jueves, 11 de diciembre de 2025

Zurdo y con reloj del sur

 

Durante las dos décadas en que dominó la política boliviana el MAS-IPSP,  ciclo concluido por obra y gracia autodestructiva de Evo Morales, aquellos que se sintieron desplazados del centro de las decisiones nacionales han terminado exponiendo cuanta propensión habían tenido para hacer el ridículo, producto de haber quedado afuera del manejo del país, desde los ámbitos de la economía hasta los de la identidad y la cultura.

El ridículo está precedido de ese indigesto estado de ánimo (y de ánima) que a lo largo de estos años se ha manifestado desde proponer convertir la Casa Grande del Pueblo en hospital, porque se consideraba que los gobernantes de turno no eran merecedores de sentirse a sus anchas en espacios de supuesto lujo, producto del derroche estatal. Vistas las cosas transcurrido el tiempo y el uso de los 23 pisos de la nueva casa de gobierno, ha quedado clarísimo que el edificio en cuestión, pegado al Palacio Quemado, que hace esquina en las calles Potosí y Ayacucho, es simple y llanamente un edificio de oficinas convencionales en el que funcionan reparticiones que forman parte del Órgano Ejecutivo y no sólo la Presidencia del Estado, nada que ver con palacios  como los mandados a diseñar y construir por jeques árabes o potentados asiáticos.

Parte de ese puñado de papeloneros, enfermos de importancia y revestidos de cierta experiencia viajera por el planeta, han celebrado con malsana alegría la reposición del reloj convencional situado en la parte superior del antiguo edificio del parlamento nacional. Dicen que ahora el tiempo volverá a girar en la dirección correcta, que dejará de dar vueltas al revés (¿?) y así se acabarán los exotismos de lunáticos como el ex Canciller y ex Vicepresidente, David Choquehuanca.

Habían sido ridículos de solemnidad, pero sobre todo descriteriados debido a la torcida manera en que observan esos ámbitos que los incomodan y los tenían desplazados del centro de los acontecimientos y esto lo digo desde mi conciencia zurda –escribo con la mano izquierda—impuesta por mi madre a las monjas del kínder al que me llevó con cinco años de edad, a quienes les advirtió que no intentaran disciplinar el uso de mis manos a la hora de aprender a dibujar y a escribir, cosa que la Superiora aceptó sin ningún tipo de reparos a pesar de considerarse que antiguamente a los zurdos se les corregía el “defecto” para que finalmente aprendieran a usar la mano derecha.

Usar lápices o bolígrafos con la mano “al revés”, dirían los aburridos diestros y grises en sus trayectos de burócratas internacionales, sería parte de la incorrección marcada por estos bedeles que se han tragado manuales de urbanidad convirtiendo sus cerebros en superficies cuadradas en las que no caben otras maneras  de pensar y movilizar los cuerpos. En efecto, escribo con la mano izquierda puesta arriba del papel con estilo que ya quisieran muchos que dicen tener letra palmer. Gracias mamá. Gracias monjas del Amor de Dios por haberme dejado crecer zurdo e incorregible.

Ridículos y espacio temporalmente desorientados son estos personajillos que piensan por derecha y hacia el norte, y por eso creen que un reloj que gira hacia la izquierda con las manesillas evolucionando hacia el sur, es un reloj que gira “al revés” cuando  la gran mayoría de esta legión de arrogantes llevan sus relojes puestos todos los días de sus vidas en sus muñecas de mano izquierda, precisamente para contrapesar sus actos reflejo debido a que son diestros.

En los relojes comunes y corrientes, la una de la tarde está después de las 12. En mi reloj del sur, se encuentra antes de las doce y así sucesivamente, el 10 del reloj dominante occidental es el 2 en este mi “Sajama” que más abajo lleva la palabra “larama”. Según la información disponible, mis dos relojes del sur, uno con fondo café claro y el otro café oscuro, forman parte de una edición limitada de setenta piezas fabricadas en China (los míos llevan los números 12 y 18), cuatro de las cuales tuve la posibilidad de obsequiar a una linda pareja de neoyorkinos de Brooklyn, a mi hijo Andrés que vive por allá y a su compañera Talia: Feliz el que regala el tiempo del sur y felices los que reciben ese regalo en el norte con quienes celebramos la victoria de Zohran Mamdani en la batalla electoral por la Alcaldía de la ciudad que nunca duerme, la ciudad de la Gran Manzana.

