“Santa Cruz toca la puerta” (La cuestión cruceña, FES, 2023) y quiere hacer política a partir de su clase media propietaria, liberal y republicana, en contrastación con el nacionalismo popular del MAS, dice Manuel Suárez, diputado del MNR y presidente de la Comisión de Ética que propició la expulsión de Evo Morales de la Cámara de Diputados (2002), Secretario Privado del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (2002 – 2003), Vicecanciller y responsable de estudios de opinión de la presidenta Jeanine Áñez (2019 – 2020). También asesor de Branko Marinkovic alguna vez pensó que el gran acuerdo entre lo nacional popular y el inversionismo empresarial, ente occidente y oriente, debía darse entre Evo y Branko, en su momento presidente del Comité Pro Santa Cruz, acusado de conspiración en el primer tramo gubernamental del Movimiento al Socialismo (MAS), lo que forzó el cruceño croata a refugiarse en el Brasil por casi una década para luego retornar como ministro de Economía del gobierno de Áñez.
Suárez escribe su lectura-propuesta acerca de una pretendida Santa Cruz
de nuevo siglo desde la experiencia de la militancia partidaria y el
asesoramiento a poderosos empresarios, por lo que pensar que nos encontramos
con un texto resultante de una vocacional vida académica sería una inexactitud.
En buenas cuentas se trata del texto de un operador político que ha formado
parte de la estructura de la democracia de pactos en la que el jefe histórico
del MNR, Victor Paz Estenssoro, se sometió a las condiciones puestas por el
Gral. Hugo Banzer Suárez para cogobernar en dictadura primero (Frente Popular
Nacionalista FPN) y luego recibir el apoyo del mismo Banzer con el Pacto por la
Democracia (1985) a través de un incondicional apoyo de su partido fundando en
1979, Acción Democráctica Nacionalista (ADN), lo que permite concluir que
estamos frente a un político de adscripción Paz Estenssorista-Banzerista y no
otra cosa: Los hijos y nietos de los jerarcas de las dictaduras y el
neoliberalismo provenientes del MNR, FSB y más tarde de ADN y el MIR, son predominantemente
herederos de una cultura política basada en el supremacismo y el anticomunismo
construido durante la Guerra Fría clasificando al colla y al indio como a
“bestia humana” tal como lo afirmara en su momento Rómulo Calvo, el muy
clasemediero y anterior presidente del Comité Pro Santa Cruz, lo que significa
que intenta clasificar a una clase media sin olores ni colores ideológicos
solamente como republicanas y liberales de la expansión inmobiliaria y
agroexportadora, significa presentarlas como desprovistas de memoria con antecedentes
históricos, político partidarios y orígenes hacendales y terratenientes.
Si no se examinan las rutas críticas de dos cruceños fundamentales de
nuestra historia contemporánea como Banzer y Percy Fernández (MNR), el hacedor de la Santa Cruz de la
Sierra moderna (seis gestiones, quince años como Alcalde) significa incurrir en una notoria omisión en
el análisis riguroso de lo histórico político de la “locomotora de la economía
boliviana” y eso es lo que precisamente hace con su texto Suárez, en el que
cita muy al pasar a varios personajes de la vida pública, pero no ejercita una
imprescindible mirada profunda acerca del banzerismo y el movimientismo Paz
Estenssorista y el de varios de sus actores de última data, comenzando por Luis
Fernando Camacho, al que algún lambiscón calificó en tiempos de campaña
electoral como al “nuevo Banzer”, cuando a estas alturas se puede afirmar que el
General es una figura de dimensión histórica participando e influyendo en la política boliviana durante
medio siglo, y Camacho es apenas un agitador de rotondas con una fijación de
odio antimasista que manipuló astutamente con la Biblia en mano una
movilización de esas clases medias propietarias y de “sus cambas” para
manifestarse contra el prorroguismo evista. Suarez opone el republicanismo
liberal al nacionalismo centralista, cuando en realidad Paz Estenssoro
(Revolución del 52) y Banzer (Golpe de
Estado del 71) fueron nacionalistas de derecha en la política, y capitalistas
de Estado y neoliberales privatizadores en la economía, en las distintas fases
de sus carreras políticas.
Las categorizaciones de Suárez en su tocada de puerta para que las clases
medias cruceñas ingresen a la política boliviana como si no estuvieran adentro,
son esquemáticas y no contienen elementos informativos acerca de las mutaciones
temporales de sus actores. La política se hace con políticos, con estructuras
partidarias que contemplen, por ejemplo, esa Alianza de Clases propugnada por
Guevara Arce en la tésis de Ayopaya (1946) que el autor cita, y
fundamentalmente con liderazgos como el de Banzer o Percy Fernández. Santa Cruz
necesita líderes de carne y hueso con el
necesario talento político y visión de mundo para armonizar la patria chica con
la plurinación, como lo hiciera el General, padre espiritual del golpismo
alentado por las clases medias republicanas y liberales de Santa Cruz en 2019, a
las que seguramente Suárez considera pertenecer.
Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 10 de febrero
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