La condescendencia ya es mucho premio para ese
puñado de impunes agazapados en los medios de comunicación de la derecha que
vuelven a tantear posibilidades de ir otra vez a la carga contra quienes no
comulgamos con su excluyente visión de país,
y para ello se ensaña contra los periodistas más serenos y tolerantes de
Bolivia. Acaba de suceder con el rabioso Los Tiempos de Cochabamba que no ha
dudado en publicar una fotografía del colega y compañero Freddy Morales,
corresponsal y representante legal de Telesur en Bolivia. Lo ha hecho fiel al
estilo de la persecución política, juidicial y mediática con la que se actuó en
el gobierno de facto presidido por Jeanine Áñez, en plan criminalización e
incitación al linchamiento. Estos personajillos son los que le abrieron las
puertas a ese fascista español de nombre Alejandro Entrambasaguas, que entre
sus proezas figura el apresamiento, el encadenamiento a una cama de hospital y
la tortura contra la empresaria Lorgia Fuentes a la que le inventó desde un
amante ministro hasta negocios que jamás hizo con el gobierno del MAS.
No señores de Los Tiempos, no es
delito firmar un contrato por pauta publicitaria otorgado por el gobierno de
turno. Es un derecho que se ejerce como todo el periodismo empresarial
conservador de Bolivia lo hizo durante toda la noche neoliberal y al que nunca
se le cuestionó, desde ninguna esquina, las generosas pautas que firmaba con
los gobiernos de Paz Zamora, Banzer, Tuto, Goni, y Mesa. Se firmaban contratos
por aquí y por allá, incluida la incorporación de un comentador de noticias
como candidato a la Vicepresidencia en 2002.
Los antecedentes de la
persecución ejercida por los Peñaranda boys
y las Cajías girls durante el
tenebroso e inepto gobierno de Áñez han sido debidamente registrados en distintas
publicaciones –se han publicado 21 libros sobre el golpe y el gobierno de facto
de 2019-2020—y contra ese inventario no hay nada que negociar. Se dedicaron a
fomentar la difamación, la calumnia y las noticias falsas. Accedieron a
información confidencial de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) para
hacerla pública, cometiendo delitos de manera confesa y ahora se encuentran
abocados a decidir cómo se debe o no procesar a un locutor metido a gerente de
la televisión estatal que también violó la norma, realizando una indebida
contratación de un ciudadano que no cumplía con los requisitos para acceder al
cargo que finalmente se le entregó: Presentador en pantallas.
A estos reaccionarios, de
redacción plana y carentes de estilo, les encanta traficar fotografías como
acaban de hacer con una de Freddy Morales. De esa manera alimentan el morbo de
quienes ven en periodistas “zurdos”, a los engendros del demonio, los malvados
comunistas que quieren arrebatar propiedades privadas, que sueñan con regímenes
como los de Cuba y Venezuela. Ya quisiéramos en Bolivia una educación y una
salud como las cubanas y unas políticas de defensa de la mujer y de igualdad de
género como la venezolana. Ojalá algún día pudiéramos alcanzar logros tan
significativos que favorecen la calidad de vida de las mayorías.
Enfilo el cierre de este texto
sabatino, a minutos de haber concluido la marcha convocada por el Pacto de
Unidad en respaldo al gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca. Los
mentirosos de siempre, ya están afanados desde sus diarios, sus programas
televisivos y espacios radiofónicos en desviar la atención de la noticia
principal: Según el Secretario Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB)
la marcha realizada el jueves 25 de agosto ha superado en participación a la
larga marcha realizada en 2021. Sobre el asunto dirán lo de siempre, son tan
previsibles que es fácil recordar sus muletillas: El MAS obligó a la
administración pública, se financió con dinero del pueblo, la gente que llegó
de las zonas rurales recibió dinero para participar y algunas majaderías más
que forman parte del catálogo de la mentira que ahora si toma forma cartelizada
de operar. Parecen empeñados en terminar de darle razón a Juan Ramón Quintana
que hace algunos años los etiquetó como “Cártel de la mentira”.
Mentirosos. Inescrupulosos.
Productores de noticias falsas. Financiados por agencias estadounidenses
especializadas en tutelaje e injerencia. Simplificadores de la realidad.
Prejuiciosos. Racistas. Y en el gobierno de facto, traficantes de información financiera
confidencial publicada gracias a sus privilegiados contactos con los tiranos y
represores del gobierno de Áñez. Son lo que se autoproclaman independientes,
objetivo e imparciales. Una cáfila de impostores que ven a sus colegas situados
en la vereda izquierda como enemigos. Nosotros somos sus enemigos y por eso
publican fotos de incitación a la violencia pitita. Para nosotros, ellos son
enemigos, pero no sólo de nosotros, periodistas, sino de la causa nacional
popular a partir de la cual Bolivia es gobernada desde 2006.
Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 27 de agosto
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