viernes, 5 de septiembre de 2025

La aritmética del triunfo de Rodrigo Paz

 

El único momento de euforia luego de conocidos los resultados preliminares el domingo 17 de agosto, fue el registrado en el llamado Pasaje Ladislao Cabrera, popularmente conocido como Pasaje de los Gallos. Rodrigo Paz Pereyra, sin casa de campaña ni oficinas conocidas, eligió esas gradas que separan-conectan El Prado de la calle México, para dirigirse al país luego de su triunfo en las urnas en su debut como candidato presidencial. Ya se sabe, el gallo es el símbolo partidario del MIR-Nueva Mayoría, aquél liderizado por su padre, Jaime Paz Zamora, presidente del país entre 1989 y 1993. Rodrigo, para más señas, llevaba puesto un chaleco naranja, color distintivo del partido de su padre en sus mejores tiempos, y que utilizó muchas veces en sus periplos para hacer campaña a lo largo y ancho de Bolivia.

Cuando las encuestas indicaban que Tuto – Samuel llegaban por separado a conquistar la segunda vuelta, Paz Pereyra les arrebato las preferencias digitadas desde las encuestas y los medios hegemónicos, metiéndose entre los dos para sacar cabeza y conseguir un triunfo que a la gran mayoría del país dejó sorprendida. Una vez más, la derecha privatizadora de los 90, los neoliberales incorregibles, los que no le hicieron ascos a los ríos de sangre cruzados entre dictadura y democracia, se quedaban con los crespos hechos, panorama con el que está claro que una vez más no ganó  la derecha, pero después de dos décadas si perdió la izquierda hasta hace un tiempo monolítica y unitaria bajo la sigla del MAS – IPSP.

¿Dónde fueron a parar los 3 millones 394 mil 52 votos obtenidos por Luis Arce en 2020, logrando, en número de votos, la cifra más alta en la historia electoral del país? Respuesta de aritmética simple: Al caudal que le permitió el triunfo a Paz Pereyra, que a diferencia de las tradicionales campañas de escritorio y apuradas caminatas por zonas populares urbanas, con el añadido del uso saturante de las redes sociodigitales, viajó por la Bolivia diversa, la Bolivia de verdad, unos dicen que durante dos años, otros incluso que durante cuatro, sin preocuparse por cámaras, micrófonos y tik-toks,  y así tenemos que podía estar un día en Achacachi y al día siguiente en Cuatro Cañadas.

El candidato que emergía con la sigla prestada por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) hizo talón planta punta para conversar con los ciudadanos y ciudadanas de a pie y para bailar en festividades rurales, en reductos que todavía se consideraban bastiones del MAS-IPSP. Sus adversarios, Quiroga y Doria Medina, no aprendieron de los errores cometidos por Mesa en 2020, que hizo campaña con celular-cámara con estantería de libros como escenografía, y encarar la carrera electoral de esa manera , cosa que en este país tan andino como amazónico, no sirve.  

Tuto Quiroga consiguió en las elecciones de 2005, el 28.62 por ciento. En la siguiente elección que participó, -2014-- apenas obtuvo el 9.04 y en esta de hace apenas seis días, ha logrado el 26.7. Paralelamente, Doria Medina, logró en 2005 apenas el 7.79 por ciento, en 2009 el 5.65 y mejoró notablemente en 2014 trepando al 24.23 que no le sirvió de casi nada porque Evo Morales consiguió en esa elección un abrumador 61.36. Finalmente en esta elección de 2025, llegó al 19.69 por ciento.  perdiendo frente al voto nulo que alcanzó casi el 20 por ciento. Tuto segundo, en el fútbol se le dice el primero de los últimos, y Samuel cuarto.

