El martes 14 de octubre de 2003
ya se habían registrado sesenta y dos muertos en la ciudad de El Alto, producto
de la bala militar y asesina con la que Gonzalo Sánchez de Lozada pretendía
resistir en la silla presidencial, dicen
que con la idea de trasladarla a Santa Cruz de la Sierra. Ese día, atravesé
durante cinco horas a pie, la ciudad casi desierta que se encontraba en estado
de emergencia, desde la calle 12 de Calacoto (Zona Sur) hasta los estudios
televisivos de P.A.T., situados en Miraflores, para grabar “El Pentágono” que
debía emitirse a las 22:00, con Mario Espinoza como conductor, Alvaro García
Linera, Freddy Morales y éste periodista, como panelistas habituales del
programa.
“El Pentágono” de esa fecha,
puede encontrarse en youtube –“El
Pentágono, programa de análisis político, partes 1, 2, 3 y 4, (Octubre, 2003)”—en
el que Freddy Morales, puso en evidencia que el gobierno manejaba la mentirosa
versión en sentido de que estaba en marcha una conspiración internacional
orquestada por Evo Morales, los cocaleros y el narcotráfico; Alvaro García
Linera trazó una prognosis sobre lo que podría ser la futura presidencia de
Carlos Mesa, y yo denuncié persecución política y miedo a la aparición de
francotiradores pertenecientes a las fuerzas represivas del Estado y pedí la
renuncia del Ministro de Defensa, Carlos Sanchez Berzaín y por supuesto que la
del Presidente Sanchez de Lozada.
Nuestra compañera Verónica
Larrieu, no había podido llegar desde Santa Cruz de la Sierra, así que El
Pentágono fue en esa ocasión cuarteto y guardo un especial recuerdo por esa
emisión, por la manera en que tuve que empeñarme para llegar a la grabación en horas
de la tarde, debido a que por razones de seguridad y por el estado de
convulsión en el que se encontraba el país, nos veíamos impedidos de hacerlo en
directo como sucedía habitualmente.
Goni fue víctima de los delirios
exterminadores y fascistoides de su ministro de Guerra, Carlos Sánchez Berzaín
–“Chulupi” para unos, “Zorro” para otros—que como bien se recordó hace unos
días, estaba convencido que la crisis podía ser superada con un par de centenas
de muertos.
Terco como millonario que era,
sabedor de su olfato para los negocios, Goni hizo caso omiso de los consejos que
le dieran en distintas oportunidades algunos de sus familiares y amigos
políticos: “Sánchez Berzaín te llevará a la tumba política” era la advertencia,
y eso quedó fehacientemente registrado en una entrevista que me concedió el
periodista y ex ministro Irvin Alcaraz, cuando escribía para “El juguete
rabioso” y que titulamos “Sanchez de Lozada fue prisionero del Palacio de
Sánchez Berzaín”.
Huídos a los Estados Unidos, y
transcurridos quince años de los trágicos sucesos que fueron la antesala del
desmoronamiento del ciclo neoliberal (1985-2005), Goni se dedicó a proseguir
amasando fortuna, esta vez, como empresario petrolero. De manera muy esporádica
se conocían noticias acerca de su octogenaria existencia, mientras Sanchez
Berzaín, el que fuera su ministro en tres carteras (Presidencia, Gobierno,
Defensa), en dos períodos presidenciales discontínuos (1993 – 1997 y 2002
-2003), decidió convertirse en operador anticomunista con base en Miami, de los
de añeja estirpe, a través de una fundación, autotitulándose “analista
político”, profiriendo continuamente, en tono desafiante y altanero, una serie
de declaraciones trasnochadas acerca de lo que sucede hoy con Bolivia, y con
“regímenes castro chavistas” como los de Cuba y Venezuela.
Conociendo su perfil psicológico
que tiene como rasgo sobresaliente el haber roto con la realidad, no dudo que
Carlos Sanchez Berzaín, continuará convencido de haberse reciclado como gran
articulador de la oposición al gobierno de Evo y probablemente insistirá en
aconsejar rutas de confrontación con ese aire de estratega que le vendió a Goni
y por el que en los pasillos del poder de entonces podían escucharse
exclamaciones de admiración.
El masacrador de Octubre Negro, tal como lo ha dictaminado el Jurado de la Corte de Fort
Lauderdale del Estado de Florida en su veredicto del 3 de abril, se ha dado
licencia para hablar de dictadores y narcotraficantes a cargo del gobierno de
Bolivia desde 2006. Hoy éste individuo ha dejado de ser impune, lo mismo que su
admirado jefe. Sanchez Berzaín debe ponerse de acuerdo con Gonzalo Sánchez de
Lozada para erogar aproximadamente diez millones de dólares y así materializar
el resarcimiento económico a esas ocho valientes familias que decidieron
demandarlos por la vía civil y consiguieron la histórica decisión de que
pudiera juzgarse a un ex mandatario fuera de su país, por violaciones a los
derechos humanos, decisión que potencia la posibilidad de volver a la carga con
el pedido de extradición que permitiría procesarlos penalmente, tal como lo
reclama la memoria colectiva de Bolivia y los familiares de todas las víctimas
de la ciudad de El Alto que ofrendaron sus vidas por la defensa de la
integridad nacional y sus recursos naturales.
Originalmente publicado el 05 de abril en la sección Opinión de la Agencia de Noticias Fides (ANF).
Originalmente publicado el 05 de abril en la sección Opinión de la Agencia de Noticias Fides (ANF).
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