos intermediarios dirigenciales, políticos y sindicales, que hicieron de los resortes burocráticos, el mecanismo para aceitar el artefacto sistémico de instrumentalización de lo público para beneficio privado, que en buenas cuentas es la definición más académica de la conducta corrupta.

Edman Lara ha sido oficial de la Policía Boliviana y se refiere a cómo se maneja la institución verde olivo desde el rencor que le ha generado su expulsión debido a un altercado callejero con el Comandante Departamental de Santa Cruz, Coronel Erick Holguín (enero, 2024). Dicho momento significó la expulsión definitiva de Lara y la no promoción de Holguín de Coronel a General.  Este es el contexto para que Lara, hoy empoderado por el voto de la segunda vuelta, se encuentre imbuido de un espíritu de justicia o de una necesidad de ajuste de cuentas contra esos camaradas que muy probablemente le dieron la espalda después del violento encontronazo con Holguín y quiere hacer extensiva esa sed justiciera para ponerles freno a todos los corruptos disfrazados de servidores públicos.

Lara debería preguntarse en esta su pretendida cruzada, primero, de qué manera muchas figuras que luego de pasar por el poder nunca más tuvieron necesidad de trabajar, construyeron opulentos patrimonios, desde propiedades inmobiliarias hasta cuentas bancarias escondidas en paraísos fiscales a través de palos blancos, de qué manera concibieron los negocios emprendidos por sus gobiernos con la inversión extranjera poniendo en juego los intereses y las urgencias nacionales, qué significaron la capitalización, la privatización, el asesinato de Noel Kempff Mercado por el llamado caso Huanchaca, y los narcovínculos admitidos como errores y no cómo delitos en los años 90 y por supuesto tendría que ocuparse de todos los indicios de irregularidades y corruptelas en la era gubernamental comandada por el MAS-IPSP, sin perder de vista el interregno de Áñez,  los destinos judiciales de un puñado de ex ministros del gobierno de Arce Catacora que cayeron por no haber seguido ese manual que aconseja tramas de corrupción sin papeles, sin pruebas, y por lo tanto, tramas potencialmente impunes.

Si Lara quiere luchar contra la corrupción tendrá que ponerse de acuerdo con su presidente Paz Pereira para poder intentarlo . Si esta vez, de adeveras se quiere convertir en política de Estado la lucha contra los pillos que se llevan los millones y también los que se afanan las monedas, habría que investigar toda la corrupción con perspectiva sistémica, y no de manera selectiva que conduzca, otra vez, a la cantaleta de una persecución política recargada.

Tenemos un tercer presidente que apellida Paz. Es hijo de un ex presidente que pactó gobernabilidad con un ex dictador y sobrino nieto de otro ex presidente, el jefe histórico del MNR que dominó la política boliviana por lo menos durante medio siglo. Con semejantes antecedentes para fines de contextualización, veremos si a Lara le parece prudente bucear en las aguas estancadas de una memoria histórica en la que corrupción como elemento constitutivo del ejercicio del poder hubo invariablemente en todos los gobiernos desde 1952, pasando por las dictaduras militares y la democracia reabierta en los años 80.

Es altamente probable que el direccionamiento de la política exterior con las multilaterales y con Washington tendrá enfrascado al gobierno en la urgencia de encarar sus primeros tres meses regularizando la provisión de carburantes, la determinación inequívoca de la política monetaria y la estabilización de los precios de la canasta básica de alimentos. En el trayecto de dicho combate coyuntural quedará por ver como el nuevo gobierno encara el manejo de la agenda pública, de qué manera maneja sus políticas informativas y propagandísticas a través de los medios tradicionales y cómo tratará de darle línea de continuidad de la campaña electoral hacia la administración gubernamental en las redes socio digitales donde Lara tiene fans y enemigos que lo perciben como agente encubierto del evismo.



Originalmente publicado en el diario Opinión de Cochabamba el 16 de noviembre

Perdedores de dos décadas

 

 Hay provincias, cantones y pequeños pueblitos en los que Rodrigo Paz ha ganado en la segunda vuelta hasta con el 90 por ciento de los votos. Durante el pasado inmediato, durante por lo menos cinco elecciones consecutivas, esos votos fueron cautivos de las candidaturas del MAS-IPSP, los que no fueron registrados en los radares de consultores como Jaime Durán Barba que no se enteraron que sumados –los de esas provincias, cantones y pequeños pueblitos—son los que terminan haciendo una invariable diferencia entre el voto popular que otra vez sumó 55 para que nuevamente el voto conservador clasemediero urbano y racializador llegara a 45.

Ya se escuchan las voces de quienes afirman que la candidatura del Partido Demócrata Cristiano (PDC) conformada por Paz-Lara ha ganado con un voto prestado, ese voto producto de la desintegración de la unidad del bloque popular que alguna vez liderizó Evo Morales. Dicha afirmación puede serle útil al propio Evo para sacar el talonario de facturas en búsqueda de un engañoso posicionamiento en sentido de que el evismo chapareño facilitó el triunfo de Rodrigo, pero sobre todo otra derrota de los que comenzaron a perder con sistemática puntualidad, cada cuatro-cinco años, mientras el MAS ganaba y ganaba desde 2005.

Antes que un triunfo de Paz se trata de una derrota de intensidades distintas. La lista de los primeros grandes segundones la encabeza esa cuadrilla de asesores de campaña que van por la vida desde encuestadores que pretenden explicar cómo se procesa el agua tibia hasta estrategas sabedores de técnicas manipulatorias, de formas eficaces de detección de demandas y ansiedades, pero que a pesar de haber pasado por las carreras de sociología, ciencias políticas, o comunicación política no supieron aprender que para ganar una elección en esta Bolivia multiforme, a veces sólo es necesario llevar una guitarra a un mercado de caseritas y cantar “para el pueblo lo que es del pueblo”.

La noche del 19 de octubre, Tuto Quiroga agradeció en su alocución nuevamente perdedora a sus asesores “Jaime, Santiago y Gandi” por “habernos enseñado a hablarle a la gente”. Si eso fuera cierto, sus probabilidades de ganar el balotaje habrían sido mayores. A quienes tendría que haberle preguntado Tuto cómo se les habla a los bolivianos, ojo, a todos los bolivianos, no sólo a algunas familias que viven en el Urubó, en la Zona Norte de Cochabamba o en La Florida de La Paz, es a Carlos Palenque que inauguró un marketing cholo, producto del aprendizaje de las calles en los 80-90, o del propio Edman Lara que sin saberlo le hizo caso a Charly García: “Le estoy hablando, hablando a tu corazón.”

Atragantados con Evo y sus socios de ayer y de hoy, se escuchan sentencias paternalistas a cargo de asesores de campaña en esta elección desempleados (seguro que habrían jugado otra vez como nunca y perdido como siempre) que fustigan a los gobiernos del MAS como responsables de todas las desgracias humanas. Saben perfectamente que eso no es cierto. Saben que entre 2006 y 2014 se construyeron las condiciones para que los trasnochados neoliberales devenidos en golpistas (Tuto, Doria Medina, Mesa y una larga lista de ladronzuelos y represores) nunca pudieran conquistar el poder por la vía de la legitimidad del voto. Han sido nuevamente derrotados, pero como otro consultor de campañas  predice: “Esta es su penúltima vez.” Y a esto sería necesario agregar: Siempre hay una nueva oportunidad para volver a perder.

En el siguiente peldaño de los perdedores hay que anotar a las encuestadoras que en los dos estudios de opinión para la segunda vuelta le dieron el triunfo a Tuto, a continuación, a los medios que amplificaron esas encuestas y escondieron la basura racista de JP Velasco en formato tuitero y finalmente a los panelistas que pretendieron analizar los resultados, desde el payaso Krusty, preferido por Los Simpsons, pasando por el Chino que con camisa a cuadros y su ya conocido odio y descriterio dijo que el triunfo de Paz-Lara fue “made in tik-tok” y Oscar Ortíz, el Rector de la Católica de Santa Cruz que como se diría en buen porteño es más aburrido que chupar un clavo, eso sin contar sus antecedentes como facilitador y ministro del gobierno de facto de 2019-2020.

