En 1993, la selección boliviana
clasificó para la Copa del Mundo USA 94. Fue un momento en el que todos
ondeamos la rojo, amarillo y verde en todos los territorios del país, y nos
sentimos profundamente unidos vitoreando la entereza y la calidad de los
futbolistas que conformaron ese extraordinario equipo plurinacional dirigido
por Xabier Azkargorta.
Ese proceso fue deportivamente conducido
con coherencia y acertadas decisiones como la de preparar a nuestros
seleccionados para las eliminatorias y para el mundial en el Centro de Alto
Rendimiento de San Cugát del Vallés (Barcelona), opción que si no hubiera sido
decidida, probablemente nos habría situado en posición muy desventajosa a la
hora de enfrentar a nuestros eventuales adversarios, Brasil, Uruguay, Ecuador y
Venezuela.
Lamentablemente, hacia el final de la
gestión, su entonces presidente, Guido Loayza, consideró suficiente dejar para
la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) un edificio sede en la ciudad de Cochabamba en
la que fue fundada en 1925, un colorido libro con el testimonio de la gesta y
ningún plan estratégico sostenible de mediano y largo plazo para fortalecer las
tareas de formación de futbolistas con aspiraciones a llegar a la esfera
profesional.
Gracias a esa misma generación de
futbolistas, la primavera se alargó casi artificialmente, con una estimable
participación en la Copa América organizada en nuestro país (1997) en la que
como anfitriones, Bolivia logró el subcampeonato con una selección a cargo de
quién había sido Ayudante de Campo de Xabier Azkargorta, Antonio López.
Hasta ahí llegamos porque ante la posterior
falta de renovación de valores que le permitiera sostenibilidad competitiva a
nuestra selección, no pudimos repetir ese desempeño en las eliminatorias con la
nueva modalidad del todos contra todos, para Francia 98, Japón/Corea del Sur
2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 y la explicación para que nuestro fútbol
quedara detenido, tiene que ver, esencialmente, con que el bautizado “Salto al
futuro” por la gestión federativa de entonces (1992-1994) no se tradujo en el
aprovechamiento del altísimo grado de credibilidad, confianza y adhesión
emocional que había generado la selección clasificada. Ese era pues, el momento
preciso para dotar a nuestro fútbol de condiciones materiales y formativas que le permitieran continuar en la senda que
por ejemplo han sabido fortalecer y sostener Ecuador y Venezuela.
La oportunidad
perdida y la evasión de impuestos
Transcurridos veinte años de un
acontecimiento que vivimos con gran intensidad, no resulta sencillo comprender
qué pasó por las mentes de quienes hablaban de ese salto al futuro que terminó
por convertirse en la oportunidad perdida, pues deberemos ser rigurosos en el
reconocimiento de que fue un excepcional hecho como el de una huelga que puso en crisis a la mayoría de los
futbolistas de los clubes que forman nuestra Liga, el que facilitó la convocatoria de nuestra selección
para las eliminatorias de 1993 y que fue con la vigente estructura
organizacional llamada tricéfala –Federación, Liga, Asociaciones-, que Bolivia
fue capaz de vencer todos los escollos y que ya tenía un alentador antecedente
cuando en las eliminatorias jugadas en 1989 cara a Italia 90, la selección
boliviana quedó eliminada nada más que por un gol diferencia por Uruguay.
Esos mismos dirigentes que condujeron
la FBF hace dos décadas, son ahora
quienes pretenden dar lecciones de lo que se debe o no hacer, cuando desde hace
cinco años no han podido producir los resultados deportivos esperados por su
afición en el club que conducen (BAISA-Bolívar), concordantes con las
inversiones que desde su administración externa se realizan, actualidad que
explica por qué Loayza y sus ayudantes no estaban en capacidad para trascender
el acontecimiento del 93-94 y convertirlo en un verdadero salto cualitativo
hacia la renovación organizativa institucional y al necesario pacto con el
Estado a partir de sus distintas instancias gubernamentales que le permitiera
al fútbol boliviano graduarse de profesional en el verdadero sentido de la
palabra.
Los que dirigieron la FBF ayer y
administran BAISA-Bolívar hoy desaprovechando tan favorable coyuntura, son los
que le dejaron a nuestra institución una deuda impositiva que fue creciendo
como una bola de nieve para llegar a la escalofriante suma de cuatro millones
de dólares que la actual gestión federativa ha terminado de honrar en mayo de
2013.
Un puntual recuerdo y una pesada carga
por obligaciones no honradas con el Servicio de Impuestos Nacionales es lo que
nos dejó la gestión 93 – 94 en tiempos en que el fútbol boliviano libraba
escaramuzas internas a partir de diferencias regionales exacerbadas por el
mismo Loayza que nos dividían entre cambas y collas, entre defensores y
detractores de la altitud de La Paz como aliada natural de nuestras legítimas
aspiraciones futbolísticas.