Con estos números, mientras sus principales adversarios persistieron en sus conservadoras, estereotipadas y mañosas estrategias, Rodrigo Paz le fue mermando adeptos al autodestruído Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP). Si del casi 20 por ciento de los nulos, le reconocemos solamente un 10 por ciento a la campaña de Evo que instó a votar pifiado, más el 8 por ciento conseguido por el candidato-blef, Andrónico Rodríguez, y el 3 por ciento salva sigla de Eduardo del Castillo, tenemos que el voto del bloque popular, dividido entre tres, suma el 23 por ciento que debiera anotarse en la casilla del voto duro e histórico del MAS. Paz  Pereyra consiguió el primer lugar con el 32 por ciento de los votos. 23 mas 32 es igual a 55, esto es el 55 por ciento con el que en 2020 el partido azul arrasó en la votación.

La derecha no pudo superar sus propios números, lo nacional popular sigue lastimando con sus astillas de autoeliminación a quienes fueron perdiendo la mística producto del sabotaje de Evo y la crisis económica que condenó al gobierno y a su candidato, y mientras esto sucedía por izquierda y derecha, uno de centro, para unos de centro-derecha y para otros de centro-izquierda, se encontró en el camino con un capitán de policía, Edman Lara, para formar binomio, lo que nos permite decir que Bolivia, por fin, ya tiene su propio Bukele.

 El 12 de febrero pasado, entrevistamos a Rodrigo Paz (“Cable a tierra”, radio Éxito Bolivia, 93.1 FM), cuando todavía no era candidato. Le hicimos notar que si bien atacaba políticamente al MAS, evitaba descender al territorio de la diatriba y la descalificación. Parece que esta fue otra de las fortalezas que evidencian su inteligencia retórica.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 23 de agosto

Macho creyente

 

Luis Fernando tenía que apellidar Camacho. Es socio de Samuel Doria Medina para estas elecciones presidenciales y macho alfa de la conspiración de noviembre de 2019 sellada con un golpe de Estado y consecuentemente un gobierno transitorio inconstitucional. Tan macho como el jefe de Creemos fue su papá,  puntual paramilitante de otro golpe de Estado, el de 1971, que llevó a la presidencia al Coronel Banzer que luego ascendería a General y se atornillaría durante siete años de facto en la silla principal del Palacio Quemado.

Con estos antecedentes, Camacho encajaría mejor en las filas del tutismo. Allí, bajo la sombrilla de su sobrenombre, habita el candidato, hijo político del banzerato, Jorge Quiroga Ramírez. De allí también emerge Branko Marinkovic, que después de haber calificado a Tuto de “tibio, cobarde y cómplice de Evo Morales”, bajó la cabeza resignándose a ser su candidato a Senador. Marinkovic es predecesor  y mentor de Camacho en el Comité Cívico Pro Santa Cruz.

¿Qué hace Camacho con un miembro de la Internacional Socialista? Seguramente confiará en que como en tiempos del MIR, pondrá el guiñador de la cuatro por cuatro hacia la izquierda, pero coherente consigo mismo, terminará girando a la derecha. Aunque parezca una broma, Doria Medina es miembro de una Internacional Socialista, podríamos decir, muy europea, social demócrata y neoliberal.

Un audio inscrito en ese lugar común mal llamado “guerra sucia”, --los especialistas le llaman “campaña de contraste”--, ha puesto en evidencia, otra vez, cuan macho es Camacho. Lo de la sigla de su agrupación, Creemos, no es casualidad: Cree firmemente en Dios, Jesucristo y los santos evangelios registrados en la Biblia, libro que utilizaba en las vigilias armadas alrededor del Cristo Redentor de la avenida Banzer, transcurrida la jornada en rotondas en las que se quemaban llantas y se impedía el paso a los “traidores” que tenían la osadía de no se sumarse al paro (octubre – noviembre, 2019), en el objetivo de conseguir la renuncia de Evo Morales.

En el audio en cuestión, grabado en instalaciones del Penal de Chonchocoro, Camacho conversa con su lugarteniente, Efraín Suárez, al que le comenta que se desvincularía de Doria Medina porque este, si llega al gobierno,  convertirá en ley el matrimonio de personas del mismo sexo y que eso, según sus creencias y convicciones resulta inconcebible y no lo puede aceptar porque considera que el único matrimonio válido es el inscrito en lo heteronormativo. En la conversación, Camacho se explaya contra los “frescos” y comenta que su candidato a Presidente podría llegar a tomar esa decisión, porque en su familia figuraría un homosexual.