Con este puñado de perdedores, queda saber qué hizo el ganador para conseguir el triunfo. Y en este sentido, a diferencia de sus adversarios, Rodrigo Paz decidió emprender una travesía por los territorios en los que habitan esos bolivianos y bolivianas que no saben que Durán Barba se lleva un par de millones de dólares por campaña, en este caso como premio a su estruendosa derrota. Esa travesía de por lo menos dos años fue infravalorada por medios hegemónicos como Unitel que en agosto decidió excluirlo de uno de sus debates. Favor que le hicieron, en tanto el ninguneo político desata cadenas de solidaridad y empatía. Torpe y tempranamente discriminado por el establishment, por estas horas, Rodrigo Paz Pereira es el nuevo Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

 



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 03 de noviembre de 2025

Dueños de Bolivia

Si creemos que Marcelo Quiroga Santa Cruz jamás hubiera pasado a las filas de la izquierda caviar, parecida a la derecha edulcorada por la social democracia europea, no tengo dudas que definiría “Dueños de Bolivia, la historia (no oficial) del saqueo” (2025) investigación del sociólogo Nathanael Hastie, como la continuación ampliada de “El saqueo de Bolivia” (1973), precisamente escrito por el líder del Partido Socialista – 1, brutalmente asesinado en el golpe de Estado de Luis García Meza en 1980.

“Dueños de Bolivia…” es la investigación sólidamente documentada acerca de un triángulo de poder armado entre políticos de los 50 -60 que manejaron el país hasta principios del siglo XXI, militares y empresarios de alto vuelo a los que casi nunca se cita para referir acontecimientos que implican responsabilidad histórica y asuntos contables que dan cuenta de cómo, esos que gozaban de prestigio por status económico usaron lo que en el libro se describe como puertas giratorias, con la alternancia de roles como representantes de intereses empresariales a través de las corporaciones propietarias y como personeros de gobierno de áreas estratégicas que participaron indistintamente en dictadura y democracia en calidad de ministros de Estado, embajadores y presidentes de empresas estratégicas.

Con la convicción propia de quién piensa, investiga y escribe desde el marxismo más riguroso, Nathanael Hastie ha hecho un libro que define modestamente cómo la historia (no oficial) del saqueo cuando en realidad se trata de la verdadera historia de la Bolivia racista, excluyente, cipaya, monocultural, dictatorial, neoliberal y corrupta. En sus 22 capítulos repletos de datos estadísticos y registro de las políticas autoritarias y antipopulares que han caracterizado la penosa y entreguista construcción del Estado monocultural, “Dueños de Bolivia” nos recuerda también que academicos como Hugo Celso Felipe Mansilla Ferrant escribieron alguna vez sobre la empresa privada y la “transición democrática”, justificando el apoyo frontal que le diera la Confederación de Empresarios a la dictadura del Gral. García Meza, autor intelectual del asesinato político de Quiroga Santa Cruz, seguramente porque su entonces presidente, Marcelo Pérez Monasterios, formaba parte del partido que un año antes había fundado el dictador del septenio, General Hugo Banzer Suárez, Acción Democrática Nacionalista, que dicho sea de paso, es la casa política de la que emergió a la vida pública, Jorge Tuto Quiroga.

Para quienes viven de la estrechez de miras con la que se practica el periodismo de coyuntura en Bolivia, este libro es un destapador de sesos y un activador de la historia debidamente escondida o sesgada por los historiadores oficiales. Con sólo examinar el índice, los que no saben –en el periodismo actual, una notoria mayoría--  pueden enterarse  cómo se formó la oligarquía en Bolivia, qué significa ir de Catavi a Villa Victoria y en qué consistió el Código Davenport, cómo se explica la consigna “Orden, paz y trabajo” de la dictadura de Banzer, que fue la Comisión Nacional de Asesoramiento y Legislación (CONAL) durante la dictadura de García Meza poblada de empresarios y consultores civiles respaldando a ese gobierno de facto narcotraficante, cómo fue la crisis y la hiperinflación en el gobierno de la UDP, torpedeado por partidos de derecha y otra vez, la Confederación de Empresarios, de qué manera se asaltaba el Banco Central de Bolivia y se consolidaba la banca comercial privada, en qué consistieron la capitalización de Sánchez de Lozada y las privatizaciones de Paz Zamora-Doria Medina, cómo  los terratenientes amenazaban con guerra civil cuando se emprendía el saneamiento de tierras ( a punto de concluir, quedando nada más que un 6 por ciento pendiente en todo el territorio nacional), cómo se rearticularon las fuerzas de lo que Montenegro llamaría la antinación para perpetrar el golpe de 2019, reinstalándose la oligarquía en el viejo Palacio Quemado, quiénes son los llamados qamiris, la burguesía azul y de donde provienen los petrodólares, como funcionan las logias orientales, los cívicos y qué significó el escándalo financiero del Banco Fassil, y finalmente, en la actualidad de esta tercera década del nuevo siglo, quiénes son los dueños de Bolivia, principalmente situados en la banca, las aseguradoras, la ganadería, la agroindustria, las entidades financieras de microcrédito, las petroleras, la minería, la industria, las telefónicas, las empresas de aseo urbano, las importadoras y comercializadoras y puntualmente el grupo Conversa – Doria Medina.

El pasado 6 de septiembre, entrevisté a Nathanael Hastie para la televisión (“Cable a tierra”, Xto TV), programa en el que pude expresarle que este es el libro que hacia falta para quienes consideramos la memoria histórica y el archivo como prioridades formativas de la conciencia nacional. Hastie pulveriza la frivolidad y el anecdotario noticioso cotidiano con esta su formidable y esclarecedora investigación




Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 04 de octubre de 2025

miércoles, 1 de octubre de 2025

Bolivia: la división del MAS abre la puerta al retorno de la derecha neoliberal

No hay en Bolivia otro animal político más feroz y persistente que Evo Morales. Cuando decidió desmarcarse del gobierno de Luis Arce, atragantado porque su partido, el Movimiento al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), demostró en 2020 que el proyecto colectivo, esencialmente indígena y campesino, le había ganado a su liderazgo carismático, se inició la descomposición para el rompimiento final.

A Luis Arce le fue más que bien en el combate contra el Covid-19 en su primer año de gobierno. Pero ya desde la campaña electoral, Evo no disimulaba su descontrol por no haber regresado a la papeleta electoral, de la que salió el triunfo de Arce, el candidato con mayor número de votos obtenidos en la historia de los comicios presidenciales en Bolivia: tres millones 400 mil ciudadanos le dieron el triunfo con un aplastante 55,10 %, lo cual superó en estos términos la primera votación ganadora obtenida por Evo en 2005, de 53,70 % de la preferencia ciudadana.

La disputa comenzó cuando su entorno más cercano le advirtió a Evo que si la tendencia de la gestión de Arce, su exministro de Economía, quedaba marcada por la cobertura casi total de la población en materia de vacunación contra la pandemia, el regreso del caudillo al poder se haría tremendamente dificultoso.

Fue a partir de entonces cuando el llamado evismo, que ya renegaba contra los vientos renovadores en el partido, se encaminó hacia la ruptura de la bancada parlamentaria que le permitía al MAS-IPSP la mayoría que facilita la gobernabilidad, esa que le permitió a Evo gobernar el país entre 2006 y 2019 (tres períodos consecutivos) y encarar transformaciones económicas y sociales de gran impacto, sobre todo hasta 2015.

