Si creemos que Marcelo Quiroga Santa Cruz jamás hubiera pasado a las filas de la izquierda caviar, parecida a la derecha edulcorada por la social democracia europea, no tengo dudas que definiría “Dueños de Bolivia, la historia (no oficial) del saqueo” (2025) investigación del sociólogo Nathanael Hastie, como la continuación ampliada de “El saqueo de Bolivia” (1973), precisamente escrito por el líder del Partido Socialista – 1, brutalmente asesinado en el golpe de Estado de Luis García Meza en 1980.
“Dueños de
Bolivia…” es la investigación sólidamente documentada acerca de un triángulo de
poder armado entre políticos de los 50 -60 que manejaron el país hasta
principios del siglo XXI, militares y empresarios de alto vuelo a los que casi
nunca se cita para referir acontecimientos que implican responsabilidad
histórica y asuntos contables que dan cuenta de cómo, esos que gozaban de
prestigio por status económico usaron lo que en el libro se describe como
puertas giratorias, con la alternancia de roles como representantes de
intereses empresariales a través de las corporaciones propietarias y como
personeros de gobierno de áreas estratégicas que participaron indistintamente
en dictadura y democracia en calidad de ministros de Estado, embajadores y
presidentes de empresas estratégicas.
Con la convicción
propia de quién piensa, investiga y escribe desde el marxismo más riguroso,
Nathanael Hastie ha hecho un libro que define modestamente cómo la historia (no
oficial) del saqueo cuando en realidad se trata de la verdadera historia de la
Bolivia racista, excluyente, cipaya, monocultural, dictatorial, neoliberal y
corrupta. En sus 22 capítulos repletos de datos estadísticos y registro de las
políticas autoritarias y antipopulares que han caracterizado la penosa y
entreguista construcción del Estado monocultural, “Dueños de Bolivia” nos
recuerda también que academicos como Hugo Celso Felipe Mansilla Ferrant
escribieron alguna vez sobre la empresa privada y la “transición democrática”,
justificando el apoyo frontal que le diera la Confederación de Empresarios a la
dictadura del Gral. García Meza, autor intelectual del asesinato político de
Quiroga Santa Cruz, seguramente porque su entonces presidente, Marcelo Pérez
Monasterios, formaba parte del partido que un año antes había fundado el
dictador del septenio, General Hugo Banzer Suárez, Acción Democrática
Nacionalista, que dicho sea de paso, es la casa política de la que emergió a la
vida pública, Jorge Tuto Quiroga.
Para quienes
viven de la estrechez de miras con la que se practica el periodismo de
coyuntura en Bolivia, este libro es un destapador de sesos y un activador de la
historia debidamente escondida o sesgada por los historiadores oficiales. Con
sólo examinar el índice, los que no saben –en el periodismo actual, una notoria
mayoría-- pueden enterarse cómo se formó la oligarquía en Bolivia, qué
significa ir de Catavi a Villa Victoria y en qué consistió el Código Davenport,
cómo se explica la consigna “Orden, paz y trabajo” de la dictadura de Banzer,
que fue la Comisión Nacional de Asesoramiento y Legislación (CONAL) durante la
dictadura de García Meza poblada de empresarios y consultores civiles
respaldando a ese gobierno de facto narcotraficante, cómo fue la crisis y la
hiperinflación en el gobierno de la UDP, torpedeado por partidos de derecha y
otra vez, la Confederación de Empresarios, de qué manera se asaltaba el Banco
Central de Bolivia y se consolidaba la banca comercial privada, en qué
consistieron la capitalización de Sánchez de Lozada y las privatizaciones de
Paz Zamora-Doria Medina, cómo los
terratenientes amenazaban con guerra civil cuando se emprendía el saneamiento
de tierras ( a punto de concluir, quedando nada más que un 6 por ciento
pendiente en todo el territorio nacional), cómo se rearticularon las fuerzas de
lo que Montenegro llamaría la antinación para perpetrar el golpe de 2019,
reinstalándose la oligarquía en el viejo Palacio Quemado, quiénes son los
llamados qamiris, la burguesía azul y de donde provienen los petrodólares, como
funcionan las logias orientales, los cívicos y qué significó el escándalo
financiero del Banco Fassil, y finalmente, en la actualidad de esta tercera
década del nuevo siglo, quiénes son los dueños de Bolivia, principalmente
situados en la banca, las aseguradoras, la ganadería, la agroindustria, las
entidades financieras de microcrédito, las petroleras, la minería, la
industria, las telefónicas, las empresas de aseo urbano, las importadoras y
comercializadoras y puntualmente el grupo Conversa – Doria Medina.
El pasado 6 de septiembre, entrevisté a Nathanael Hastie para la televisión (“Cable a tierra”, Xto TV), programa en el que pude expresarle que este es el libro que hacia falta para quienes consideramos la memoria histórica y el archivo como prioridades formativas de la conciencia nacional. Hastie pulveriza la frivolidad y el anecdotario noticioso cotidiano con esta su formidable y esclarecedora investigación
Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 04 de octubre de 2025
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