viernes, 5 de septiembre de 2025

Macho creyente

 

Luis Fernando tenía que apellidar Camacho. Es socio de Samuel Doria Medina para estas elecciones presidenciales y macho alfa de la conspiración de noviembre de 2019 sellada con un golpe de Estado y consecuentemente un gobierno transitorio inconstitucional. Tan macho como el jefe de Creemos fue su papá,  puntual paramilitante de otro golpe de Estado, el de 1971, que llevó a la presidencia al Coronel Banzer que luego ascendería a General y se atornillaría durante siete años de facto en la silla principal del Palacio Quemado.

Con estos antecedentes, Camacho encajaría mejor en las filas del tutismo. Allí, bajo la sombrilla de su sobrenombre, habita el candidato, hijo político del banzerato, Jorge Quiroga Ramírez. De allí también emerge Branko Marinkovic, que después de haber calificado a Tuto de “tibio, cobarde y cómplice de Evo Morales”, bajó la cabeza resignándose a ser su candidato a Senador. Marinkovic es predecesor  y mentor de Camacho en el Comité Cívico Pro Santa Cruz.

¿Qué hace Camacho con un miembro de la Internacional Socialista? Seguramente confiará en que como en tiempos del MIR, pondrá el guiñador de la cuatro por cuatro hacia la izquierda, pero coherente consigo mismo, terminará girando a la derecha. Aunque parezca una broma, Doria Medina es miembro de una Internacional Socialista, podríamos decir, muy europea, social demócrata y neoliberal.

Un audio inscrito en ese lugar común mal llamado “guerra sucia”, --los especialistas le llaman “campaña de contraste”--, ha puesto en evidencia, otra vez, cuan macho es Camacho. Lo de la sigla de su agrupación, Creemos, no es casualidad: Cree firmemente en Dios, Jesucristo y los santos evangelios registrados en la Biblia, libro que utilizaba en las vigilias armadas alrededor del Cristo Redentor de la avenida Banzer, transcurrida la jornada en rotondas en las que se quemaban llantas y se impedía el paso a los “traidores” que tenían la osadía de no se sumarse al paro (octubre – noviembre, 2019), en el objetivo de conseguir la renuncia de Evo Morales.

En el audio en cuestión, grabado en instalaciones del Penal de Chonchocoro, Camacho conversa con su lugarteniente, Efraín Suárez, al que le comenta que se desvincularía de Doria Medina porque este, si llega al gobierno,  convertirá en ley el matrimonio de personas del mismo sexo y que eso, según sus creencias y convicciones resulta inconcebible y no lo puede aceptar porque considera que el único matrimonio válido es el inscrito en lo heteronormativo. En la conversación, Camacho se explaya contra los “frescos” y comenta que su candidato a Presidente podría llegar a tomar esa decisión, porque en su familia figuraría un homosexual.

Transcurridos cuatro días de la publicación de dicha conversación –falta constatar quién fue el pícaro que filtró el audio—Camacho no ha dejado de ser socio electoral de Doria Medina y con el silencio de los medios hegemónicos, el asunto parece diluirse, sin llegar a instalarse como noticia de campaña con el propósito de generar escandalización en redes sociodigitales. Si Camacho dijo lo que dijo, está claro que fue boca para afuera, que seguramente le incomodará la postura de Doria Medina, pero no por ello pondrá su fe religiosa por encima de sus intereses terrenales y así renunciar a formar parte de una nueva coalición que pretende llegar al gobierno. Camacho sabe que Doria Medina está convencido que es su presencia en la Alianza Unidad la que podría ser factor de triunfo en Santa Cruz.

No sólo Doria Medina, sino todos los candidatos a la presidencia, deberían ponerse en línea para reconocer todos los derechos ciudadanos a lesbianas, gays,  personas transgénero, bisexuales, intersexuales y queer (LGTBIQ+), lo que significaría un avance significativo en el reconocimiento consensuado de la diversidad como base de sustentación de una auténtica, y ya no más sesgada e hipócrita convivencia ciudadana.

Doria Medina tiene que saber, a estas alturas, con quién pactó. Cerró acuerdo con un individuo que cree en el Dios cristiano excluyente , ese al que el Generalísimo Franciso Franco Bahamonde, el dictador que durante treinta y seis años asoló a España (150 mil muertos desde la guerra civil y todos sus años de gobierno represivo), arropado por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini , ese Dios al que le iba a rezar para pedirle perdón por reprimir y eliminar de la faz de la tierra a republicanos y zurdos de mierda, cosa que a Luis Fernando Camacho podría resultarle famiiar, si consideramos cómo sus seguidores persiguieron, encarcelaron y torturaron en Santa Cruz a campesinos “collas” durante las violentas jornadas de 2019, por el sólo hecho de “parecer masistas”.

Si Doria Medina es socialista (repito, parece una broma) y Camacho es un simpatizante del fascismo, incluídas sus creencias y prácticas religiosas,  ¿será esta la manera en que “un empresario que no es político profesional”, según su propia autodefinición, quiere inaugurar una nueva era de pactos políticos en nombre de los intereses patrios?




Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 08 de agosto

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