Durante estas dos décadas el único
logro significativo de los clubes llamados profesionales en torneos
internacionales fue la obtención del Club Bolívar del subcampeonato de la Copa
Sudamericana (2004) bajo la presidencia de Mauro Cuéllar Caballero –que en su
momento fuera uno de los fundadores de la Liga del Fútbol Profesional
Boliviano-- y la dirección técnica de Vladimir Soria. Desde ese momento, hasta
hoy, la aparición de nuevos valores futbolísticos en el país ha disminuido
progresivamente, en términos generales, tanto en cantidad como en calidad, y de
esto, por supuesto, la institucionalidad del fútbol boliviano no tiene
responsabilidad si lo que en términos generales se encuentra es un panorama
insuficiente y deficitario en la mayoría de los clubes que forman parte del profesionalismo,
con dirigentes que llegan incluso a arriesgar su patrimonio personal debido a su
compromiso con los colores de los clubes que representan, enfrentando una a una
las urgencias que se les presentan en el camino.
El
fortalecimiento institucional
Con la llegada de Carlos Chávez a la
presidencia de la institución (2006) y con su reelección (2010) se logró
superar en gran medida dentro el ámbito dirigencial esa perniciosa y destructiva
desconfianza de lo colla contra lo camba, y viceversa, ratificandose en primer lugar a la ciudad de
La Paz como sede histórica de los partidos oficiales de la Selección
Nacional, posición consensuada que en
las oportunidades que correspondió fue debidamente representada y defendida en
los ámbitos de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) y de la
Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), y prueba de ello es que
nunca más, a partir de esta gestión, volvió a ser impugnada la práctica del
fútbol en ciudades de altitud, superándose, además, dañinas posturas
regionalistas con un Comité Ejecutivo mayoritariamente conformado por dirigentes
de la zona oriental del país que fue el encargado de ponerle una cruz a los
permanentes intentos de algunos de nuestros vecinos sudamericanos de negarse a
jugar en La Paz, nuestra Sede de Gobierno.
Las dificultades reales y severas,
comenzaron a sufrirse a partir del momento en que se constató que la Federación
Boliviana de Fútbol (FBF) había arrastrado sistemáticas evasiones impositivas,
lo que forzó a la actual gestión a ponerse al día con estas obligaciones
heredadas, destinando el monto total del contrato por concepto de derechos de
transmisión televisiva de la eliminatoria para Sudáfrica 2010, y a pactar un
plan de pagos a fin de poner las cuentas en orden, y al mismo tiempo evitar el
remate de la sede institucional de la ciudad de Cochabamba.
Hay que recordar que con la fundación
de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano (1977) se buscaba generar una práctica
futbolística de élite, la que fue conformada por lo más representativo de los
clubes del país, escenario al que lamentablemente llegaron a participar sólo de
manera intermitente, los departamentos de Tarija y Beni, y no lográndolo hasta
ahora el departamento de Pando y de esta manera, las asociaciones
departamentales pasaron a ocupar el segundo lugar de las prioridades, aspecto
que se buscó remediar en alguna medida cuando en 1992 se estableció la
participación paritaria de las mismas con los clubes ligueros a fin de
consolidar la institucionalidad y la ratificación o renovación democrática del
Comité Ejecutivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).
La FBF se
actualiza de acuerdo a normas FIFA
Desde el punto de vista del
desarrollo institucional (2002-2013), la FBF dio un importante salto
cualitativo al completar todas las reformas al estatuto de acuerdo a exigencias
de FIFA: Estatuto Orgánico con su respectivo reglamento, Código de Disciplina
Deportiva, Código de Procedimiento Disciplinario, Reglamento Anti Dopaje,
Reglamento de Selecciones Nacionales, y Reglamento de Derechos de Formación de
futbolistas jóvenes. También se puso bajo tuición de la FBF a efectos de
participaciones internacionales al Fútbol de Salón y al Fútbol Playa.
Para que esto fuera posible los
dirigentes ligueros y asociacionistas concertaron una agenda en todos los
ordenes a través de la realización de siete congresos y de esta manera se
pudieron desconcentrar las decisiones del Comité Ejecutivo de la FBF con la
instauración del Tribunal de Disciplina Deportiva y del Tribunal de Resolución
de Disputas con todas las potestades inherentes a sus responsabilidades.
Proyectos
para el fútbol boliviano sobre los que el Estado no responde
En lo concerniente a la siempre
postergada idea de conectar a través de una sociedad estratégica al Estado
boliviano con la institucionalidad futbolística del país, la FBF, la LPFB y Futbolistas
Agremiados de Bolivia (FABOL) presentaron, desde el año 2008, ante las
instancias gubernamentales correspondientes, ocho proyectos, de los cuales
solamente se hizo efectivo el D.S. 27955 con el que se pudo encarar el plan de
pago de impuestos adeudados de anteriores gestiones, para que la FBF pusiera
sus obligaciones impositivas al día, hasta el mes de mayo de 2013, es decir, un
acuerdo en el que el fútbol cumplió efectivamente con el Estado boliviano y que
en reciprocidad hasta ahora no recibe nada en materia de políticas de fomento para
la práctica futbolística.
