martes, 27 de abril de 2010

Alejandro Abapucu (Tercer año de este blog)

Hemos escuchado esta mañana con devoción por la música, al Ensemble Martin Schmid en la catedral de la Inmaculada Concepción, en el marco del VIII festival internacional de música renacentista y barroca americana "Misiones de Chiquitos". Escuchamos piezas de Vivaldi, Zipoli, Pachelbel y de autores anónimos, bajo la guía serena y liviana de Alejandro Abapucu, joven violinisita oriundo de esta zona cruceña que junto a otros cuatro violinistas, tres violistas, un cellista y un coro infanto juvenil iluminó la mañana de un auditorio de ojos y oídos europeos.
Mientras los políticos garabatean la cotidianidad y parecen más predispuestos a las sandeces que a la compostura y a la ponderación, disfruto de las brisas que anuncian un invierno humedo y frío en este bello paraíso boliviano, y tengo el feliz privilegio de ver y escuchar a unos niños alemanes que apellidan Zimmik junto a unos jovenes de la nación chiquitana que apellidan Bailaba, Cuasace, Putare, y por supuesto que Abapucu, el más experimentado, todos armonizando en busca del sonido perfecto.
Esta ha sido la mejor manera de recordar y reafirmar las convicciones y las lecturas sobre lo que acontece con el país en estos últimos cinco años, aquí, en este hermoso pueblo de atardeceres dorados donde los días transcurren sin la horrible vertiginosidad en que lo urgente suele aplastar a lo esencial.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

CON CERTEZA!

Hugo Bernal dijo...

Las incoherencias e incongruencias más bien nos sumen en debacles de desgaste social, económico y ecológico; v.g. miles de toneladas de basura contaminando Cochabamba, El Alto, y coca prensanda en la Llajta, etc.

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Panama!

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