viernes, 5 de septiembre de 2025

Las tipas de la película

 

En tiempos de golpe de Estado y gobierno de facto (2019 – 2020) escribí que Unitel era la emisora televisiva que hasta entonces, cuando se convirtió en circunstancial y fugaz canal oficialista, había apostado con éxito por lo que toda televisión se precie de seria y tenga claros sus orígenes y el sentido de invención por el que debería apostar: El espectáculo, el entretenimiento, la teatralización de la vida, el debate de la vida pública convertido en talk show.

Retornados a esta que podría llamarse normalidad democrática (2020 – 2025), Unitel regresó por sus fueros, conciente de los dictámenes de su visión-misión, esto es, privilegiar las inducidas preferencias de la audiencias que aunque alguna parte mas o menos bien informada de la sociedad no crea, pasan por llegar a casa, dejarse caer en el sillón  o tirarse a la cama y hacer zapping en busca de entrentenimiento y  evasión.

Cuando me referí a Unitel en aquella oportunidad, me chismearon que “el canal tomaría medidas” acerca de lo que habíamos publicado aquí en La Razón (2021) como parte de una serie de artículos que con el título de Memoria y Archivo se refería a los personajes –unos más golpistas que otros-- que formaron parte del derrocamiento del gobierno del MAS-IPSP (10 – 12 de noviembre de 2019) y mientras ese puñado de figuras políticas actuaba furiosamente obsesionada contra Evo Morales, Anabel Angus ya había acumulado casi un millón de seguidores en Instagram.

De regreso a privilegiar su marca distintiva, la del pasatiempos audiovisual, hizo bien Unitel en no intentar hacer algo en contra de quién se había expresado acerca de la estación televisiva con mayor audiencia en gran parte del país. Y digo hizo bien, porque en realidad lo que escribimos desde aquí consistía en alabar la simplista pero eficaz inteligencia de Anabel que es una conductora certificada por su magnetismo y su constancia: En las pantallas de la televisión boliviana abundan las aves de paso, producto de su inconsistencia, mediocridad, y otras debilidades que la hacen, en términos generales, una televisión gelatinosa, sin estilo debidamente definido y sin haber logrado consolidar algún rasgo de tradición comunicacional.

En todo ese espectro, el prorroguismo de Angus en la red, propiedad de la familia Monasterio, resulta, a diferencia de la función pública o de los cargos producto de la voluntad popular, la muy buena excepción que confirma la regla. Había comenzado conduciendo programas infanto juveniles (“Unitoons”), para luego pasar a ser la presentadora de las noticias que generaba la escuálida farándula cruceña y el espectáculo internacional en el espacio noticioso matinal y consolidarse como conductora principal de “Calle 7”, programa de competencia con equipos rojo y amarillo que debían desplegar destrezas y resistencia física,  y hoy día es la maestra de ceremonias de “Master chef”, un programa con marca internacional, en el que durante esta temporada, están para cocinar personajes que en Bolivia son considerados famosos, pero sobre todo famosas.

El formato de “Master chef”, puesto en escena con una cuidada factura visual, tiene a tres chefs (Coral Ayoroa, Marcos Gonzáles, Marko Bonifaz) que evalúan los correteos de los concursantes que en cada capítulo deben utilizar su creatividad culinaria para hacer de los platos terminados, un pequeño tributo al buen gusto capaz de abrir el apetito. Entre la mirada expresiva y la carcajada tímida de Desiree Durán y la fuerte personalidad de Justa Canaviri, la primera, finalista del Miss Universo 2006, la segunda, por muchos años conductora de un programa de entretenimiento de Bolivia TV, encontramos a la Bolivia moderna y a la Bolivia ancestral, compitiendo-compartiendo afanes por quién cocina mejor. Desiree es cruceña de sencilla procedencia citadina, Justa es chola paceña originariamente aymara y cuando entablan contacto visual con Anabel se produce un clic que solamente es posible a través de esa expresividad femenina con potencia para poner al aire las emociones con altibajos que genera este show en el que los concursantes están siempre ansiosos por escuchar las devoluciones de los chefs, sentencias que pueden conducir al siguiente peldaño camino al cielo o los que llevan a la irrermediable eliminación.

La estimulación al tiempo libre televisivo nos dice que no serán las candidatas a senadoras y diputadas que circulan en programas y redes sociales para decir cuán estupendas son y por qué, con todas sus aptitudes, deberían llegar a la Asamblea Legislativa Plurinacional.  No serán, no son ellas las tipas de la película, que para el caso signfica las protagonistas que estimulan el imaginario colectivo. Para el imaginario popular, apuesto doble contra sencillo, que las protagonistas de las aspiraciones de la gente que en algún momento de la noche miran TV, son Anabel Angus, Desiree Durán y Justa Canaviri, con Anabel encabezando la tabla de posiciones de las conductoras televisivas, con veinticinco años contínuos en la misma pantalla, mérito inusual en la evaporítica televisión boliviana.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 26 de julio

 

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