Zurdo, con mi tiempo girando hacia la izquierda, lo esencial es que he aprendido a pensar con los hemisferios “cambiados” y por ello tengo siempre presente como escribiera Benedetti y cantara Serrat (1985), que el sur también existe y que la palabra diversidad nos incita cotidianamente a construir una humanidad más profunda y auténtica. ¿A qué jóvenes open mind no les gustaría tener relojes del sur en sus muñecas izquierda o derecha?



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 29 de noviembre

 

 

Nadie te quitará lo bailado Xabier

 

En el día feriado de recordación de la muerte de Tupac Katari (15 de noviembre de 1781), con versiones contradictorias sobre su descuartizamiento, tiradas sus extremidades por cuatro caballos disparados en las direcciones de los puntos cardinales, se nos ha ido Xabier Azkargorta, aquejado por una durísima enfermedad cardiaca, triste e injusto final para un señor que hizo de la lucidez y la palabra, las mejores herramientas de convencimiento motivacional para sus dirigidos en aquella selección boliviana del 93-94 que pudo estar bajo su dirección en esa Copa del Mundo jugada en Estados Unidos en la que le cortaron las piernas a Maradona por haber ingerido efedrina.

Tendré un recuerdo agradecido de “Shabier”, así se pronuncia su nombre en euskera, porque gracias a su complicidad con mi osadía desobediente de largarme a Barcelona (dirigentes envidiosos trataron de impedirlo) cuando la selección se preparaba en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugát del Valles y yo era el jefe de prensa de ese equipazo, pudimos grabar “Cien preguntas para Xabier Azkargorta”, libro con dos ediciones, antes y después del Mundial, en el que ha quedado periodísticamente registrado ese proceso en el que participó un puñado de talentosos futbolistas que supieron escuchar los mensajes medulares de su entrenador para encarar con aplomo y suficiencia primero la eliminatoria y luego los partidos jugados en Boston y Chicago.

Ahora que ingresa en suspenso un ciclo histórico fundacional en nuestro país, justo ahora nos visita la muerte para llevarse a este hombre de fútbol y médico deportólogo que usaba el psicoanálisis como método de trabajo y con quién tuve la posibilidad de reencontrarme en su segundo desembarco como seleccionador de Bolivia (2012 – 2014) para sostener conversaciones de tarde en Santa Cruz de la Sierra sobre la actualidad y el destino del fútbol boliviano. En aquella oportunidad no le fue bien y tuvo que dejar el cargo, para asumir la dirección técnica de Bolívar y conducir al equipo celeste hacia la semifinal de la Copa Libertadores de América.

Nadie te quitará lo bailado Xabier. Clasificaste a Bolivia con Jaime presidente e inauguramos USA 94 en el Soldier Field de Chicago debutando contra Alemania con Goni Presidente. Dirigiste a la selección chilena, al Yokohama Marinos de Japón con Julio César Baldivieso en la plantilla, a las Chivas Rayadas de Guadalajara en México, encaraste un proyecto formativo en China para el Real Madrid con el club Beijing Gouan, y finalmente luego de haberte hecho boliviano, te hiciste cruceño y querendón de la capital oriental, esa de dónde emergieron los Melgar, Etcheverry y Platiní Sánchez que se abrazaban sin reparos ni prejuicios con los cochabambinos Borja, Sandy, Baldivieso, Soria y Ramallo. Bolivia, gracias a tu impronta, fue por esa excepcional vez, una de dos, construyendo un patrimonio emocional como sólo se había sentido con la obtención del Sudamericano de 1963.

Con el único propósito de incomodar a los conservadores que jamás entenderán a Bolivia como una totalidad, recordamos aquí lo dicho por Xabier al diario AS de España en 2006: “A (Evo)Morales lo conocí en una entrevista en el Chaparé boliviano, invitado por unos sindicalistas cuya organización atravesaba por graves problemas, como es frecuente allí. Evo tenía ya en su cabeza esta revolución que ha iniciado desde su toma de poder; el que ha vivido allí lo entiende perfectamente. Otra cosa es su encaje en la comunidad internacional, la cosa jurídica y demás. Pero en Bolivia ha habido tal abuso por parte de la gente rica, es tal la diferencia de clases, que el pueblo ha optado por algo nuevo y Morales lo es. En Bolivia no se vive, se sobrevive. Eso recuerda Morales.” Con estos criterios, queda claro que Azkargorta participó de la vida pública del país, interpretando la bolivianidad desde el desinteresado lugar de los afectos.

