miércoles, 6 de febrero de 2008

Ministr@s y ministros

Varios ministros se montaron en un avión del TAM con rumbo a Trinidad hoy al final de la tarde. Sostienen reuniones de emergencia en coordinación con autoridades prefecturales porque las previsiones meteorológicas dicen que la capital beniana se inundará en cuarenta y ocho horas, que el agua rebasará la avenida de Circunvalación y que las antiguas casas con patio quedarán anegadas como nunca antes sucedió en la historia de los desastres tempestuosos en Bolivia.
Pero había ofrecido en mi texto de ayer que hablaría de otra cosa, de los esfuerzos desiguales que se hacen desde el Ejecutivo y que nos retornan al territorio de los eslogans vacíos de contenido cuando diseccionamos el gabinete y tenemos el siguiente panorama:
1. Los ministros políticos tienen a un buen coordinador interno que trabaja durísimo y que se llama J.R.Quintana. Que su estilo guste o no es otra cosa, pero que trabaja, no hay duda. El de Gobierno y el de Defensa no dan hasta ahora muestras de empeñarse en los cambios estructurales que requieren instituciones tan radicalmente corporativas e impenetrables y que nada menos están a cargo de la seguridad interna y externa del país. Y para cerrar, el Canciller tiene un lindo follón con un servicio exterior desportillado por la falta de oficio de la mayoría de sus enviados y las corruptelas de otros que se han dedicado a negociar con franquicias tal como sucediera en los pletóricos tiempos del pituco Agustín "Cucho" Saavedra Weisse, hoy funcionario de ASOBAN en Santa Cruz de la Sierra.
2. Los ministros técnicos, los ratificados y los recientemente nombrados, son en términos generales, los que se muelen a diario tratando de encarar las políticas de recursos naturales, tierra y territorio, y por ende las inversiones extranjeras, así como los aspectos vinculados al agro y a la preservación del medio ambiente. Son muy laburadores y muy serios, reservándome el beneficio de la duda en el caso del ministro Villegas, el de hidrocarburos, que no termina de resolver un perfil entre académico, especializado y a ratos político. Se supone que en este pedazo del gabinete se encuentra el corazón del nuevo modelo de desarrollo que tendría que permitirnos resultados más allá del rentismo populista con el que Evo Morales siente la satisfacción del deber cumplido.
3. Los ministros vinculados a los servicios --Salud, Educación, Obras Públicas y Servicios Básicos-- la tienen difícil porque deben lidiar con los muy politizados o sindicalizados recursos humanos en lo concerniente a escuelas, colegios, universidades, hospitales y postas sanitarias. La peor mentalidad, la más retrograda, la más contrarevolucionaria que se pueda encontrar en el país, se halla enquistada en las organizaciones nacionales y departamentales del magisterio y la de los trabajadores en salud. No hay revolución sin revolucionarios, y no hay ministro, que sobre todo en esta materia, pueda hacer milagros.
En otras palabras tenemos un gabinete muy desigual en todos los ordenes: Orientación ideológica, experiencia profesional y práctica política, y por eso, también, los resultados tienen que ser disparejos. Por eso insisto en que con el liderazgo a Evo no le alcanza, que necesita añadirle pulso conductor a sus tareas estatales, y para eso tiene que salir de la cancha para dirigir desde afuera, desde el lugar más alto del Estadio, cosa que le resulta imposible dado su perfil de emocionalidad cambiante e imprevisible.
Estamos con el agua hasta el cuello, con ministros buenos y muy buenos, y alguno que otro personaje oscuro que por su angurria personal, terminará haciéndole un hueco al Ejecutivo en la línea de flotación si no se toman las medidas correctivas oportunas. Hay tiempo mientras el presidente no baje del cincuenta por ciento de aceptación pública.

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