Transcurridos cuatro días de la publicación de dicha conversación –falta constatar quién fue el pícaro que filtró el audio—Camacho no ha dejado de ser socio electoral de Doria Medina y con el silencio de los medios hegemónicos, el asunto parece diluirse, sin llegar a instalarse como noticia de campaña con el propósito de generar escandalización en redes sociodigitales. Si Camacho dijo lo que dijo, está claro que fue boca para afuera, que seguramente le incomodará la postura de Doria Medina, pero no por ello pondrá su fe religiosa por encima de sus intereses terrenales y así renunciar a formar parte de una nueva coalición que pretende llegar al gobierno. Camacho sabe que Doria Medina está convencido que es su presencia en la Alianza Unidad la que podría ser factor de triunfo en Santa Cruz.

No sólo Doria Medina, sino todos los candidatos a la presidencia, deberían ponerse en línea para reconocer todos los derechos ciudadanos a lesbianas, gays,  personas transgénero, bisexuales, intersexuales y queer (LGTBIQ+), lo que significaría un avance significativo en el reconocimiento consensuado de la diversidad como base de sustentación de una auténtica, y ya no más sesgada e hipócrita convivencia ciudadana.

Doria Medina tiene que saber, a estas alturas, con quién pactó. Cerró acuerdo con un individuo que cree en el Dios cristiano excluyente , ese al que el Generalísimo Franciso Franco Bahamonde, el dictador que durante treinta y seis años asoló a España (150 mil muertos desde la guerra civil y todos sus años de gobierno represivo), arropado por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini , ese Dios al que le iba a rezar para pedirle perdón por reprimir y eliminar de la faz de la tierra a republicanos y zurdos de mierda, cosa que a Luis Fernando Camacho podría resultarle famiiar, si consideramos cómo sus seguidores persiguieron, encarcelaron y torturaron en Santa Cruz a campesinos “collas” durante las violentas jornadas de 2019, por el sólo hecho de “parecer masistas”.

Si Doria Medina es socialista (repito, parece una broma) y Camacho es un simpatizante del fascismo, incluídas sus creencias y prácticas religiosas,  ¿será esta la manera en que “un empresario que no es político profesional”, según su propia autodefinición, quiere inaugurar una nueva era de pactos políticos en nombre de los intereses patrios?




Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 08 de agosto

Las tipas de la película

 

En tiempos de golpe de Estado y gobierno de facto (2019 – 2020) escribí que Unitel era la emisora televisiva que hasta entonces, cuando se convirtió en circunstancial y fugaz canal oficialista, había apostado con éxito por lo que toda televisión se precie de seria y tenga claros sus orígenes y el sentido de invención por el que debería apostar: El espectáculo, el entretenimiento, la teatralización de la vida, el debate de la vida pública convertido en talk show.

Retornados a esta que podría llamarse normalidad democrática (2020 – 2025), Unitel regresó por sus fueros, conciente de los dictámenes de su visión-misión, esto es, privilegiar las inducidas preferencias de la audiencias que aunque alguna parte mas o menos bien informada de la sociedad no crea, pasan por llegar a casa, dejarse caer en el sillón  o tirarse a la cama y hacer zapping en busca de entrentenimiento y  evasión.

Cuando me referí a Unitel en aquella oportunidad, me chismearon que “el canal tomaría medidas” acerca de lo que habíamos publicado aquí en La Razón (2021) como parte de una serie de artículos que con el título de Memoria y Archivo se refería a los personajes –unos más golpistas que otros-- que formaron parte del derrocamiento del gobierno del MAS-IPSP (10 – 12 de noviembre de 2019) y mientras ese puñado de figuras políticas actuaba furiosamente obsesionada contra Evo Morales, Anabel Angus ya había acumulado casi un millón de seguidores en Instagram.