Una vez que la bancada del MAS quedó dividida entre evismo y arcismo, aunque en términos de tendencia partidaria el arcismo no exista, el joven presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, se convirtió en la bisagra que se dedicaría a torpedear cuanto proyecto de ley llegara desde el Ejecutivo, con el propósito de averiar una gestión presidencial que comenzaba a confrontar dificultades debido a la considerable disminución de los volúmenes en la exportación del gas hacia Brasil y Argentina. Eso hizo que, desde 2023, Bolivia ingresara en una crisis caracterizada por la falta de dólares y la consecuente y brusca elevación del tipo de cambio de 6.96 a 15 pesos bolivianos, el incremento de precios en la canasta básica de alimentos y el desabastecimiento de combustibles que provoca interminables filas en estaciones gasolineras y de diésel en las ciudades y en las zonas rurales.

Andrónico Rodríguez, ejecutivo de una de las federaciones de campesinos cocaleros de la zona del Chapare, bastión territorial de Evo Morales, cerró acuerdo con los partidos de la derecha para mantenerse al frente del Senado en las gestiones 2024 y 2025. De esta manera, Comunidad Ciudadana (CC), de Carlos Mesa, y Creemos, de Luis Fernando Camacho, se asociaron con el evismo en el objetivo de resquebrajar la gestión del presidente Arce con resultados altamente satisfactorios para sus intereses político-electorales. En la actualidad, el ex presidente (2003-2005) Mesa ha quedado afuera de la carrera política por decisión personal, mientras que Camacho, gobernador suspendido del departamento de Santa Cruz, privado de libertad, acusado por terrorismo en el golpe de Estado de 2019, se ha convertido en aliado de la candidatura de Samuel Doria Medina, empresario con una fortuna estimada en 300 millones de dólares, que fue artífice de la política privatizadora en los años 90 durante los gobiernos de la llamada Democracia Pactada.

Doria Medina fue militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, un partido que pese a su nombre es de centro o algunos definen como socialdemócrata) y ministro de Planificación del gobierno de Jaime Paz Zamora, y hoy día encabeza con su alianza Unidad las encuestas contratadas por él mismo y otras publicadas por medios de comunicación hegemónicos, como las estaciones televisivas Unitel, Red Uno y el diario El Deber, con porcentajes que oscilan entre 20 y 25 % de intención de voto.

La crisis del MAS

Es la obsesión de Evo por el retorno a la Presidencia la que ha dado lugar a la fragmentación del bloque popular, comenzando por la decisión del propio Andrónico Rodríguez, que para las elecciones de este domingo 17 se presenta como candidato presidencial por la llamada Alianza Popular, organizada por Félix Patzí, exministro de Educación del primer gobierno de Evo, con quien terminaría rompiendo relaciones. A Rodríguez lo acompaña como candidata vicepresidencial Mariana Prado, nacida del riñón político del exvicepresidente de Evo, Álvaro García Linera, al que ahora el propio caudillo tacha de traidor.

El camino autodestructivo condujo a que el MAS-IPSP quedara en manos del Pacto de Unidad, conformado por organizaciones sociales, fundamentalmente indígenas y campesinas, bajo el control del presidente Arce. A esta altura, Evo, sin partido, decidió fundar la agrupación Evo es Pueblo, que todavía no cuenta con el reconocimiento del Tribunal Electoral. En ese trayecto, intentó ser candidato por dos partidos irrelevantes (Pan-Bol y Frente para la Victoria), los cuales han quedado sin personería jurídica al no haber obtenido ni el exigido 3% de la votación en las pasadas elecciones. Este cuadro se suma a su inhabilitación dictada por el Tribunal Constitucional, que según el artículo 168 de la Constitución boliviana impide volver a participar a quienes hayan ejercido cargos por elección por dos períodos consecutivos. En su defensa, Evo interpreta que la Constitución lo habilita, porque el artículo referido explicita “elecciones continuas” y no dice nada sobre “participaciones discontinuas.”

La ferocidad de Evo se manifestó en el sabotaje contra el gobierno de Arce, materializado en la Asamblea Legislativa Plurinacional, pero también en las carreteras, orquestando marchas y bloqueos contra el gobierno que ocasionaron pérdidas para los sectores productivos, se calcula que de casi tres mil millones de dólares, y con la estrategia política llevada al extremo de buscar la renuncia del jefe de Estado y el adelantamiento de elecciones. Con ello, lo único que el líder cocalero consiguió son más averías: Andrónico, ahora que es candidato, en una conducta ambivalente y difusa, es y no es evista según sus necesidades discursivas de campaña.

Entre tanto, el MAS-IPSP, en manos del gobierno, ha promovido la candidatura de Eduardo Del Castillo, exministro de Gobierno que se ufana de haber obtenido números históricos insuperables en el combate al narcotráfico. La candidatura de Del Castillo, acompañado por el dirigente campesino Milán Berna, se decidió recién a mediados de mayo, debido a que los estudios de opinión señalaban que el presidente Arce no superaba el 2% de las preferencias, producto de la crisis económica acelerada por el sabotaje político soportado y, según sus más ácidos críticos, por su inacción frente a la nueva y desestabilizada realidad económica. Con estos datos, Arce desistió de participar en su repostulación y le pasó la posta a su excolaborador encargado de la seguridad interna del país.

Del Castillo y Andrónico Rodríguez provienen de la nueva generación de cuadros partidarios del MAS-IPSP que, según registros del Tribunal Electoral, tiene inscritos un aproximado de un millón de militantes con presencia en los nueve departamentos del país.

Voto nulo y auge derechista

Como Evo no ha logrado trepar a la carrera electoral, decidió, respaldado por sus seguidores, hacer campaña por el voto nulo, que claramente favorece a ganador en tanto el porcentaje de quienes pifian su participación en las urnas no es tenido en cuenta —lo mismo que el voto blanco, a la hora del conteo del total de los votos. El archivo audiovisual nos recuerda que en elecciones pasadas Evo-García Linera atacaban sin concesiones a quienes se pronunciaban abiertamente por el voto nulo.

Con un panorama que para la izquierda o lo nacional-popular boliviano no podría ser peor, el otro candidato de la derecha, Jorge “Tuto” Quiroga, que en las encuestas le disputa el primer lugar a Doria Medina, no hizo más que enfatizar las debilidades del modelo económico social comunitario productivo sostenido por Arce como ministro de Economía de los gobiernos de Evo primero y más tarde como presidente. Quiroga, quien fuera vicepresidente del exdictador Banzer (1997-2002) y luego lo sucediera debido al fallecimiento del general por cáncer terminal, ocupando la presidencia por un año, está fuertemente vinculado a la embajada de los Estados Unidos y a sus distintas agencias injerencistas en nuestro continente, y jugó un papel determinante en el golpe de Estado de noviembre de 2019. Quiroga, en coordinación con el general Gonzalo Terceros, en aquel momento comandante de la Fuerza Aérea, se encargó de sacar a Evo al exilio en México.

Tanto Doria Medina como Quiroga, que no han necesitado concentrar demasiados esfuerzos estratégicos contra el desvencijado MAS-IPSP y candidaturas derivadas, han enfocado los contenidos de sus propuestas en ofrecer soluciones inmediatas para los obstáculos coyunturales, de modo que no se ha desarrollado hasta aquí un debate conceptual y programático con visiones de país contrastadas. Los estrategas de campaña habrían recomendado centrarse en los puntuales asuntos de cómo superar la falta de combustibles y dólares y qué hacer para estabilizar los precios de los productos alimenticios que han sufrido severos incrementos en los últimos seis meses.