Debo estar agradecido por siempre con Xabier,  al  haberse posibilitado la publicación del primer libro de mi andadura periodística y para luego posicionarme como el periodista que más libros futboleros ha publicado en Bolivia, incluido ese “Salto al futuro” (1994) junto a Carlos Mesa en la historiación general de la selección boliviana y Tony Suárez en la fotografía con la colaboración de Ricky Rogers.

Linda época. Lindo tiempo. Linda vida periodística que me permite decir, que a mi tampoco nadie me quitará lo bailado como testigo y hacedor periodístico de acontecimientos diversos en la historia de nuestra vibrante y tantas veces turbulenta y dolorosa vida pública. Último apunte: El 28 de septiembre de 1994, Azkargorta recibió el Cóndor de los Andes de manos del entonces Canciller Antonio Araníbar Quiroga. Nueve años antes, en la revista Perspectiva (junio-julio, 1985), se publicaba la primera entrevista que hice en mi vida periodística, justamente con quién entonces era candidato a la presidencia por el Frente del Pueblo Unido (FPU), Antonio Araníbar Quiroga. La vida da vueltas y seguimos girando: Gracias por todo Xabier. 



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 15 de noviembre  

 

 

 

La inocencia justiciera del Vicepresidente Lara

 

Los héroes y antihéroes de campañas políticas suelen estar más cerca de la épica que del conocimiento y de las capacidades de eficiencia para gobernar. Una cosa es ser candidato y otra, bastante más compleja, una vez alcanzado el objetivo del triunfo electoral, manejar con tino y destreza la nave del poder que implica obligaciones administrativo gubernamentales diarias.

 En el caso de los binomios presidente – vicepresidente, ha sucedido a lo largo de nuestra democracia reiniciada en 1982, que los primeros mandatarios fueron dueños y señores, en tanto los segundos fueron inscritos en esa definición de rasgos ornamentales que señala que los vicepresidentes suelen ser la quinta rueda del carro, definición con la que por supuesto Edman Lara se encuentra en pleno desacuerdo, en tanto aspira a perfilarse como  espadachín anticorrupción que le permitiría trascender sus competencias de moderación de la Asamblea Legislativa, participación en las reuniones de ministros, coordinación con las regiones e incidencia en la política exterior.

La locuacidad del flamante vicepresidente, su tendencia vocacional a la confrontación verbal, sus advertencias de campaña contra el mismo señor que lo invitó a hacer dupla para ganar las elecciones con la sigla del Partido Demócrata Cristiano (PDC) ponen en evidencia cuán grande es su desconocimiento acerca de los intersticios del aparato al que desde el 8 de noviembre debe comenzar a internarse: Ahora se trata de ejercer poder, desplegar habilidades políticas y dejar de quejarse porque el presidente ya no  contesta los llamados y los mensajes de texto.

Si Lara quiere combatir la corrupción, lo primero que debería instruir al Centro de Investigaciones Sociales (CIS) que depende de su despacho, es una investigación multidisciplinaria de las lógicas poder-corrupción desde los años 70 hasta nuestros días, que por cierto tampoco gravitaron en las últimas elecciones, en tanto los sectores populares dejaron de votar por las distintas versiones del MAS, no porque hubiera producido indignación algún asalto a las arcas del erario nacional, sino simplemente, porque los masismos decidieron destriparse y quedar irremediablemente divididos. Fue la división la que acabó con Evo Morales y adyacentes, no la corrupción.

Investigar la corrupción representa un desafío descomunal, fundamentalmente centrado en los grandes negocios non sanctos que se hicieron en las cinco últimas décadas con un Estado empresario (ejemplo: Lava Jato), unos militares atrabiliarios al servicio de esa lógica estatal y unos intermediarios dirigenciales, políticos y sindicales, que hicieron de los resortes burocráticos, el mecanismo para aceitar el artefacto sistémico de instrumentalización de lo público para beneficio privado, que en buenas cuentas es la definición más académica de la conducta corrupta.

Edman Lara ha sido oficial de la Policía Boliviana y se refiere a cómo se maneja la institución verde olivo desde el rencor que le ha generado su expulsión debido a un altercado callejero con el Comandante Departamental de Santa Cruz, Coronel Erick Holguín (enero, 2024). Dicho momento significó la expulsión definitiva de Lara y la no promoción de Holguín de Coronel a General.  Este es el contexto para que Lara, hoy empoderado por el voto de la segunda vuelta, se encuentre imbuido de un espíritu de justicia o de una necesidad de ajuste de cuentas contra esos camaradas que muy probablemente le dieron la espalda después del violento encontronazo con Holguín y quiere hacer extensiva esa sed justiciera para ponerles freno a todos los corruptos disfrazados de servidores públicos.

