Cuando comenzaba
la marcha decidida por Evo Morales contra el gobierno de Luis Arce (“Para
salvar a Bolivia”), el hasta entonces presidente del MAS-IPSP, señaló a
Andrónico Rodríguez como al tercer hombre del Estado. Estaba diciendo, entre
líneas, que como Arce-Choquehuanca habían fracasado y traicionado al pueblo, el
presidente del Senado estaba ahí, en la línea de sucesión constitucional y que
sus tareas debían enfilar hacia el acortamiento del mandato del que fuera
señalado como elegido por el jefazo para la candidatura el año 2020, que derivó
en un indiscutible triunfo con el 55.10 por ciento de los votos.
Era 17 de
septiembre (2024) y el segundo día de la marcha cuando Evo levantó la bandera a
cuadros a Andrónico, marcha que finalmente fracasaría con su llegada a una
pasarela de la autopista La Paz-El Alto, próxima a la avenida Montes, en la que
se dieron cita apenas tres mil personas, de las cuales, las más descontroladas,
no tuvieron mejor idea que cometer destrozos contra una escuela dependiente de
la Fuerza Naval, mientras Evo, terminado el acto de cierre, dió media vuelta
para regresar al Chapare.
El señalamiento
hecho por Morales acerca de la jerarquía y “la misión” que le esperaba a
Andrónico, provocó que el mandamás del Senado y Vicepresidente de la
Coordinadora de las seis federaciones de campesinos cocaleros, desapareciera de
la carretera y que hasta el día de hoy,
sus encuentros con Evo se hicieran esporádicos y excepcionales. Sus penúltimas
intervenciones públicas sirvieron para ratificar lealtad en sentido de que el
único candidato del MAS-IPSP era Evo Morales.(Sus últimas intervenciones, lo
exhiben proclamado como precandidato para las elecciones del 17 de agosto).
Ese era el
momento para que Andrónico diera un golpe sobre la mesa para interpelar al jefe
de su partido y al Presidente del Estado diciéndoles que había llegado el
momento de sentarse y discutir en profundidad las consecuencias que podía traer
una fractura irrerversible en el MAS-IPSP. Hubiera significado que el “tercer
hombre” estaba en condiciones de dar vuelta al sentido de la misión golpista a
la que Evo quería forzarlo, para convertirla en la gran oportunidad de
igualarse en musculatura política al jefazo y al Presidente y más todavía,
podía haber por lo menos intentado inventar el escenario indispensable para
gestar un genuino congreso ajustado al artículo 13 del estatuto que decía que
la cúpula partidaria debía concertar los contenidos del mismo con las
organizaciones representadas por el Pacto de Unidad.
Hasta ese
momento la lealtad al jefazo había sido privilegiada por Andrónico que no dudó
en cerrar un acuerdo con Comunidad Ciudadana y Creemos para reelegirse como
cabeza del Senado, cuando el contexto parlamentario quedaba caracterizado por
haber destrozado la gobernabilidad de la gestión de Arce y acometer un
sistemático sabotaje, sobre todo, con la no aprobación de créditos
internacionales en momentos en que el país comenzaba a padecer dificultades por
iliquidez para el pago de importación de carburantes y de prácticamente la
desaparición del dólar de la economía nacional. A continuación, el joven cocalero
fue más allá, afirmando en un foro realizado en febrero de este año en Santa
Cruz de la Sierra, que el modelo económico había fracasado, igualando así, la
crítica contra el gobierno de su propio partido a las que hacen por lo menos
hace quince años, personajes de las oposiciones de derecha como Samuel Doria
Medina y Tuto Quiroga.
De esta manera,
el tercer hombre de Evo se ha convertido en el tercer candidato posible del
llamado Bloque Popular. Entre viajes programados fuera del país (Colombia,
España, Paraguay, Marruecos) y proclamaciones “espontáneas” activadas por ex
masistas y ex evistas (Mario Cronenbold, Jessica Jordan), Andrónico ni se
brinda ni se excusa, y es que el no brindarse ni excusarse define su estilo
ambiguo, indeterminado, indefinido y culipandero, que según el diccionario de
la lengua española significa “evadir una dificultad prevista para no
enfrentarla”.
Evo está
inhabilitado pero se autodefine candidato, aunque sin sigla partidaria. Arce es
el candidato a la reelección de un MAS-IPSP fuertemente golpeado por la
división que se expresa formalmente en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Andrónico,--que sepamos, todavía militante del MAS-IPSP-- parece que sí, parece
que no, sería la opción de salvataje, producto del apantallamiento que han
generado dos encuestas realizadas por la derecha que lo sitúan como primera
opción ganadora.
En esto anda la que se constituyera en primera gran fuerza política boliviana del siglo XXI con un caudillo obsesionado con el retorno, un presidente víctima de una emboscada sistemática desde que se hiciera candidato, y una figura de nueva generación que hasta ahora no exhibe necesarias cualidades de liderazgo y determinación si se trata de ponerse al frente de un proyecto político con vocación de poder.
Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 03 de mayo
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