El
futbolista boliviano
En materia estrictamente deportiva es
bueno reconocer que la evolución del fútbol moderno nos ha conducido a unas
características competitivas en las que se impone hoy con mayor énfasis el
trabajo físico para el que son necesarios procesos inscritos en el llamado Alto
Rendimiento si se tiene en cuenta que las eliminatorias mundialistas
sudamericanas ya no se juegan por grupos
en breves tres meses, sino todos contra todos durante dos años previos a cada
mundial.
Bolivia trabajó con ese concepto para
las eliminatorias de 1993 y para la Copa del Mundo USA 94 y nunca más volvió a
hacerlo, debido, fundamentalmente, a las insuficiencias económicas que se
constituyen en el principal argumento para el retroceso sufrido.
Los futbolistas bolivianos de hoy,
con aptitudes naturales para el juego, se encuentran en desigualdad de
condiciones cuando deben medir fuerzas en la esfera internacional en la que la
gran mayoría de nuestros rivales le prestan cada vez mayor atención y le
otorgan mayor prioridad al desarrollo atlético de sus jugadores.
Si a esas carencias de preparación
física, les añadimos las vinculadas a la educación integral, encontraremos
todas las debilidades con las que un futbolista boliviano con condiciones
naturales para la práctica del deporte, llega al llamado profesionalismo con un
promedio de 20-22 años, edades con las que nuestros vecinos continentales, ya
cuentan con jugadores plenamente afianzados en sus torneos locales, listos para
emigrar hacia equipos de fuera de sus países.
Bolivia, en síntesis, no produce la
cantidad y la calidad suficiente de futbolistas con vistas a la actividad
profesional nacional e internacional, por no contar con las condiciones
económicas, de infraestructura y formativas necesarias que le permitan ponerse
a la par del resto de los países sudamericanos en los que las políticas
públicas y las iniciativas privadas para el incentivo de la práctica y la
promoción de valores deportivos están orientadas en una misma dirección.
Para superar
las dificultades
Esta es la verdadera historia de por
qué el fútbol boliviano no ha podido despegar en dos décadas para competir en
igualdad de condiciones con sus vecinos. El pretender insistir con una
personalización forzada y perversa acerca de las responsabilidades del actual
presidente de la FBF, responde a la retórica demagógica de quienes ya mostraron
lo que sabían y podían --se aplazaron—y
aunque lo niegan, pretenden capturar la FBF a través de ataques
desestabilizadores que en nada contribuyen a buscar caminos de superación para
el fútbol boliviano.
Si todos los actores --sociales, estatales, y
empresariales-- de manera concertada con el ente rector del fútbol boliviano
encaran soluciones vinculadas a la educación física y a la formación de niños y
jovenes en las distintas disciplinas deportivas, entre ellas el fútbol, como
deporte masivo de preferencia de la mayoría de los bolivianos, será más
sencillo encontrar los mecanismos formativos y de desarrollo de capacidades
competitivas para contar con esos nuevos valores, algunos de nueva generación
que ya mostraron sus condiciones en el partido jugado contra Ecuador en La Paz
por las eliminatorias sudamericanas para Brasil 2014.
De lo contrario, la desinformación,
producto de una interesada y salvaje manipulación mediática a través de la que
se hace uso de la mentira y la diatriba permanente, sumado a esto el sectarismo
regionalista, seguirán haciendo de las suyas, profundizando las dificultades en
lugar de proyectar las soluciones que pasan por el diálogo para la concertación
de un plan nacional para el fútbol boliviano con los talentos emergentes que
necesitan condiciones imprescindibles para desarrollar sus potencialidades.
Octubre, 2013
3 comentarios:
Una deuda de 4 millones de.dolares.en.impuestos...pero Carlos Chavez recivio solo en 1 ocasion 5 millones de sobornos.
Como podemos hablar de institucionalidad si todo el mundo (si quiere pregunte al FBI) como nuestros dirigentes se llenaban los bolsillos.
Y senhor bretel usted sigue defendiendo a u. Senhor que.se robo el dinero de TODOS.
Este texto es de enero de 2014. Luego de lo acontecido en julio de 2015 nunca defendí a nadie de la FBF. Renuncié a los siete días de la detención de Carlos Chavez.
Este texto es de enero de 2014. Luego de lo acontecido en julio de 2015 nunca defendí a nadie de la FBF. Renuncié a los siete días de la detención de Carlos Chavez.
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