Un policía
corrupto, un narcotaficante o algún vocero evista coincidieron en apodar como
Sonia a Eduardo Del Castillo, cuando ejercía el cargo de Ministro de Gobierno.
En una astuta decisión de invertir el sentido irónico del sobrenombre, hoy
Sonia (Somos Opción Nacional con Ideas Auténticas) está puesto en gorras de
campaña electoral del candidato presidencial del MAS-IPSP, el único cruceño y
el más joven en la papeleta electoral que marcaremos este 17 de agosto de 2025.
El año 2022,
Carlos Romero le dijo a este periodista que Del Castillo estaba metido con los
narcos. Que tenía palos blancos dedicados a comprar inmuebles en Santa Cruz de
la Sierra con los dineros que había obtenido de su participación en el negocio
y que tenía pruebas al respecto. Romero me lo dijo en dos oportunidades y a
continuación, nada. Nunca mostró las supuestas “pruebas” del involucramiento
del entonces Ministro en el tráfico de drogas. A continuación Romero y otros
autores del evismo formaron parte del equipo saboteador al gobierno de Arce con
furia y resentimiento. Hoy día, el mismísimo Romero, seguramente cansado del
sinsentido en el que se embarcó, dice que ya no quiere estar peleando contra
quienes hoy son enemigos y antes eran compañeros y como no quiere se parte de
esa contienda, se retira del escenario, que no le interesa ser candidato.
El 09 de
septiembre de 2023, en esta misma columna, publicamos “Del Castillo – Andrónico
2030” a propósito de afirmaciones hechas por Evo Morales en radio Kawsachun
Coca en sentido de que este binomio se impondría después de repetir para 2025
el binomio Arce – Choquehuanca. En aquella columna escribí: “ Mientras
Andrónico andaba en la formalidad de una conferencia de prensa ofrecida desde
el recinto institucional de la Cámara Alta (para desmentir la versión de Evo
Morales), Eduardo del Castillo ni se mosqueó con la nueva declaración del jefe
de su partido, por el que saliera a trenzarse a puñetes y patadas con
“pititas”, policías y militares en noviembre de 2019, cuando trabajaba junto a
Adriana Salvatierra en la Asamblea Legislativa Plurinacional y formaban parte
de Columna Sur, facción masista de juventudes de Santa Cruz. El gobierno de Evo
se desmoronaba, pero Del Castillo y muchos más de su generación estaban ahí
defendiendo la legitimidad presidencial y la idea de que concluyera su mandato
en enero de 2020.”
En esa misma
columna de hace dos años preanunciamos lo siguiente: “Eduardo Del Castillo
instruyó investigar a fondo la corruptela instalada por su antecesor Arturo
Murillo, que en tiempos de Jeanine era quien cortaba el bacalao. Este mismo
“niño Ministro”, así apodado por el hijo de un fascista de la dictadura de
Banzer, que se cargó a Jeanine, Camacho, y Pumari, intervino decisivamente en
el apresamiento de un individuo llamado Misael Nallar, a quien se lo vincula
con el clan Lima Lobo y se lo acusa de legitimación de ganancias ilícitas. Pero
la historia no acaba ahí, porque éste al que el exministro Carlos Romero
amenazaba con “mostrar pruebas de su vinculación con el narco”, continuó su
camino airoso porque las denuncias del exministro de Gobierno de Evo Morales
nunca pasaron de la amenaza y el exhibicionismo mediático, mientras Del
Castillo comenzaba a desmontar con la Policía Boliviana el aparato exportador
de cocaína instalado por un tal Sebastián Marset, ciudadano uruguayo a quien
facilitaron identificaciones falsas, algunas autoridades bolivianas en 2018.
Con este panorama, si finalmente el “niño Ministro” llegara a capturar a
Marset, podría finalmente, sin proponérselo, darle la razón a Evo para
convertirse en algún momento en candidato a la Presidencia del Estado
Plurinacional de Bolivia”.
Ya se sabe que
Del Castillo estuvo a un pelo de capturar a Marset, pero no lo logró, aunque si
pudo, en coordinación con sus pares de Paraguay, Uruguay y Brasil, poner en
evidencia y lesionar severamente al aparato transportador de cocaína hacia
Europa del narcotraficante uruguayo,
dejando al descubierto a la organización criminal dedicada al narcotráfico mejor
estructurada en Sudamérica, atrapando a varios criminales metidos en el
negocio, algunos de los cuales eran posteriormente liberados por muy característicos
jueces corruptos del sistema judicial boliviano.
Eduardo Del
Castillo es hoy día, como lo vislumbraramos hace dos años, candidato a la
Presidencia, no para 2030, sino para ya mismo, para las elecciones a realizarse
en algo más de un mes. A quienes me calumniaron a lo largo de estos años,
tratándome de mercenario o que vendo mi pluma al mejor postor, a toda esa manga de resentidos que mascullan
sus frustraciones hasta la etenidad, estoy para decirles que como hago desde el
año 2002, mi voto será para el binomio del MAS-IPSP. Que votaré por Del
Castillo-Berna consecuente con mi convicción sobre la necesidad de profundizar
la construcción de nuestro Estado Plurinacional, de conectar, de una vez por
todas, la nación cívica con la nación étnica.
Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 12 de julio
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