viernes, 5 de septiembre de 2025

La aritmética del triunfo de Rodrigo Paz

 

El único momento de euforia luego de conocidos los resultados preliminares el domingo 17 de agosto, fue el registrado en el llamado Pasaje Ladislao Cabrera, popularmente conocido como Pasaje de los Gallos. Rodrigo Paz Pereyra, sin casa de campaña ni oficinas conocidas, eligió esas gradas que separan-conectan El Prado de la calle México, para dirigirse al país luego de su triunfo en las urnas en su debut como candidato presidencial. Ya se sabe, el gallo es el símbolo partidario del MIR-Nueva Mayoría, aquél liderizado por su padre, Jaime Paz Zamora, presidente del país entre 1989 y 1993. Rodrigo, para más señas, llevaba puesto un chaleco naranja, color distintivo del partido de su padre en sus mejores tiempos, y que utilizó muchas veces en sus periplos para hacer campaña a lo largo y ancho de Bolivia.

Cuando las encuestas indicaban que Tuto – Samuel llegaban por separado a conquistar la segunda vuelta, Paz Pereyra les arrebato las preferencias digitadas desde las encuestas y los medios hegemónicos, metiéndose entre los dos para sacar cabeza y conseguir un triunfo que a la gran mayoría del país dejó sorprendida. Una vez más, la derecha privatizadora de los 90, los neoliberales incorregibles, los que no le hicieron ascos a los ríos de sangre cruzados entre dictadura y democracia, se quedaban con los crespos hechos, panorama con el que está claro que una vez más no ganó  la derecha, pero después de dos décadas si perdió la izquierda hasta hace un tiempo monolítica y unitaria bajo la sigla del MAS – IPSP.

¿Dónde fueron a parar los 3 millones 394 mil 52 votos obtenidos por Luis Arce en 2020, logrando, en número de votos, la cifra más alta en la historia electoral del país? Respuesta de aritmética simple: Al caudal que le permitió el triunfo a Paz Pereyra, que a diferencia de las tradicionales campañas de escritorio y apuradas caminatas por zonas populares urbanas, con el añadido del uso saturante de las redes sociodigitales, viajó por la Bolivia diversa, la Bolivia de verdad, unos dicen que durante dos años, otros incluso que durante cuatro, sin preocuparse por cámaras, micrófonos y tik-toks,  y así tenemos que podía estar un día en Achacachi y al día siguiente en Cuatro Cañadas.

El candidato que emergía con la sigla prestada por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) hizo talón planta punta para conversar con los ciudadanos y ciudadanas de a pie y para bailar en festividades rurales, en reductos que todavía se consideraban bastiones del MAS-IPSP. Sus adversarios, Quiroga y Doria Medina, no aprendieron de los errores cometidos por Mesa en 2020, que hizo campaña con celular-cámara con estantería de libros como escenografía, y encarar la carrera electoral de esa manera , cosa que en este país tan andino como amazónico, no sirve.  

Tuto Quiroga consiguió en las elecciones de 2005, el 28.62 por ciento. En la siguiente elección que participó, -2014-- apenas obtuvo el 9.04 y en esta de hace apenas seis días, ha logrado el 26.7. Paralelamente, Doria Medina, logró en 2005 apenas el 7.79 por ciento, en 2009 el 5.65 y mejoró notablemente en 2014 trepando al 24.23 que no le sirvió de casi nada porque Evo Morales consiguió en esa elección un abrumador 61.36. Finalmente en esta elección de 2025, llegó al 19.69 por ciento.  perdiendo frente al voto nulo que alcanzó casi el 20 por ciento. Tuto segundo, en el fútbol se le dice el primero de los últimos, y Samuel cuarto.

Con estos números, mientras sus principales adversarios persistieron en sus conservadoras, estereotipadas y mañosas estrategias, Rodrigo Paz le fue mermando adeptos al autodestruído Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP). Si del casi 20 por ciento de los nulos, le reconocemos solamente un 10 por ciento a la campaña de Evo que instó a votar pifiado, más el 8 por ciento conseguido por el candidato-blef, Andrónico Rodríguez, y el 3 por ciento salva sigla de Eduardo del Castillo, tenemos que el voto del bloque popular, dividido entre tres, suma el 23 por ciento que debiera anotarse en la casilla del voto duro e histórico del MAS. Paz  Pereyra consiguió el primer lugar con el 32 por ciento de los votos. 23 mas 32 es igual a 55, esto es el 55 por ciento con el que en 2020 el partido azul arrasó en la votación.

La derecha no pudo superar sus propios números, lo nacional popular sigue lastimando con sus astillas de autoeliminación a quienes fueron perdiendo la mística producto del sabotaje de Evo y la crisis económica que condenó al gobierno y a su candidato, y mientras esto sucedía por izquierda y derecha, uno de centro, para unos de centro-derecha y para otros de centro-izquierda, se encontró en el camino con un capitán de policía, Edman Lara, para formar binomio, lo que nos permite decir que Bolivia, por fin, ya tiene su propio Bukele.

 El 12 de febrero pasado, entrevistamos a Rodrigo Paz (“Cable a tierra”, radio Éxito Bolivia, 93.1 FM), cuando todavía no era candidato. Le hicimos notar que si bien atacaba políticamente al MAS, evitaba descender al territorio de la diatriba y la descalificación. Parece que esta fue otra de las fortalezas que evidencian su inteligencia retórica.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 23 de agosto

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