De regreso a privilegiar su marca distintiva, la del pasatiempos audiovisual, hizo bien Unitel en no intentar hacer algo en contra de quién se había expresado acerca de la estación televisiva con mayor audiencia en gran parte del país. Y digo hizo bien, porque en realidad lo que escribimos desde aquí consistía en alabar la simplista pero eficaz inteligencia de Anabel que es una conductora certificada por su magnetismo y su constancia: En las pantallas de la televisión boliviana abundan las aves de paso, producto de su inconsistencia, mediocridad, y otras debilidades que la hacen, en términos generales, una televisión gelatinosa, sin estilo debidamente definido y sin haber logrado consolidar algún rasgo de tradición comunicacional.

En todo ese espectro, el prorroguismo de Angus en la red, propiedad de la familia Monasterio, resulta, a diferencia de la función pública o de los cargos producto de la voluntad popular, la muy buena excepción que confirma la regla. Había comenzado conduciendo programas infanto juveniles (“Unitoons”), para luego pasar a ser la presentadora de las noticias que generaba la escuálida farándula cruceña y el espectáculo internacional en el espacio noticioso matinal y consolidarse como conductora principal de “Calle 7”, programa de competencia con equipos rojo y amarillo que debían desplegar destrezas y resistencia física,  y hoy día es la maestra de ceremonias de “Master chef”, un programa con marca internacional, en el que durante esta temporada, están para cocinar personajes que en Bolivia son considerados famosos, pero sobre todo famosas.

El formato de “Master chef”, puesto en escena con una cuidada factura visual, tiene a tres chefs (Coral Ayoroa, Marcos Gonzáles, Marko Bonifaz) que evalúan los correteos de los concursantes que en cada capítulo deben utilizar su creatividad culinaria para hacer de los platos terminados, un pequeño tributo al buen gusto capaz de abrir el apetito. Entre la mirada expresiva y la carcajada tímida de Desiree Durán y la fuerte personalidad de Justa Canaviri, la primera, finalista del Miss Universo 2006, la segunda, por muchos años conductora de un programa de entretenimiento de Bolivia TV, encontramos a la Bolivia moderna y a la Bolivia ancestral, compitiendo-compartiendo afanes por quién cocina mejor. Desiree es cruceña de sencilla procedencia citadina, Justa es chola paceña originariamente aymara y cuando entablan contacto visual con Anabel se produce un clic que solamente es posible a través de esa expresividad femenina con potencia para poner al aire las emociones con altibajos que genera este show en el que los concursantes están siempre ansiosos por escuchar las devoluciones de los chefs, sentencias que pueden conducir al siguiente peldaño camino al cielo o los que llevan a la irrermediable eliminación.

La estimulación al tiempo libre televisivo nos dice que no serán las candidatas a senadoras y diputadas que circulan en programas y redes sociales para decir cuán estupendas son y por qué, con todas sus aptitudes, deberían llegar a la Asamblea Legislativa Plurinacional.  No serán, no son ellas las tipas de la película, que para el caso signfica las protagonistas que estimulan el imaginario colectivo. Para el imaginario popular, apuesto doble contra sencillo, que las protagonistas de las aspiraciones de la gente que en algún momento de la noche miran TV, son Anabel Angus, Desiree Durán y Justa Canaviri, con Anabel encabezando la tabla de posiciones de las conductoras televisivas, con veinticinco años contínuos en la misma pantalla, mérito inusual en la evaporítica televisión boliviana.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 26 de julio

 

Sonia

 

Un policía corrupto, un narcotaficante o algún vocero evista coincidieron en apodar como Sonia a Eduardo Del Castillo, cuando ejercía el cargo de Ministro de Gobierno. En una astuta decisión de invertir el sentido irónico del sobrenombre, hoy Sonia (Somos Opción Nacional con Ideas Auténticas) está puesto en gorras de campaña electoral del candidato presidencial del MAS-IPSP, el único cruceño y el más joven en la papeleta electoral que marcaremos este 17 de agosto de 2025.