Lara debería preguntarse en esta su pretendida cruzada, primero, de qué manera muchas figuras que luego de pasar por el poder nunca más tuvieron necesidad de trabajar, construyeron opulentos patrimonios, desde propiedades inmobiliarias hasta cuentas bancarias escondidas en paraísos fiscales a través de palos blancos, de qué manera concibieron los negocios emprendidos por sus gobiernos con la inversión extranjera poniendo en juego los intereses y las urgencias nacionales, qué significaron la capitalización, la privatización, el asesinato de Noel Kempff Mercado por el llamado caso Huanchaca, y los narcovínculos admitidos como errores y no cómo delitos en los años 90 y por supuesto tendría que ocuparse de todos los indicios de irregularidades y corruptelas en la era gubernamental comandada por el MAS-IPSP, sin perder de vista el interregno de Áñez,  los destinos judiciales de un puñado de ex ministros del gobierno de Arce Catacora que cayeron por no haber seguido ese manual que aconseja tramas de corrupción sin papeles, sin pruebas, y por lo tanto, tramas potencialmente impunes.

Si Lara quiere luchar contra la corrupción tendrá que ponerse de acuerdo con su presidente Paz Pereira para poder intentarlo . Si esta vez, de adeveras se quiere convertir en política de Estado la lucha contra los pillos que se llevan los millones y también los que se afanan las monedas, habría que investigar toda la corrupción con perspectiva sistémica, y no de manera selectiva que conduzca, otra vez, a la cantaleta de una persecución política recargada.

Tenemos un tercer presidente que apellida Paz. Es hijo de un ex presidente que pactó gobernabilidad con un ex dictador y sobrino nieto de otro ex presidente, el jefe histórico del MNR que dominó la política boliviana por lo menos durante medio siglo. Con semejantes antecedentes para fines de contextualización, veremos si a Lara le parece prudente bucear en las aguas estancadas de una memoria histórica en la que corrupción como elemento constitutivo del ejercicio del poder hubo invariablemente en todos los gobiernos desde 1952, pasando por las dictaduras militares y la democracia reabierta en los años 80.

Es altamente probable que el direccionamiento de la política exterior con las multilaterales y con Washington tendrá enfrascado al gobierno en la urgencia de encarar sus primeros tres meses regularizando la provisión de carburantes, la determinación inequívoca de la política monetaria y la estabilización de los precios de la canasta básica de alimentos. En el trayecto de dicho combate coyuntural quedará por ver como el nuevo gobierno encara el manejo de la agenda pública, de qué manera maneja sus políticas informativas y propagandísticas a través de los medios tradicionales y cómo tratará de darle línea de continuidad de la campaña electoral hacia la administración gubernamental en las redes socio digitales donde Lara tiene fans y enemigos que lo perciben como agente encubierto del evismo.



Originalmente publicado en el diario Opinión de Cochabamba el 16 de noviembre

Perdedores de dos décadas

 

 Hay provincias, cantones y pequeños pueblitos en los que Rodrigo Paz ha ganado en la segunda vuelta hasta con el 90 por ciento de los votos. Durante el pasado inmediato, durante por lo menos cinco elecciones consecutivas, esos votos fueron cautivos de las candidaturas del MAS-IPSP, los que no fueron registrados en los radares de consultores como Jaime Durán Barba que no se enteraron que sumados –los de esas provincias, cantones y pequeños pueblitos—son los que terminan haciendo una invariable diferencia entre el voto popular que otra vez sumó 55 para que nuevamente el voto conservador clasemediero urbano y racializador llegara a 45.

Ya se escuchan las voces de quienes afirman que la candidatura del Partido Demócrata Cristiano (PDC) conformada por Paz-Lara ha ganado con un voto prestado, ese voto producto de la desintegración de la unidad del bloque popular que alguna vez liderizó Evo Morales. Dicha afirmación puede serle útil al propio Evo para sacar el talonario de facturas en búsqueda de un engañoso posicionamiento en sentido de que el evismo chapareño facilitó el triunfo de Rodrigo, pero sobre todo otra derrota de los que comenzaron a perder con sistemática puntualidad, cada cuatro-cinco años, mientras el MAS ganaba y ganaba desde 2005.