Los candidatos Doria Medina y Quiroga trabajaron en equipo durante la administración de Jaime Paz Zamora (1989-1993), con el primero como ministro del área económica y el segundo como subsecretario de Financiamiento Externo y Cooperación Internacional. A dichas candidaturas para las elecciones de este domingo se podría sumar en una misma línea ideológico-programática a Rodrigo Paz, hijo del expresidente Paz Zamora, que fue alcalde de la ciudad de Tarija y ahora es senador por Comunidad Ciudadana (CC), y a Manfred Reyes Villa, un ex capitán del Ejército que en 2021 fue electo alcalde de la ciudad de Cochabamba y que ha solicitado licencia de su cargo para participar de estas elecciones presidenciales. Más abajo figuran Johnny Fernández, alcalde de Santa Cruz de la Sierra, y Pavel Aracena, que representa a Acción Democrática Nacionalista (ADN), partido en decadencia que fundara en 1979 el dictador Banzer, herramienta con la que ingresó en la arena política democrática.

De estos ocho candidatos (todos varones, ninguna mujer: la que había, la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, por otro desprendimiento del MAS, se bajó recientemente de la carrera presidencial) cinco son de línea neoliberal privatizadora, dos proceden de la división y la renovación del MAS-IPSP y uno es de características populistas que pretende situarse en el centro ideológico. Son quienes competirán el domingo 17 de agosto en las elecciones bolivianas, de las cuales, muy probablemente, se vaya a una segunda vuelta a partir de cálculos que informan que ningún candidato superará la barrera de 40% de los votos exigidos ni tampoco logrará un 10% de diferencia con su inmediato seguidor, como lo señala la ley electoral para obtener el triunfo en primera vuelta. En tal caso, habría balotaje entre los dos primeros el 19 de octubre.

Dada su estratégica y atractiva cualidad geopolítica —corazón de Sudamérica y poseedor del reservorio de litio más grande del mundo, codiciado por la inversión extranjera, además de su riqueza en gas y minerales— si la derecha logra imponerse en estas elecciones bolivianas, el viraje se traducirá en una recomposición de las relaciones con Estados Unidos, muy probablemente relegando a un segundo plano las vigentes conexiones con China, Rusia y, en términos generales, con los países inscritos en el BRICS.

Originalmente publicado en Tektonikos (Dinámica de la Arquitectura Global), Buenos Aires - Argentina. 15 de agosto 

En el país de los capitanes

 

Catorce procesos judiciales por 128 millones de bolivianos durante su gestión como Prefecto (2006 – 2008) con acusaciones de legitimación de ganancias ilícitas y venta inexistente de sus bienes, son algunos de los datos acerca de los que este diario informó el domingo 26 de septiembre de 2021. Se trata de un capitán que fue edecán del dictador Luis García Meza, mientras su padre, el General Armando Reyes Villa, ejercía como ministro de Defensa bajo el paraguas de dicha dictadura.

El capitán Manfred Reyes Villa, alcalde estrella de Cochabamba y prefecto revocado por voluntad popular en 2008, hoy día es nuevamente Alcalde de la ciudad de Cochabamba y pretendió ser presidente en las últimas elecciones del 17 de agosto, obteniendo un catastrófico 6 por ciento de la votación, con la que el electorado le dijo algo así como que está bien para gobernar su ciudad, pero de ninguna manera se le debió haber pasado por la cabeza el buscar nuevamente ser presidente de un país al que en su oferta electoral amenazó con retrocederlo de Estado Plurinacional a la república excluyente y monocultural, bajó la cuál estuvo sujeta Bolivia hasta principios de 2009.

En su descargo, el capitán dedicado a los negocios inmobiliarios, dijo que supero los procesos judiciales que pesaban en su contra acudiendo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Lo que todavía no queda claro es cómo pudo ser habilitado para ser candidato con procesos judiciales pendientes y otros de ellos ejecutoriados. Sus enemigos dicen que obtuvo facilidades del gobierno de Luis Arce, versión hasta ahora indemostrable. Se llegó a tacharlo de candidato masista encubierto.  

Capitán de Ejército, con militancia inaugural en Acción Democrática Nacionalista (ADN), el partido fundado por el Gral. Hugo Banzer en 1979, (y ahora desaparecido por no haber alcanzado el tres por ciento de la votación en las últimas elecciones), Reyes Villa le debe en gran medida su formación al alcalde cochabambino de la dictadura banzerista, Humberto Coronel Rivas.

Reyes Villa es una de las figuras de la democracia pactada con candidaturas a Presidente bajo distintas siglas, todas ellas marcadas por el fracaso y la derrota, esta última con la bizarra utilización de Freddy Mercury, el genial vocalista de la banda inglesa Queen, con la que estuvo presentándose en sus actos de masas. El “We are the champions” le quedó a Manfred demasiado grande.

Del perdedor capitán de Ejército, Manfred Reyes Villa, pasamos a la puesta en vigencia del capitán de Policía, Edman Lara, candidato a la vicepresidencia por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), formando binomio con Rodrigo Paz Pereira y que basó su andadura electoral en virulentos ataques contra una institución verde olivo “autoritaria y corrupta” que a partir de un incidente con el ex comandante departamental de Santa Cruz, Cnl. Erick Olguín, fue ignominiosamente expulsado. Esto a Lara le costó la salida sin retorno a la Policía Boliviana y a Olguín la no promoción de rango de Coronel a General.

El capitán Lara es la estrella criolla de esta nueva etapa electoral que conduce a la segunda vuelta de elecciones a realizarse el próximo 19 de octubre. Sus intervenciones públicas están basadas en la retórica amigo/enemigo con la particularidad de ser transmitidas en tiempo real por Tik-tok. Los desinformados le atribuyen el triunfo del 17 de agosto a su binomio, a su estilo frontal, irreverente y desmadrado, cuando en realidad la candidatura de Paz Pereira se fue trabajando a fuego lento durante por lo menos dos años en todas las bolivias posibles del espectro rural con ayuda de operadores muy conocedores de cada realidad socio cultural para lograr adhesión que luego se convertiría en voto.

Militares, policías, y civiles con mentalidad uniformada y vigilante son parte de la historia política de nuestro continente en el siglo XX y ahora también en el XXI. Suficiente con nombrar al Gral. Juan Domingo Perón, mítico líder argentino que mantiene vigencia y el Cnl. Hugo Chávez Frías en Venezuela. Y ahora en Bolivia, después de los generales Barrientos, Banzer y García Meza, el coronel Natusch Busch, y el capitán Reyes Villa, el país podría tener por primera vez en su historia a un capitán de Policía como Vicepresidente del Estado, objetivo del que Lara está convencido de conseguir.

Edman les pega por igual a su propio compañero de fórmula, a sus adversarios políticos y a medios de comunicación pro Tuto, presentadores de televisión y animadores radiofónicos con ínfulas de periodistas. Los trata de “vendidos”, de responder a los intereses de la campaña adversaria conformada por Quiroga – Velasco. Muchos se escandalizan, gritan, reclaman, se desgañitan y Lara no les da ni quinto de bolilla.

Lara ha hecho clic con  gran parte del electorado boliviano y eso es haber capitalizado por lo menos un 50 por ciento de posibilidades de triunfo. El otro 50 lo podremos verificar cuando bolivianas y bolivianos retornemos a las urnas para elegir al binomio que mandará en el país entre 2025 y 2030.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 20 de septiembre

Todos estos años de Messi

 

Hay una cantidad incontable de canciones del rock argentino que se han convertido en el transcurso de las  décadas, en himnos con olor a camiseta y potrero, en estribillos cantados con fervor de hinchada. Justo en el día que Lionel Messi jugó su último partido oficial con la camiseta argentina por clasificatorias/eliminatorias mundialistas (3 – 0 contra Venezuela, dos goles de Lio), Charly García decidió concurrir al Monumental y a propósito del encuentro entre ídolos, recordé un fragmento de “El karma de vivir al Sur” (1987): “Me vas a hacer feliz, vas a matarme con tu forma de ser”.