El año 2022, Carlos Romero le dijo a este periodista que Del Castillo estaba metido con los narcos. Que tenía palos blancos dedicados a comprar inmuebles en Santa Cruz de la Sierra con los dineros que había obtenido de su participación en el negocio y que tenía pruebas al respecto. Romero me lo dijo en dos oportunidades y a continuación, nada. Nunca mostró las supuestas “pruebas” del involucramiento del entonces Ministro en el tráfico de drogas. A continuación Romero y otros autores del evismo formaron parte del equipo saboteador al gobierno de Arce con furia y resentimiento. Hoy día, el mismísimo Romero, seguramente cansado del sinsentido en el que se embarcó, dice que ya no quiere estar peleando contra quienes hoy son enemigos y antes eran compañeros y como no quiere se parte de esa contienda, se retira del escenario, que no le interesa ser candidato.

El 09 de septiembre de 2023, en esta misma columna, publicamos “Del Castillo – Andrónico 2030” a propósito de afirmaciones hechas por Evo Morales en radio Kawsachun Coca en sentido de que este binomio se impondría después de repetir para 2025 el binomio Arce – Choquehuanca. En aquella columna escribí: “ Mientras Andrónico andaba en la formalidad de una conferencia de prensa ofrecida desde el recinto institucional de la Cámara Alta (para desmentir la versión de Evo Morales), Eduardo del Castillo ni se mosqueó con la nueva declaración del jefe de su partido, por el que saliera a trenzarse a puñetes y patadas con “pititas”, policías y militares en noviembre de 2019, cuando trabajaba junto a Adriana Salvatierra en la Asamblea Legislativa Plurinacional y formaban parte de Columna Sur, facción masista de juventudes de Santa Cruz. El gobierno de Evo se desmoronaba, pero Del Castillo y muchos más de su generación estaban ahí defendiendo la legitimidad presidencial y la idea de que concluyera su mandato en enero de 2020.”

En esa misma columna de hace dos años preanunciamos lo siguiente: “Eduardo Del Castillo instruyó investigar a fondo la corruptela instalada por su antecesor Arturo Murillo, que en tiempos de Jeanine era quien cortaba el bacalao. Este mismo “niño Ministro”, así apodado por el hijo de un fascista de la dictadura de Banzer, que se cargó a Jeanine, Camacho, y Pumari, intervino decisivamente en el apresamiento de un individuo llamado Misael Nallar, a quien se lo vincula con el clan Lima Lobo y se lo acusa de legitimación de ganancias ilícitas. Pero la historia no acaba ahí, porque éste al que el exministro Carlos Romero amenazaba con “mostrar pruebas de su vinculación con el narco”, continuó su camino airoso porque las denuncias del exministro de Gobierno de Evo Morales nunca pasaron de la amenaza y el exhibicionismo mediático, mientras Del Castillo comenzaba a desmontar con la Policía Boliviana el aparato exportador de cocaína instalado por un tal Sebastián Marset, ciudadano uruguayo a quien facilitaron identificaciones falsas, algunas autoridades bolivianas en 2018. Con este panorama, si finalmente el “niño Ministro” llegara a capturar a Marset, podría finalmente, sin proponérselo, darle la razón a Evo para convertirse en algún momento en candidato a la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia”.

Ya se sabe que Del Castillo estuvo a un pelo de capturar a Marset, pero no lo logró, aunque si pudo, en coordinación con sus pares de Paraguay, Uruguay y Brasil, poner en evidencia y lesionar severamente al aparato transportador de cocaína hacia Europa  del narcotraficante uruguayo, dejando al descubierto a la organización criminal dedicada al narcotráfico mejor estructurada en Sudamérica, atrapando a varios criminales metidos en el negocio, algunos de los cuales eran posteriormente liberados por muy característicos jueces corruptos del sistema judicial boliviano.

