jueves, 24 de abril de 2008

Derecho a una nueva derecha

José Luis Rodríguez Zapatero, reelecto presidente de España, dijo en campaña que su país tenía derecho a una nueva derecha en franca alusión al conservadurismo desprovisto de ideas nuevas, encabezado por el derrotado Mariano Rajoy del Partido Popular (PP).
A la Revolución Nacional del 52 le faltó incorporar la prioridad de la construcción de una burguesía nacional que sustituyera a las roscas de barones de la plata y el estaño, de la goma y la castaña y hoy día de la tierra y el territorio, y en esa medida, está claro que como dijo el jefe de gobierno español, es necesaria una derecha moderna, inteligente y comprometida con las causas profundas de su terruño.
Se critican mucho los errores del gobierno, pero lo que no se dice es que con esos errores, durante quince meses de gestión masista, no se hizo nada por diseñar y poner en funcionamiento una auténtica propuesta contestataria que permita llenar la casilla vacía que los ricachos (Goni y cía) los cipayos del imperialismo (Tuto y cía) y los iluminados (Mesa y cía) le dejaron a la siempre indecisa y tantas veces desorientada clase media.
Por eso Evo no baja del cincuenta y pico por ciento en las preferencias políticas de los bolivianos. Por eso, aunque se hayan cometido esos errores señalados por la oposición, el único referente político nacional sigue siendo el líder indígena y cocalero, que hasta se ha dado el lujo en las últimas horas de llamarle profesor a Alvaro García Linera y agradecerle por sus enseñanzas, en un gesto de humildad y reconocimiento personalizado que por lo menos a este periodista ha sorprendido.
Con senadores como Roger Pinto que para responder a un ataque del vicepresidente --le llamó bobo a su jefe JKR-- le dice indirectamente maricón, estamos servidos. Un derechón con militancia en iglesia evangélica y discriminador sexual es el portavoz que defiende al ahijado de Banzer que seguramente sigue moviéndose en un insignificante 10 a 15 por ciento en las preferencias políticas de las bolivianas y los bolivianos.
Con ese panorama, Evo puede estar tranquilo. Costas, Tuto y Branko juntos no suman la mitad de lo que es el actual presidente de Bolivia, considerando el desgaste que conlleva el ejercicio del poder.

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