Como a Charly, como a todos los argentinos, como a la mayoría de los futboleros desperdigados por el planeta, Messi ha enseñado a lo largo de sus dos décadas de excelencia futbolística cómo se puede hacer para que alguien conquiste con su forma de ser, una manera de expresar y explicar lo que hace este rosarino formado futbolísticamente en La Masía, para que en su país, el país de Menotti versus Bilardo, y ahora de libertarios versus peronistas, pueda convertirse en el país de la unanimidad en el que la emoción se erige en sentido común indisicutible, en el que la expresividad multitudinaria está ahí para cantarle a ese genio de la pelota que en un viaje de veinte años ha alcanzado cúspides celebratorias sin parangón en la historia de naciones y pueblos, con cinco millones de personas vitoreando en las calles la obtención de una Copa del Mundo (2022).

Cada vez que se acerca el día en que Messi volverá a pisar una cancha argentina, se activa esa vocación de ritual que precede al partido próximo a jugarse. Todos los hinchas de los cientos de cuadros que actúan en las distintas categorías del fútbol rioplatense, y hasta los que habitualmente no son entusiastas seguidores del fútbol, se ponen a calentar los corazones para darle una nueva bienvenida a un señor casado, con tres hijos y una fortuna a la que por imágenes no se lo asocia debido a esa forma de ser tan común y corriente como la de cualquiera de nosotros, mortales de a pie.

Messi  pisa las canchas del Monumental, de la Bombonera o de cualquier otro de los estadios de provincia de la República, y la gente ataviada de celeste y blanco estalla de júbilo, canta y salta sin atisbos de cansancio.  Todo lo que sucede a continuación es juego y fiesta sustentados en la exhibición de ese “fútbol de autor”, así calificado por Marcelo Bielsa cuando abrazó al seleccionador Lionel Scaloni, el día en que se enfrentaron Argentina y Uruguay.

¿Cómo se hace para dilucidar la aparente contradicción entre el talento individual y la construcción colectiva? En estos veinte años, desde que debutara con la camiseta del Barcelona, Messi ha emprendido un viaje repleto de vicisitudes, desde la crisis que lo condujo a renunciar a la selección por resultados  frustrantes (2016) hasta el regreso en que desde la obtención de la Copa América (2021) en el Maracaná de Río de Janeiro ya estaba claro que comenzaba a superarse el dilema de si los compañeros de equipo jugaban para Messi, o a Messi no le alcanzaba desde su lámpara maravillosa para hacer virtuosos a los otros diez futbolistas con los que saltaba a los campos de juego.

Scaloni-Aymar-Samuel y otros componentes del cuerpo técnico de la selección argentina encontraron la fórmula: Messi, con la superlativa inteligencia que lo caracteriza para el juego, engranará en la máquina colectiva (“la máquina” le llamaban al River de los años 40), y el equipo sabrá hacer desde lo posicional y táctico, todo lo que sea necesario para que la genialidad alcance su máxima expresión. Así, Argentina se convertiría en un equipo con precisión en velocidad,  pero sobre  todo por la vistosidad con la que sus intérpretes son capaces de sacarse de encima las marcas de los adversarios, hacer de los pases -  triangulaciones, ejecuciones de geometría perfecta, y conseguir en las finalizaciones, goles de notable factura para coleccionar en el archivo audiovisual.   

Argentina no  juega para Messi, juega con Messi. Y Messi no juega para Messi, juega para Argentina. Así fue junto a Xavi e Iniesta en el Barcelona, y así es ahora con Paredes, De Paul, MacAllister, Hernández, Lautaro, Julián y Almada.  Con estas eficaces ecuaciones, Argentina ha llegado incluso a jugar en los últimos años sin Messi en la alineación, pero con su inspiración permanente. Así sucedió en ese inolvidable 25 de marzo de este año cuando la blanquiceleste le dio un baile memorable a la verde amarilla de una desangelada Brasil. No estuvo Messi en la cancha, pero si en las cabezas de todos sus compañeros que le  tienen un respeto reverencial y un cariño infinito y que esa noche fueron capaces de concretar un 4 – 1 con todo el periodismo especializado brasileño que no ahorro elogios para su clásico rival que se pasó por encima la historia del Pentacampeón mundial.   

En estos veinte años, Messi ha sabido romper todas las rutinas del aburrimiento. Ha hecho felices a millones de futboleros y no futboleros. Será por eso que Charly García, cuando se despidió la noche del jueves 4 de septiembre se limitó a expresarle un “Dios te bendiga.”



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 06 de septiembre

viernes, 5 de septiembre de 2025

La aritmética del triunfo de Rodrigo Paz

 

El único momento de euforia luego de conocidos los resultados preliminares el domingo 17 de agosto, fue el registrado en el llamado Pasaje Ladislao Cabrera, popularmente conocido como Pasaje de los Gallos. Rodrigo Paz Pereyra, sin casa de campaña ni oficinas conocidas, eligió esas gradas que separan-conectan El Prado de la calle México, para dirigirse al país luego de su triunfo en las urnas en su debut como candidato presidencial. Ya se sabe, el gallo es el símbolo partidario del MIR-Nueva Mayoría, aquél liderizado por su padre, Jaime Paz Zamora, presidente del país entre 1989 y 1993. Rodrigo, para más señas, llevaba puesto un chaleco naranja, color distintivo del partido de su padre en sus mejores tiempos, y que utilizó muchas veces en sus periplos para hacer campaña a lo largo y ancho de Bolivia.

Cuando las encuestas indicaban que Tuto – Samuel llegaban por separado a conquistar la segunda vuelta, Paz Pereyra les arrebato las preferencias digitadas desde las encuestas y los medios hegemónicos, metiéndose entre los dos para sacar cabeza y conseguir un triunfo que a la gran mayoría del país dejó sorprendida. Una vez más, la derecha privatizadora de los 90, los neoliberales incorregibles, los que no le hicieron ascos a los ríos de sangre cruzados entre dictadura y democracia, se quedaban con los crespos hechos, panorama con el que está claro que una vez más no ganó  la derecha, pero después de dos décadas si perdió la izquierda hasta hace un tiempo monolítica y unitaria bajo la sigla del MAS – IPSP.

¿Dónde fueron a parar los 3 millones 394 mil 52 votos obtenidos por Luis Arce en 2020, logrando, en número de votos, la cifra más alta en la historia electoral del país? Respuesta de aritmética simple: Al caudal que le permitió el triunfo a Paz Pereyra, que a diferencia de las tradicionales campañas de escritorio y apuradas caminatas por zonas populares urbanas, con el añadido del uso saturante de las redes sociodigitales, viajó por la Bolivia diversa, la Bolivia de verdad, unos dicen que durante dos años, otros incluso que durante cuatro, sin preocuparse por cámaras, micrófonos y tik-toks,  y así tenemos que podía estar un día en Achacachi y al día siguiente en Cuatro Cañadas.

El candidato que emergía con la sigla prestada por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) hizo talón planta punta para conversar con los ciudadanos y ciudadanas de a pie y para bailar en festividades rurales, en reductos que todavía se consideraban bastiones del MAS-IPSP. Sus adversarios, Quiroga y Doria Medina, no aprendieron de los errores cometidos por Mesa en 2020, que hizo campaña con celular-cámara con estantería de libros como escenografía, y encarar la carrera electoral de esa manera , cosa que en este país tan andino como amazónico, no sirve.  

Tuto Quiroga consiguió en las elecciones de 2005, el 28.62 por ciento. En la siguiente elección que participó, -2014-- apenas obtuvo el 9.04 y en esta de hace apenas seis días, ha logrado el 26.7. Paralelamente, Doria Medina, logró en 2005 apenas el 7.79 por ciento, en 2009 el 5.65 y mejoró notablemente en 2014 trepando al 24.23 que no le sirvió de casi nada porque Evo Morales consiguió en esa elección un abrumador 61.36. Finalmente en esta elección de 2025, llegó al 19.69 por ciento.  perdiendo frente al voto nulo que alcanzó casi el 20 por ciento. Tuto segundo, en el fútbol se le dice el primero de los últimos, y Samuel cuarto.

