El gobierno de
Jeanine Añez ha perdido en las últimas cuatro semanas, la disminuída simpatía
que ya generaba desde que decidiera a principios de año, convertirse en
candidata para unas elecciones que debían realizarse el pasado 3 de mayo, y que
finalmente, si la pandemia lo permite, se celebrarán el 6 de septiembre,
gracias a la presión combinada que ejercieron el Movimiento al Socialismo (MAS)
de Evo Morales, los principales candidatos de la derecha que gestaron y
concretaron el golpe –Carlos Mesa, Jorge “Tuto”Quiroga--, la Asamblea
Legislativa Plurinacional y el mismo Tribunal Supremo Electoral que logró
flexibilizar la posición parlamentaria mayoritariamente masista, que había
sancionado una ley para que el acontecimiento electoral se produjera el 2 de
agosto. Todo esto, a pesar de la
reticencia de la alianza que encabeza Añez y el también golpista Luis Fernando
Camacho, candidato de la fórmula Creemos, que se ha convertido en uno de los
más virulentos detractores del gobierno de transición.
A casi tres
meses de la irrupción del coronavirus en el continente, Bolivia es el único paí
de la región que enfrenta la crisis sanitaria con un gobierno que nadie eligió,
y que al haber generado la doble condición de Añez como presidenta transitoria-candidata,
empezó a atravesar un camino plagado de
decisiones equivocadas, corrupción y un fuerte acento en tareas represivas,
policial y militar, al extremo de que el ministro de Defensa, Luis Fernando
López, luego de un altercado con un ciudadano en el departamento del Beni, tuvo
que disculparse ante el país después de afirmar que él no permitía que se
irrespetara a un uniformado porque “podría hacerlo desaparecer en diez
segundos”, afirmación que desató una ola de enardecidas críticas en las redes
sociales con la utilización de “Los dinosaurios”, emblemática canción de Charly
García que alude a las dictaduras militares de los 70 y 80 en América Latina.
Entre los
escandaletes por compras estatales con presuntos sobreprecios (respiradores
para combatir la pandemia y gases lacrimógenos para reprimir a los enemigos
políticos), utilización de aviones oficiales para trasladar amigos a la fiesta
cumpleañera de la hija de la Presidenta, la supresión de los ministerios de Culturas,
Deportes y Comunicación a título de ahorro en el erario nacional, y simultaneamente
la creación de una fuerza especial (policial) para brindar seguridad exclusiva
a la propia presidenta accidental y a sus ministros, los pagos de bonos extraordinarios para
mitigar la crisis generada por la cuarentena y las detenciones practicadas por
las fiscalías departamentales a dirigentes afines al partido de Evo Morales, y
el nombramiento de un embajador de Ciencia, Tecnología e Innovación de Bolivia…ante
el gobierno de Bolivia (?) Jeanine Añez cuenta objetivamente hoy con el apoyo
de las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana, y en el plano internacional, de
manera explícita, nada más que con la aprobación de los gobiernos de Estados Unidos
y Brasil, país al que el avión presidencial se habría dirigido en veinticinco
oportunidades, sin que se haya dado cuenta oficial, ni dejado registro, del
carácter de los vuelos realizados.
A tal extremo llega la endeblez gubernamental
que en términos de representación internacional, figuran apenas tres
embajadores, Oscar Serrate ante Naciones Unidas, Jaime Aparicio representante
en la OEA y el recientemente nombrado Wilfredo Rojo como “Ministro de Primera” en la representación diplomática en Brasil.
El resto de los representantes son Encargados de Negocios o Ministros
Consejeros, y como para que la débil presencia internacional del país quede en
mayor evidencia, se han suspendido, de facto,
relaciones con los gobiernos de Cuba, Venezuela y en los últimos días
con Nicaragua e Irán. En este contexto, Erick
Foronda, uno de los principales asesores presidenciales, ligado a la embajada
de los Estados Unidos en La Paz por más de dos décadas, dicho sea de paso,
sindicado como agente de la CIA, ejercerá ahora el cargo de asesor de
relaciones internacionales en materia de cooperación, mientras que el vicecanciller,
Manuel Suárez Ávila, se convertirá en el asesor principal de la Presidenta, con
incidencia en tareas de campaña a través de encuestas, materia de su
especialidad como cientista político, y que tiene como antecedente los trabajos
que realiza para Samuel Doria Medina, el empresario candidato a Vicepresidente
que conforma binomio con Jeanine Añez por la Alianza Juntos.
Luego de un
sostenido tira y afloje entre el gobierno de Añez y los partidos y coaliciones
con candidatos presidenciales, se ha oficializado la decisión de promulgar la
ley de convocatoria a elecciones para el 6 de septiembre “sin asumir la
responsabilidad de lo que pueda sucederle al país por las consecuencias que
pueda traer el coronavirus a la ciudadanía” según se ha encargado de enfatizar
el ministro de la Presidencia, Yerko Nuñez, que se ha adelantado a culpar a Evo
Morales si las elecciones se llevan a cabo mezcladas con el incremento de los
contagios por coronavirus.
¿Quién respalda
al gobierno de Jeanine Añez en la actualidad boliviana? De manera práctica y
efectiva, solamente los militares y los policías, los militantes de su partido
–Movimiento Social Demócrata--, la embajada de los Estados Unidos que camina
con pies de plomo y que llamativamente no se ha apurado en generar la
reposición de embajadores para vigorizar la relación bilateral. Han pasado a la
vereda opositora quienes la entronizaron y ya se manifiesta el descontento de
distintos gremios y sectores laborales, incluídos los empresariales de alto
vuelo que guardan un silencio expresivo y seguramente esperan, de una buena
vez, que el país cuente con un presidente surgido de las urnas a fin de generar
la indispensable normalización democrática en la que se deberán corregir una
serie de desatinadas decisiones estructurales que competen a gobiernos electos
y de ninguna manera a administraciones gubernamentales transitorias surgidas de
pedidos de renuncia a mandatarios antecesores en clave de ultimátum y motines
policiales.
Originalmente publicado en Noticias para América Latina (NODAL) el 14 de junio de 2020
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