Eduardo Del Castillo es hoy día, como lo vislumbraramos hace dos años, candidato a la Presidencia, no para 2030, sino para ya mismo, para las elecciones a realizarse en algo más de un mes. A quienes me calumniaron a lo largo de estos años, tratándome de mercenario o que vendo mi pluma al mejor postor,  a toda esa manga de resentidos que mascullan sus frustraciones hasta la etenidad, estoy para decirles que como hago desde el año 2002, mi voto será para el binomio del MAS-IPSP. Que votaré por Del Castillo-Berna consecuente con mi convicción sobre la necesidad de profundizar la construcción de nuestro Estado Plurinacional, de conectar, de una vez por todas, la nación cívica con la nación étnica.



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 12 de julio

Segundón envilecido (A propósito del liderazgo carismático latinoamericano)

 

En una entusiasta adscripción al modelo político personalista caracterizado por el liderazgo carismático, Alvaro García Linera ha publicado en en su muy particular estilo envolvente (Página 12, 29 de junio de 2025), de que está hecho en América Latina ese tipo de liderazgo. En su texto, García Linera enfatiza las virtudes, en una suerte de romantización de esos personajes de nuestra vida pública por los que sus seguidores-adoradores son capaces hasta de ofrendar sus vidas. De hecho así ha sucedido en 2019, en Sacaba y Senkata, mientras el líder carismático de Isallawi-Orinoca, volaba hacia el asilo político que el presidente Andrés Manuel López Obrador le había ofrecido desde el Zócalo.

Exacerbadas las ventajas que da a una nación y a una sociedad el contar con líderes carismáticos cuando estos son progresistas, en “momentos carismáticos” muy precisos, en el texto no se encuentra en la misma proporción, disección alguna acerca de los peligros y  las consecuencias devastadoras a las que se puede llegar cuando el líder circunstancial alentado por grupos palaciegos que ensalzan y envanecen, se dispone a pretender convertirse en líder perpetuo transgrediendo ciclos espacio temporales por considerar que estos debieran tener carácter vitalicio, se diría en el Club de Leones o en el Rotary, o condición eterna, se diría en las iglesias a las que se acude al encuentro con el Señor Jesucristo o Alá.

García Linera, textual: “La mayor complejidad surge cuando el líder carismático busca regresar a funciones gubernamentales directas después que el momento carismático ha concluido. Un riesgo es hacerlo repitiendo las propuestas que años atrás fueron efectivas para afrontar la crisis y que, ahora, resultan insuficientes para abordar los nuevos problemas sociales. Ese resultado será una autodegradación y colapso de la influencia política carismática por la irresolución de las demandas populares. Otro escollo podrá venir del propio grupo de seguidores que exigen su oportunidad de estar en el gobierno y que, desde el Estado, rompen con el líder que los levantó y, mediante manipulaciones legales, la proscriben electoralmente, como en Ecuador y Bolivia. Estos segundones envilecidos, finalmente se ahogarán en desastrosas gestiones gubernamentales, pero habrán desprestigiado al bloque nacional-popular y llevado a que se comprima alrededor del líder carismático; intensa pero ya no mayoritaria ni hegemónica; sin iniciativa histórica y anclada en la defensa de lo hecho anteriormente.”

Para el caso particular boliviano, en nombre del compromiso con la historia y contra el falseamiento de los datos, hay que subrayar, y con lápiz carbón, que para Evo Morales Ayma (EMA), su “momento carismático” jamás concluyó y continúa sostenido sobre una cada vez más debilitado, pero existente, culto a la personalidad.