Con estos números, mientras sus principales adversarios persistieron en sus conservadoras, estereotipadas y mañosas estrategias, Rodrigo Paz le fue mermando adeptos al autodestruído Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP). Si del casi 20 por ciento de los nulos, le reconocemos solamente un 10 por ciento a la campaña de Evo que instó a votar pifiado, más el 8 por ciento conseguido por el candidato-blef, Andrónico Rodríguez, y el 3 por ciento salva sigla de Eduardo del Castillo, tenemos que el voto del bloque popular, dividido entre tres, suma el 23 por ciento que debiera anotarse en la casilla del voto duro e histórico del MAS. Paz  Pereyra consiguió el primer lugar con el 32 por ciento de los votos. 23 mas 32 es igual a 55, esto es el 55 por ciento con el que en 2020 el partido azul arrasó en la votación.

La derecha no pudo superar sus propios números, lo nacional popular sigue lastimando con sus astillas de autoeliminación a quienes fueron perdiendo la mística producto del sabotaje de Evo y la crisis económica que condenó al gobierno y a su candidato, y mientras esto sucedía por izquierda y derecha, uno de centro, para unos de centro-derecha y para otros de centro-izquierda, se encontró en el camino con un capitán de policía, Edman Lara, para formar binomio, lo que nos permite decir que Bolivia, por fin, ya tiene su propio Bukele.

 El 12 de febrero pasado, entrevistamos a Rodrigo Paz (“Cable a tierra”, radio Éxito Bolivia, 93.1 FM), cuando todavía no era candidato. Le hicimos notar que si bien atacaba políticamente al MAS, evitaba descender al territorio de la diatriba y la descalificación. Parece que esta fue otra de las fortalezas que evidencian su inteligencia retórica.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 23 de agosto

Macho creyente

 

Luis Fernando tenía que apellidar Camacho. Es socio de Samuel Doria Medina para estas elecciones presidenciales y macho alfa de la conspiración de noviembre de 2019 sellada con un golpe de Estado y consecuentemente un gobierno transitorio inconstitucional. Tan macho como el jefe de Creemos fue su papá,  puntual paramilitante de otro golpe de Estado, el de 1971, que llevó a la presidencia al Coronel Banzer que luego ascendería a General y se atornillaría durante siete años de facto en la silla principal del Palacio Quemado.

Con estos antecedentes, Camacho encajaría mejor en las filas del tutismo. Allí, bajo la sombrilla de su sobrenombre, habita el candidato, hijo político del banzerato, Jorge Quiroga Ramírez. De allí también emerge Branko Marinkovic, que después de haber calificado a Tuto de “tibio, cobarde y cómplice de Evo Morales”, bajó la cabeza resignándose a ser su candidato a Senador. Marinkovic es predecesor  y mentor de Camacho en el Comité Cívico Pro Santa Cruz.

¿Qué hace Camacho con un miembro de la Internacional Socialista? Seguramente confiará en que como en tiempos del MIR, pondrá el guiñador de la cuatro por cuatro hacia la izquierda, pero coherente consigo mismo, terminará girando a la derecha. Aunque parezca una broma, Doria Medina es miembro de una Internacional Socialista, podríamos decir, muy europea, social demócrata y neoliberal.

Un audio inscrito en ese lugar común mal llamado “guerra sucia”, --los especialistas le llaman “campaña de contraste”--, ha puesto en evidencia, otra vez, cuan macho es Camacho. Lo de la sigla de su agrupación, Creemos, no es casualidad: Cree firmemente en Dios, Jesucristo y los santos evangelios registrados en la Biblia, libro que utilizaba en las vigilias armadas alrededor del Cristo Redentor de la avenida Banzer, transcurrida la jornada en rotondas en las que se quemaban llantas y se impedía el paso a los “traidores” que tenían la osadía de no se sumarse al paro (octubre – noviembre, 2019), en el objetivo de conseguir la renuncia de Evo Morales.

En el audio en cuestión, grabado en instalaciones del Penal de Chonchocoro, Camacho conversa con su lugarteniente, Efraín Suárez, al que le comenta que se desvincularía de Doria Medina porque este, si llega al gobierno,  convertirá en ley el matrimonio de personas del mismo sexo y que eso, según sus creencias y convicciones resulta inconcebible y no lo puede aceptar porque considera que el único matrimonio válido es el inscrito en lo heteronormativo. En la conversación, Camacho se explaya contra los “frescos” y comenta que su candidato a Presidente podría llegar a tomar esa decisión, porque en su familia figuraría un homosexual.

Transcurridos cuatro días de la publicación de dicha conversación –falta constatar quién fue el pícaro que filtró el audio—Camacho no ha dejado de ser socio electoral de Doria Medina y con el silencio de los medios hegemónicos, el asunto parece diluirse, sin llegar a instalarse como noticia de campaña con el propósito de generar escandalización en redes sociodigitales. Si Camacho dijo lo que dijo, está claro que fue boca para afuera, que seguramente le incomodará la postura de Doria Medina, pero no por ello pondrá su fe religiosa por encima de sus intereses terrenales y así renunciar a formar parte de una nueva coalición que pretende llegar al gobierno. Camacho sabe que Doria Medina está convencido que es su presencia en la Alianza Unidad la que podría ser factor de triunfo en Santa Cruz.

No sólo Doria Medina, sino todos los candidatos a la presidencia, deberían ponerse en línea para reconocer todos los derechos ciudadanos a lesbianas, gays,  personas transgénero, bisexuales, intersexuales y queer (LGTBIQ+), lo que significaría un avance significativo en el reconocimiento consensuado de la diversidad como base de sustentación de una auténtica, y ya no más sesgada e hipócrita convivencia ciudadana.

Doria Medina tiene que saber, a estas alturas, con quién pactó. Cerró acuerdo con un individuo que cree en el Dios cristiano excluyente , ese al que el Generalísimo Franciso Franco Bahamonde, el dictador que durante treinta y seis años asoló a España (150 mil muertos desde la guerra civil y todos sus años de gobierno represivo), arropado por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini , ese Dios al que le iba a rezar para pedirle perdón por reprimir y eliminar de la faz de la tierra a republicanos y zurdos de mierda, cosa que a Luis Fernando Camacho podría resultarle famiiar, si consideramos cómo sus seguidores persiguieron, encarcelaron y torturaron en Santa Cruz a campesinos “collas” durante las violentas jornadas de 2019, por el sólo hecho de “parecer masistas”.

Si Doria Medina es socialista (repito, parece una broma) y Camacho es un simpatizante del fascismo, incluídas sus creencias y prácticas religiosas,  ¿será esta la manera en que “un empresario que no es político profesional”, según su propia autodefinición, quiere inaugurar una nueva era de pactos políticos en nombre de los intereses patrios?




Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 08 de agosto

Las tipas de la película

 

En tiempos de golpe de Estado y gobierno de facto (2019 – 2020) escribí que Unitel era la emisora televisiva que hasta entonces, cuando se convirtió en circunstancial y fugaz canal oficialista, había apostado con éxito por lo que toda televisión se precie de seria y tenga claros sus orígenes y el sentido de invención por el que debería apostar: El espectáculo, el entretenimiento, la teatralización de la vida, el debate de la vida pública convertido en talk show.

Retornados a esta que podría llamarse normalidad democrática (2020 – 2025), Unitel regresó por sus fueros, conciente de los dictámenes de su visión-misión, esto es, privilegiar las inducidas preferencias de la audiencias que aunque alguna parte mas o menos bien informada de la sociedad no crea, pasan por llegar a casa, dejarse caer en el sillón  o tirarse a la cama y hacer zapping en busca de entrentenimiento y  evasión.

