Estaba a una
semana de cumplir noventa años, pero su energía fue tan extraordinaria que le
cambió el sentido supersticioso al martes 13 para dejar de respirar por la
tarde de este día como nos lo había anticipado hace algunos meses. El Pepe
Mujica ha tenido una vida tan extraordinaria y tan abrazadora de la humanidad
que hasta parece habernos advertido que así lo haría, que se moriría el día de
la mala suerte, para convertir el momento de su fallecimiento en un día de
celebración de todo lo que fue su vida junto a Lucía Topolansky, su compañera
de lucha y lecho, con la que compartieron su sencilla casa de campo de Rincón
del Cerro, situada en las afueras de Montevideo.
Se ha recibido
con serena tristeza la noticia de la partida de este maestro de la vida, de
este padre de la esperanza vital, de este comunista bueno y lúcido como ninguno
en América Latina, que certifica que el comunismo pudo haber sido distorsionado
por la enajenación a la que puede conducir el ejercicio del poder, pero que
comunistas como este Pepe Mujica nos recuerdan que pensar la vida como la
comunidad humana que debiéramos ser, nos hace personas de entrañas con alma,
personas que militamos en la diversidad de
tiempos y pueblos, aquellos milenarios que nos trajeron hasta aquí, y
aquellos otros que se reinventan en la vorágine de la contemporaneidad.
Ha partido este
uruguayo del mundo, pero no se ira de ese infinito Nosotros desde el que alguna
vez pensamos que cuando fueramos grandes
debiéramos ser como el Pepe Mujica. Para decirlo en el sentido argentino del
término, muchos ya estamos grandes, de sesentones para arriba y en estas nuestras
edades hechas de memorias persistentes de sensibilidad, recordaremos escuchando
una y otra vez a este que se convirtió en gran influencer de las redes sociodigitales con su palabra cargada de
una filosofía de la cotidianidad para comprender el sentido de lo humano.
Ese mismo martes
13, como si se tratara de un homenaje subliminal a Mujica en el día de su
partida, Luis Arce Catacora, en horas de la noche, informaba que había decidido
declinar a su repostulación a la Presidencia para las elecciones previstas para
este 17 de agosto de 2025. Invocó a la unidad como tantas veces lo hiciera
Fidel Castro defendiendo la revolución cubana y su “sentido de momento
histórico”. Ya lo había hecho David Choquehuanca en 2020, bajándose de una
candidatura pedida por las organizaciones sociales, cediendo el paso al propio Arce, en aras de la preservación del
MAS-IPSP como fuerza política monolítica del bloque popular y ahora le tocaba
al presidente-candidato que mayor cantidad de votos obtuvo en la historia
electoral de Bolivia (3 millones 393.978 mil bolivianas y bolivianos votaron
por el).
Arce se bajó de
la candidatura el día de la partida del Pepe y sus casi cinco años en el
ejercicio presidencial nos recordaron esa
otra cara de la condición humana, esa repleta de obsesiones personalistas, odio
incontenible, calumnias por doquier y otras bajezas que tomaron forma de
sabotaje persistente contra una gestión gubernamental asediada por los delirios
de Evo y la obsecuencia evista que un día decidió convertir al que hizo
candidato en su principal enemigo, en el espectro de sus pesadillas, en la
personificación de la traición, en el blanco perfecto para, incluso, cerrar
acuerdos con los partidos de la derecha en la Asamblea Legislativa
Plurinacional. A propósito de esto el Pepe Mujica fue terminante el 29 de
noviembre de 2024: “En la vida hay un tiempo para llegar y otro tiempo para
irse (...) Lo de Evo es inconcebible”.
Arce ha optado
por una dificilísima decisión que se explica con una frase alguna vez
pronunciada por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan: “La democracia
es un tranvía, cuando llegas a tu parada, te bajas.” Pues bien, Arce decidió
bajarse luego de haber soportado cinco años de sabotaje a partir del rompimiento
de la gobernabilidad que desde la Asamblea Legislativa decidieron senadores y
diputados alineados con el evismo y que dió lugar a una gestión diariamente boicoteada,
envilecida por los peores instintos que convertían al ex compañero en enemigo irreconciliable.
Con esta decisión, Arce ha demostrado que jamás le interesó que se gestara el
arcismo en el MAS-IPSP, que estaba muy lejos de su horizonte de vida pretender
un culto a la personalidad con el que comenzó a destrozarse al instrumento
político del bloque popular, erigiendo a Evo en deidad.
Hay evismo alentado
por un puñado de fundamentalistas, no hay arcismo y ojalá que no haya
androniquismo y que comience a discutirse en profundidad la necesidad de eliminar de la estructura jurídico constitucional
la reelección, estableciendosé una sola gestión para cualquiera que llegue a la
Presidencia como hizo el Pepe Mujica que con un solo mandato (2010-2015) como
presidente del Uruguay, tuvo suficiente tiempo para incidir con su palabra
orientadora que trascendió fronteras: Un presidente puede optar por el camino
de intentar seguir influyendo buenamente en su país y más allá, considerando
que por su finitud, el ser humano está hecho de entradas y salidas mientras
habite los tiempos y espacios de esta vida.
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