Antes que un triunfo de Paz se trata de una derrota de intensidades distintas. La lista de los primeros grandes segundones la encabeza esa cuadrilla de asesores de campaña que van por la vida desde encuestadores que pretenden explicar cómo se procesa el agua tibia hasta estrategas sabedores de técnicas manipulatorias, de formas eficaces de detección de demandas y ansiedades, pero que a pesar de haber pasado por las carreras de sociología, ciencias políticas, o comunicación política no supieron aprender que para ganar una elección en esta Bolivia multiforme, a veces sólo es necesario llevar una guitarra a un mercado de caseritas y cantar “para el pueblo lo que es del pueblo”.

La noche del 19 de octubre, Tuto Quiroga agradeció en su alocución nuevamente perdedora a sus asesores “Jaime, Santiago y Gandi” por “habernos enseñado a hablarle a la gente”. Si eso fuera cierto, sus probabilidades de ganar el balotaje habrían sido mayores. A quienes tendría que haberle preguntado Tuto cómo se les habla a los bolivianos, ojo, a todos los bolivianos, no sólo a algunas familias que viven en el Urubó, en la Zona Norte de Cochabamba o en La Florida de La Paz, es a Carlos Palenque que inauguró un marketing cholo, producto del aprendizaje de las calles en los 80-90, o del propio Edman Lara que sin saberlo le hizo caso a Charly García: “Le estoy hablando, hablando a tu corazón.”

Atragantados con Evo y sus socios de ayer y de hoy, se escuchan sentencias paternalistas a cargo de asesores de campaña en esta elección desempleados (seguro que habrían jugado otra vez como nunca y perdido como siempre) que fustigan a los gobiernos del MAS como responsables de todas las desgracias humanas. Saben perfectamente que eso no es cierto. Saben que entre 2006 y 2014 se construyeron las condiciones para que los trasnochados neoliberales devenidos en golpistas (Tuto, Doria Medina, Mesa y una larga lista de ladronzuelos y represores) nunca pudieran conquistar el poder por la vía de la legitimidad del voto. Han sido nuevamente derrotados, pero como otro consultor de campañas  predice: “Esta es su penúltima vez.” Y a esto sería necesario agregar: Siempre hay una nueva oportunidad para volver a perder.

En el siguiente peldaño de los perdedores hay que anotar a las encuestadoras que en los dos estudios de opinión para la segunda vuelta le dieron el triunfo a Tuto, a continuación, a los medios que amplificaron esas encuestas y escondieron la basura racista de JP Velasco en formato tuitero y finalmente a los panelistas que pretendieron analizar los resultados, desde el payaso Krusty, preferido por Los Simpsons, pasando por el Chino que con camisa a cuadros y su ya conocido odio y descriterio dijo que el triunfo de Paz-Lara fue “made in tik-tok” y Oscar Ortíz, el Rector de la Católica de Santa Cruz que como se diría en buen porteño es más aburrido que chupar un clavo, eso sin contar sus antecedentes como facilitador y ministro del gobierno de facto de 2019-2020.

Con este puñado de perdedores, queda saber qué hizo el ganador para conseguir el triunfo. Y en este sentido, a diferencia de sus adversarios, Rodrigo Paz decidió emprender una travesía por los territorios en los que habitan esos bolivianos y bolivianas que no saben que Durán Barba se lleva un par de millones de dólares por campaña, en este caso como premio a su estruendosa derrota. Esa travesía de por lo menos dos años fue infravalorada por medios hegemónicos como Unitel que en agosto decidió excluirlo de uno de sus debates. Favor que le hicieron, en tanto el ninguneo político desata cadenas de solidaridad y empatía. Torpe y tempranamente discriminado por el establishment, por estas horas, Rodrigo Paz Pereira es el nuevo Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

 



Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 03 de noviembre de 2025

Dueños de Bolivia

Si creemos que Marcelo Quiroga Santa Cruz jamás hubiera pasado a las filas de la izquierda caviar, parecida a la derecha edulcorada por la social democracia europea, no tengo dudas que definiría “Dueños de Bolivia, la historia (no oficial) del saqueo” (2025) investigación del sociólogo Nathanael Hastie, como la continuación ampliada de “El saqueo de Bolivia” (1973), precisamente escrito por el líder del Partido Socialista – 1, brutalmente asesinado en el golpe de Estado de Luis García Meza en 1980.