Cuando me referí a Unitel en aquella oportunidad, me chismearon que “el canal tomaría medidas” acerca de lo que habíamos publicado aquí en La Razón (2021) como parte de una serie de artículos que con el título de Memoria y Archivo se refería a los personajes –unos más golpistas que otros-- que formaron parte del derrocamiento del gobierno del MAS-IPSP (10 – 12 de noviembre de 2019) y mientras ese puñado de figuras políticas actuaba furiosamente obsesionada contra Evo Morales, Anabel Angus ya había acumulado casi un millón de seguidores en Instagram.

De regreso a privilegiar su marca distintiva, la del pasatiempos audiovisual, hizo bien Unitel en no intentar hacer algo en contra de quién se había expresado acerca de la estación televisiva con mayor audiencia en gran parte del país. Y digo hizo bien, porque en realidad lo que escribimos desde aquí consistía en alabar la simplista pero eficaz inteligencia de Anabel que es una conductora certificada por su magnetismo y su constancia: En las pantallas de la televisión boliviana abundan las aves de paso, producto de su inconsistencia, mediocridad, y otras debilidades que la hacen, en términos generales, una televisión gelatinosa, sin estilo debidamente definido y sin haber logrado consolidar algún rasgo de tradición comunicacional.

En todo ese espectro, el prorroguismo de Angus en la red, propiedad de la familia Monasterio, resulta, a diferencia de la función pública o de los cargos producto de la voluntad popular, la muy buena excepción que confirma la regla. Había comenzado conduciendo programas infanto juveniles (“Unitoons”), para luego pasar a ser la presentadora de las noticias que generaba la escuálida farándula cruceña y el espectáculo internacional en el espacio noticioso matinal y consolidarse como conductora principal de “Calle 7”, programa de competencia con equipos rojo y amarillo que debían desplegar destrezas y resistencia física,  y hoy día es la maestra de ceremonias de “Master chef”, un programa con marca internacional, en el que durante esta temporada, están para cocinar personajes que en Bolivia son considerados famosos, pero sobre todo famosas.

El formato de “Master chef”, puesto en escena con una cuidada factura visual, tiene a tres chefs (Coral Ayoroa, Marcos Gonzáles, Marko Bonifaz) que evalúan los correteos de los concursantes que en cada capítulo deben utilizar su creatividad culinaria para hacer de los platos terminados, un pequeño tributo al buen gusto capaz de abrir el apetito. Entre la mirada expresiva y la carcajada tímida de Desiree Durán y la fuerte personalidad de Justa Canaviri, la primera, finalista del Miss Universo 2006, la segunda, por muchos años conductora de un programa de entretenimiento de Bolivia TV, encontramos a la Bolivia moderna y a la Bolivia ancestral, compitiendo-compartiendo afanes por quién cocina mejor. Desiree es cruceña de sencilla procedencia citadina, Justa es chola paceña originariamente aymara y cuando entablan contacto visual con Anabel se produce un clic que solamente es posible a través de esa expresividad femenina con potencia para poner al aire las emociones con altibajos que genera este show en el que los concursantes están siempre ansiosos por escuchar las devoluciones de los chefs, sentencias que pueden conducir al siguiente peldaño camino al cielo o los que llevan a la irrermediable eliminación.

La estimulación al tiempo libre televisivo nos dice que no serán las candidatas a senadoras y diputadas que circulan en programas y redes sociales para decir cuán estupendas son y por qué, con todas sus aptitudes, deberían llegar a la Asamblea Legislativa Plurinacional.  No serán, no son ellas las tipas de la película, que para el caso signfica las protagonistas que estimulan el imaginario colectivo. Para el imaginario popular, apuesto doble contra sencillo, que las protagonistas de las aspiraciones de la gente que en algún momento de la noche miran TV, son Anabel Angus, Desiree Durán y Justa Canaviri, con Anabel encabezando la tabla de posiciones de las conductoras televisivas, con veinticinco años contínuos en la misma pantalla, mérito inusual en la evaporítica televisión boliviana.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 26 de julio

 

Sonia

 

Un policía corrupto, un narcotaficante o algún vocero evista coincidieron en apodar como Sonia a Eduardo Del Castillo, cuando ejercía el cargo de Ministro de Gobierno. En una astuta decisión de invertir el sentido irónico del sobrenombre, hoy Sonia (Somos Opción Nacional con Ideas Auténticas) está puesto en gorras de campaña electoral del candidato presidencial del MAS-IPSP, el único cruceño y el más joven en la papeleta electoral que marcaremos este 17 de agosto de 2025.

El año 2022, Carlos Romero le dijo a este periodista que Del Castillo estaba metido con los narcos. Que tenía palos blancos dedicados a comprar inmuebles en Santa Cruz de la Sierra con los dineros que había obtenido de su participación en el negocio y que tenía pruebas al respecto. Romero me lo dijo en dos oportunidades y a continuación, nada. Nunca mostró las supuestas “pruebas” del involucramiento del entonces Ministro en el tráfico de drogas. A continuación Romero y otros autores del evismo formaron parte del equipo saboteador al gobierno de Arce con furia y resentimiento. Hoy día, el mismísimo Romero, seguramente cansado del sinsentido en el que se embarcó, dice que ya no quiere estar peleando contra quienes hoy son enemigos y antes eran compañeros y como no quiere se parte de esa contienda, se retira del escenario, que no le interesa ser candidato.

El 09 de septiembre de 2023, en esta misma columna, publicamos “Del Castillo – Andrónico 2030” a propósito de afirmaciones hechas por Evo Morales en radio Kawsachun Coca en sentido de que este binomio se impondría después de repetir para 2025 el binomio Arce – Choquehuanca. En aquella columna escribí: “ Mientras Andrónico andaba en la formalidad de una conferencia de prensa ofrecida desde el recinto institucional de la Cámara Alta (para desmentir la versión de Evo Morales), Eduardo del Castillo ni se mosqueó con la nueva declaración del jefe de su partido, por el que saliera a trenzarse a puñetes y patadas con “pititas”, policías y militares en noviembre de 2019, cuando trabajaba junto a Adriana Salvatierra en la Asamblea Legislativa Plurinacional y formaban parte de Columna Sur, facción masista de juventudes de Santa Cruz. El gobierno de Evo se desmoronaba, pero Del Castillo y muchos más de su generación estaban ahí defendiendo la legitimidad presidencial y la idea de que concluyera su mandato en enero de 2020.”

En esa misma columna de hace dos años preanunciamos lo siguiente: “Eduardo Del Castillo instruyó investigar a fondo la corruptela instalada por su antecesor Arturo Murillo, que en tiempos de Jeanine era quien cortaba el bacalao. Este mismo “niño Ministro”, así apodado por el hijo de un fascista de la dictadura de Banzer, que se cargó a Jeanine, Camacho, y Pumari, intervino decisivamente en el apresamiento de un individuo llamado Misael Nallar, a quien se lo vincula con el clan Lima Lobo y se lo acusa de legitimación de ganancias ilícitas. Pero la historia no acaba ahí, porque éste al que el exministro Carlos Romero amenazaba con “mostrar pruebas de su vinculación con el narco”, continuó su camino airoso porque las denuncias del exministro de Gobierno de Evo Morales nunca pasaron de la amenaza y el exhibicionismo mediático, mientras Del Castillo comenzaba a desmontar con la Policía Boliviana el aparato exportador de cocaína instalado por un tal Sebastián Marset, ciudadano uruguayo a quien facilitaron identificaciones falsas, algunas autoridades bolivianas en 2018. Con este panorama, si finalmente el “niño Ministro” llegara a capturar a Marset, podría finalmente, sin proponérselo, darle la razón a Evo para convertirse en algún momento en candidato a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia”.

Ya se sabe que Del Castillo estuvo a un pelo de capturar a Marset, pero no lo logró, aunque si pudo, en coordinación con sus pares de Paraguay, Uruguay y Brasil, poner en evidencia y lesionar severamente al aparato transportador de cocaína hacia Europa  del narcotraficante uruguayo, dejando al descubierto a la organización criminal dedicada al narcotráfico mejor estructurada en Sudamérica, atrapando a varios criminales metidos en el negocio, algunos de los cuales eran posteriormente liberados por muy característicos jueces corruptos del sistema judicial boliviano.