Examinemos a continuación el “otro escollo del grupo de seguidores que exigen su oportunidad de  estar en el gobierno y que desde el Estado, rompen con el líder que los levantó y, mediante manipulaciones legales, la proscriben electoralmente/…/Estos segundones envilecidos (lease Lenín Moreno y Luis Arce) finalmente se ahogarán en desastrosas gestiones gubernamentales.” Sobre esta afirmación es pertinente una corrección para el caso boliviano: Luis Arce, que sepamos, no exigió nada. Fue EMA quién con su indiscutible dedazo lo hizo candidato, precisamente porque ejerciendo a toda máquina su liderazgo carismático, sus entrañas le decían que ni por asomo debía admitir que otro indígena podría reemplazarlo en la presidencia y fue por este motivo que David Choquehuanca fue relegado a la candidatura vicepresidencial a pesar de que las decisiones colectivas de las organizaciones sociales lo  habían proclamado, y Arce fue el candidato producto de la decisión del jefazo. Para decirlo claro y conciso: No fue Arce el que pidió ser candidato, fue Evo el que vió en su perfil, el argumento para evitar el riesgo que suponía que indígena ex Canciller relevara a indígena líder carismático.

Segunda precisión: No fue que desde el gobierno de Arce se rompió con el líder carismático. Fue EMA que se desvinculó después que con talante invasivo, con la  autoridad que habilita su liderazgo, decidió inmiscuirse en decisiones administrativo gubernamentales que no le competían y a partir del momento en que Arce marcó territorio, dio inicio a una inmisericorde arremetida que comenzó con el no cumplimiento del artículo 13 del estatuto del MAS-IPSP (consenso entre cúpula partidaria y  Pacto de Unidad) para llevar adelante un Congreso de renovación de la directiva, continuó con el rompimiento de la bancada parlamentaria dejando al oficialismo en minoría para la toma de decisiones (aprobación de créditos, por ejemplo) y remató con una marcha y un bloqueo de caminos que buscaban el derrocamiento del presidente Arce para provocar el adelantamiento de elecciones. En síntesis: Fue el líder carismático el que comenzó a desordenar el jardín para convertirlo en un erial en el que por mucho tiempo se podrán observar los efectos de la autodestrucción, producto del rompimiento de la unidad partidaria, promovida, en primer lugar, por el mismo y en segundo por ese puñado de adulones fundamentalistas que van tras suyo ciegamente.

EMA ha sido víctima de su propio liderazgo carismático, sobre el que sigue montado. En mi investigación periodística “Sabotaje al gobierno de Luis Arce/ Hasta aquí llegamos Evo” (febrero 2025) , con solo apelar a la recopilación de información pública, se demuestra en 24 escenarios, que EMA hace funcionar su cerebelo como si nunca hubiera dejado de ser Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Conclusión: El idolatrado y último líder carismático boliviano ha sido victimador, no víctima, de todo cuanto su poder le ha permitido satisfacer a su delirante voluntarismo, desde relaciones personales con menores de edad a las que alienta a jugar al fútbol hasta hacer picadillo su propio instrumento, el Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (IPSP), sin advertir que esto implicaba algo así como una autocastración política.

Debido al ejercicio del liderazgo carismático, para el caso, basado también en el síndrome de la eterna juventud, EMA es responsable en primera  fila de la agudización de la crisis multifactorial que vive hoy Bolivia: Crisis política, crisis institucional, crisis de la administración de justicia y en los dos últimos años, crisis económica. Si su tarea se hubiera concebido desde el acompañamiento, como hace López Obrador con Claudia Sheinbaum en México, probablemente hoy, asunto de imposible comprobación, García Linera no estaría tachando a Luis Arce de “segundón envilecido” que por cierto, a estas alturas, a tres meses de la finalización de su gestión, ha tenido que ejercer una presidencia desgraciada, producto de los nocivos efectos de los que se ha llevado la peor parte, a los que conduce el liderazgo carismático, cuando este se asienta en la obsesión personalista y contradice la cosmovisión comunitaria sobre la circulación en el poder a partir de un sujeto colectivo, para el caso boliviano, indígena originario campesino.



Originalmente publicado en el Animal Político de La Razón el 5 de julio

 

La aritmética del triunfo de Rodrigo Paz

  El único momento de euforia luego de conocidos los resultados preliminares el domingo 17 de agosto, fue el registrado en el llamado Pasaje...