“Dueños de Bolivia…” es la investigación sólidamente documentada acerca de un triángulo de poder armado entre políticos de los 50 -60 que manejaron el país hasta principios del siglo XXI, militares y empresarios de alto vuelo a los que casi nunca se cita para referir acontecimientos que implican responsabilidad histórica y asuntos contables que dan cuenta de cómo, esos que gozaban de prestigio por status económico usaron lo que en el libro se describe como puertas giratorias, con la alternancia de roles como representantes de intereses empresariales a través de las corporaciones propietarias y como personeros de gobierno de áreas estratégicas que participaron indistintamente en dictadura y democracia en calidad de ministros de Estado, embajadores y presidentes de empresas estratégicas.

Con la convicción propia de quién piensa, investiga y escribe desde el marxismo más riguroso, Nathanael Hastie ha hecho un libro que define modestamente cómo la historia (no oficial) del saqueo cuando en realidad se trata de la verdadera historia de la Bolivia racista, excluyente, cipaya, monocultural, dictatorial, neoliberal y corrupta. En sus 22 capítulos repletos de datos estadísticos y registro de las políticas autoritarias y antipopulares que han caracterizado la penosa y entreguista construcción del Estado monocultural, “Dueños de Bolivia” nos recuerda también que academicos como Hugo Celso Felipe Mansilla Ferrant escribieron alguna vez sobre la empresa privada y la “transición democrática”, justificando el apoyo frontal que le diera la Confederación de Empresarios a la dictadura del Gral. García Meza, autor intelectual del asesinato político de Quiroga Santa Cruz, seguramente porque su entonces presidente, Marcelo Pérez Monasterios, formaba parte del partido que un año antes había fundado el dictador del septenio, General Hugo Banzer Suárez, Acción Democrática Nacionalista, que dicho sea de paso, es la casa política de la que emergió a la vida pública, Jorge Tuto Quiroga.

Para quienes viven de la estrechez de miras con la que se practica el periodismo de coyuntura en Bolivia, este libro es un destapador de sesos y un activador de la historia debidamente escondida o sesgada por los historiadores oficiales. Con sólo examinar el índice, los que no saben –en el periodismo actual, una notoria mayoría--  pueden enterarse  cómo se formó la oligarquía en Bolivia, qué significa ir de Catavi a Villa Victoria y en qué consistió el Código Davenport, cómo se explica la consigna “Orden, paz y trabajo” de la dictadura de Banzer, que fue la Comisión Nacional de Asesoramiento y Legislación (CONAL) durante la dictadura de García Meza poblada de empresarios y consultores civiles respaldando a ese gobierno de facto narcotraficante, cómo fue la crisis y la hiperinflación en el gobierno de la UDP, torpedeado por partidos de derecha y otra vez, la Confederación de Empresarios, de qué manera se asaltaba el Banco Central de Bolivia y se consolidaba la banca comercial privada, en qué consistieron la capitalización de Sánchez de Lozada y las privatizaciones de Paz Zamora-Doria Medina, cómo  los terratenientes amenazaban con guerra civil cuando se emprendía el saneamiento de tierras ( a punto de concluir, quedando nada más que un 6 por ciento pendiente en todo el territorio nacional), cómo se rearticularon las fuerzas de lo que Montenegro llamaría la antinación para perpetrar el golpe de 2019, reinstalándose la oligarquía en el viejo Palacio Quemado, quiénes son los llamados qamiris, la burguesía azul y de donde provienen los petrodólares, como funcionan las logias orientales, los cívicos y qué significó el escándalo financiero del Banco Fassil, y finalmente, en la actualidad de esta tercera década del nuevo siglo, quiénes son los dueños de Bolivia, principalmente situados en la banca, las aseguradoras, la ganadería, la agroindustria, las entidades financieras de microcrédito, las petroleras, la minería, la industria, las telefónicas, las empresas de aseo urbano, las importadoras y comercializadoras y puntualmente el grupo Conversa – Doria Medina.

El pasado 6 de septiembre, entrevisté a Nathanael Hastie para la televisión (“Cable a tierra”, Xto TV), programa en el que pude expresarle que este es el libro que hacia falta para quienes consideramos la memoria histórica y el archivo como prioridades formativas de la conciencia nacional. Hastie pulveriza la frivolidad y el anecdotario noticioso cotidiano con esta su formidable y esclarecedora investigación




Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 04 de octubre de 2025

Zurdo y con reloj del sur

  Durante las dos décadas en que dominó la política boliviana el MAS-IPSP,   ciclo concluido por obra y gracia autodestructiva de Evo Morale...