Eduardo Del Castillo es hoy día, como lo vislumbraramos hace dos años, candidato a la Presidencia, no para 2030, sino para ya mismo, para las elecciones a realizarse en algo más de un mes. A quienes me calumniaron a lo largo de estos años, tratándome de mercenario o que vendo mi pluma al mejor postor,  a toda esa manga de resentidos que mascullan sus frustraciones hasta la etenidad, estoy para decirles que como hago desde el año 2002, mi voto será para el binomio del MAS-IPSP. Que votaré por Del Castillo-Berna consecuente con mi convicción sobre la necesidad de profundizar la construcción de nuestro Estado Plurinacional, de conectar, de una vez por todas, la nación cívica con la nación étnica.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 12 de julio

Segundón envilecido (A propósito del liderazgo carismático latinoamericano)

 

En una entusiasta adscripción al modelo político personalista caracterizado por el liderazgo carismático, Alvaro García Linera ha publicado en en su muy particular estilo envolvente (Página 12, 29 de junio de 2025), de que está hecho en América Latina ese tipo de liderazgo. En su texto, García Linera enfatiza las virtudes, en una suerte de romantización de esos personajes de nuestra vida pública por los que sus seguidores-adoradores son capaces hasta de ofrendar sus vidas. De hecho así ha sucedido en 2019, en Sacaba y Senkata, mientras el líder carismático de Isallawi-Orinoca, volaba hacia el asilo político que el presidente Andrés Manuel López Obrador le había ofrecido desde el Zócalo.

Exacerbadas las ventajas que da a una nación y a una sociedad el contar con líderes carismáticos cuando estos son progresistas, en “momentos carismáticos” muy precisos, en el texto no se encuentra en la misma proporción, disección alguna acerca de los peligros y  las consecuencias devastadoras a las que se puede llegar cuando el líder circunstancial alentado por grupos palaciegos que ensalzan y envanecen, se dispone a pretender convertirse en líder perpetuo transgrediendo ciclos espacio temporales por considerar que estos debieran tener carácter vitalicio, se diría en el Club de Leones o en el Rotary, o condición eterna, se diría en las iglesias a las que se acude al encuentro con el Señor Jesucristo o Alá.

García Linera, textual: “La mayor complejidad surge cuando el líder carismático busca regresar a funciones gubernamentales directas después que el momento carismático ha concluido. Un riesgo es hacerlo repitiendo las propuestas que años atrás fueron efectivas para afrontar la crisis y que, ahora, resultan insuficientes para abordar los nuevos problemas sociales. Ese resultado será una autodegradación y colapso de la influencia política carismática por la irresolución de las demandas populares. Otro escollo podrá venir del propio grupo de seguidores que exigen su oportunidad de estar en el gobierno y que, desde el Estado, rompen con el líder que los levantó y, mediante manipulaciones legales, la proscriben electoralmente, como en Ecuador y Bolivia. Estos segundones envilecidos, finalmente se ahogarán en desastrosas gestiones gubernamentales, pero habrán desprestigiado al bloque nacional-popular y llevado a que se comprima alrededor del líder carismático; intensa pero ya no mayoritaria ni hegemónica; sin iniciativa histórica y anclada en la defensa de lo hecho anteriormente.”

Para el caso particular boliviano, en nombre del compromiso con la historia y contra el falseamiento de los datos, hay que subrayar, y con lápiz carbón, que para Evo Morales Ayma (EMA), su “momento carismático” jamás concluyó y continúa sostenido sobre una cada vez más debilitado, pero existente, culto a la personalidad.

Examinemos a continuación el “otro escollo del grupo de seguidores que exigen su oportunidad de  estar en el gobierno y que desde el Estado, rompen con el líder que los levantó y, mediante manipulaciones legales, la proscriben electoralmente/…/Estos segundones envilecidos (lease Lenín Moreno y Luis Arce) finalmente se ahogarán en desastrosas gestiones gubernamentales.” Sobre esta afirmación es pertinente una corrección para el caso boliviano: Luis Arce, que sepamos, no exigió nada. Fue EMA quién con su indiscutible dedazo lo hizo candidato, precisamente porque ejerciendo a toda máquina su liderazgo carismático, sus entrañas le decían que ni por asomo debía admitir que otro indígena podría reemplazarlo en la presidencia y fue por este motivo que David Choquehuanca fue relegado a la candidatura vicepresidencial a pesar de que las decisiones colectivas de las organizaciones sociales lo  habían proclamado, y Arce fue el candidato producto de la decisión del jefazo. Para decirlo claro y conciso: No fue Arce el que pidió ser candidato, fue Evo el que vió en su perfil, el argumento para evitar el riesgo que suponía que indígena ex Canciller relevara a indígena líder carismático.

Segunda precisión: No fue que desde el gobierno de Arce se rompió con el líder carismático. Fue EMA que se desvinculó después que con talante invasivo, con la  autoridad que habilita su liderazgo, decidió inmiscuirse en decisiones administrativo gubernamentales que no le competían y a partir del momento en que Arce marcó territorio, dio inicio a una inmisericorde arremetida que comenzó con el no cumplimiento del artículo 13 del estatuto del MAS-IPSP (consenso entre cúpula partidaria y  Pacto de Unidad) para llevar adelante un Congreso de renovación de la directiva, continuó con el rompimiento de la bancada parlamentaria dejando al oficialismo en minoría para la toma de decisiones (aprobación de créditos, por ejemplo) y remató con una marcha y un bloqueo de caminos que buscaban el derrocamiento del presidente Arce para provocar el adelantamiento de elecciones. En síntesis: Fue el líder carismático el que comenzó a desordenar el jardín para convertirlo en un erial en el que por mucho tiempo se podrán observar los efectos de la autodestrucción, producto del rompimiento de la unidad partidaria, promovida, en primer lugar, por el mismo y en segundo por ese puñado de adulones fundamentalistas que van tras suyo ciegamente.

EMA ha sido víctima de su propio liderazgo carismático, sobre el que sigue montado. En mi investigación periodística “Sabotaje al gobierno de Luis Arce/ Hasta aquí llegamos Evo” (febrero 2025) , con solo apelar a la recopilación de información pública, se demuestra en 24 escenarios, que EMA hace funcionar su cerebelo como si nunca hubiera dejado de ser Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Conclusión: El idolatrado y último líder carismático boliviano ha sido victimador, no víctima, de todo cuanto su poder le ha permitido satisfacer a su delirante voluntarismo, desde relaciones personales con menores de edad a las que alienta a jugar al fútbol hasta hacer picadillo su propio instrumento, el Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP), sin advertir que esto implicaba algo así como una autocastración política.

Debido al ejercicio del liderazgo carismático, para el caso, basado también en el síndrome de la eterna juventud, EMA es responsable en primera  fila de la agudización de la crisis multifactorial que vive hoy Bolivia: Crisis política, crisis institucional, crisis de la administración de justicia y en los dos últimos años, crisis económica. Si su tarea se hubiera concebido desde el acompañamiento, como hace López Obrador con Claudia Sheinbaum en México, probablemente hoy, asunto de imposible comprobación, García Linera no estaría tachando a Luis Arce de “segundón envilecido” que por cierto, a estas alturas, a tres meses de la finalización de su gestión, ha tenido que ejercer una presidencia desgraciada, producto de los nocivos efectos de los que se ha llevado la peor parte, a los que conduce el liderazgo carismático, cuando este se asienta en la obsesión personalista y contradice la cosmovisión comunitaria sobre la circulación en el poder a partir de un sujeto colectivo, para el caso boliviano, indígena originario campesino.



Originalmente publicado en el Animal Político de La Razón el 5 de julio

 

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