jueves, 18 de marzo de 2010

¿Las banderas del atardecer?

Ahora que necesito volver al quirófano para que el cirujano maxilo facial me inserte un implante que me permita recuperar completamente la parte superior de la dentadura, recuerdo el pánico a la anestesia que arrastré por décadas y a las temibles consecuencias amadorradas de un postoperatorio. He vencido ese miedo cuando el pasado año me hicieron todos los exámenes posibles, desde un hemograma completo hasta un electrocardiograma en el que ya no figuran ni los mínimos rasgos de hipertensiones inquietantes.
La convalecencia que me espera, me invita a sentir que el mundo también puede verse desde el aerodinámico sillón odontológico, sitio en el que he estado durante sesiones cercanas a las dos horas, debido a mis necesidades de periodoncia, es decir, de eliminación de cálculos en las encías, bolsas infecciosas y sarros resultantes de la falta de rigor y constancia en el cepillado de estos mis dientes que por ahora dan lugar a que mi dicción televisiva no sea posible.
Otra cosa ha sido que el cirujano plástico o estético, ha alabado mi acelerada cicatrización y el hecho de que las mallas de titanio que han sido introducidas a mi pómulo izquierdo y ayudaron a superar el estallido de fracturas, me ponga en la tentadora camilla de pensar en botox, rellenos para las líneas de expresión o tratamientos laser para los surcos de este mi cincuentenario semblante, aunque hayan todavía voces alentadoras y compasivas que me dicen que parezco sólo un cuarentón.
Hecha este indispensable contextualización maxilar, veo en pantalla, desde el sillón del dentista, al Príncipe de Huacaraje, ahora invariablemente encorbatado, explicando el por qué del Patria o Muerte, la Whipala en los uniformes militares, y dejando a otros portavoces, operadores y estrategas, la misión de hacer gobernadora a una Reina que antes trabajaba con la orientación de una señora tantas veces sindicada de proxeneta, que a su vez ha intentado vana e ingenuamente querer hacerse del concurso Miss Universo, como si tal asunto no fuera de iniciativa privada (la CAINCO y la CAO debieran apostar a estos desafíos en lugar de que algunos de sus amigos se mezclen con terroristas de Morondanga), y de ninguna manera de un Estado que en lugar de plurinacionalizarse a fondo, está prefiriendo ceder a la tentación folklórica y patética de una discreta charanguista y muy buena cantante, embajadora de no sé qué en el firmamento de la cursilería y la farándula criolla.
Como si un lema militar pudiera colgarse por decreto en lugar de concebirse como resultado de un proceso autenticamente revolucionario, como si una una reina engreída por un príncipe pudiera como la Bella Durmiente, despertar al saber, al conocimiento y a la eficiencia, como si la whipala no fuera un distintivo bastante más llamativo que la misma tricolor y por eso se decide incrustarla en un el vestuario castrense, como si una tropa de fiscales fuera indispensable para que quede claro quienes fueron los truanes del terrorismo y de los dispendiosos gastos de la cosa pública, es decir, como si todos tuviéramos que ser anestesiados para comprender quién es quién en Bolivia, ahora estamos juntos, revueltos, confusos, soberbios, omnipotentes y patéticos.
Visto de otro modo, me sacuden por los cachetes quienes me insistián en que la alta concentración del voto genera legitimidades que pueden conducir al delirio, y el delirio es enemigo de la revolución y de los revolucionarios, y muy amigo de los rencorosos, anecdóticos, patrioteros y oportunistas de un proceso, que comienza a desvirtuarse con repartijas, prebendas, administradores de pegas y coimas, y otros deformadores de oportunidades únicas como la que hoy tiene nuestro país charangueado, siliconado y encorbatado de polyester, todo esto envuelto en un triunfalismo y un sectarismo que me devuelve a los relatos de mis abuelos sobre el pazestenssorismo de los 50 y su tenebroso Control Político gerentado por los San Román y los Gayan.
Que García Meza siga en la cárcel, en celda cualquiera, lo mismo que Arce Gómez. Que Tuto, Mesa y Cárdenas nunca más vuelvan a gobernar. Y que nadie emule por izquierda, en nombre del cambio, las prácticas de los militantes de la partidocracia. Que Evo Morales haga un igual o mejor gobierno que en su primer período y para eso espero que pueda poner, cuando se deba, y a prudente distancia a príncipes, reinas y cortesanos que pueden hacerle perder la perspectiva y la frontera entre lo sustancial y lo anecdótico. De lo contrario, algún día, aunque no sea mañana, aparecerá una nueva derecha ante la que por supuesto no habrá nada que decir, y nuestra ilusionada Bolivia Plurinacional termine yéndose por un caño.

3 comentarios:

Hugo Bernal dijo...

Vistas del aparente desvirtuosamiento del proceso pluri lo vimos con y desde la paradigmatica y ostentosa falencia de YPFB. Corrupcion. Ineficiencia. Ineficacia. Prebendalismo. Traicion al manejo responsable del principal recurso economico del pais. Pobres inversiones en el sector. Pobre exploracion. Importamos diesel, gasolina, GLP. Y no se perfila su refundacion. YPFB es la insignia verdadera del proceso de cambio, pues es lo que sustenta principalmente al pais, las utopias de desarrollo economico y el asistencialismo social por parte del Estado. Si YPFB va mal , nos puede ir bien a los del Estado Pluri.
Mas nos vale poner la atencion a proyectos como Mutun, Litio, YPFB y el agro que rumiar sobre el pasado neo. El futuro depende de este "control social".

Anónimo dijo...

Basurero de los "exs"

Se dice que José Antonio Aruquipa era una persona que gozaba de la confianza y el aprecio de Jorge "Tuto" Quiroga pero al parecer esto no fue suficiente y el susodicho decidió replicar una de las prácticas de la política boliviana y lo hizo de la forma más abyecta que se pueda imaginar: acompañándola de una buena dosis de amnesia.

De un tiempo a esta parte, el MAS se ha convertido en el tacho a donde están yendo a parar un sin número de personajes provenientes de otros partidos que esperan ver de esa forma satisfechas sus ambiciones aun cuando ello signifique desertar de una forma vergonzosa de los principios a los que decían adherir.

Ese es precisamente el caso del ex periodista Aruquipa, un individuo que al parecer es la viva expresión del olañetismo altoperuano, de esos dobleces, del oportunismo.

El ex periodista Aruquipa sabía muy bien en que terreno pisaba y luego de las elecciones del 2005 calculó que debía acercarse a Tuto Quiroga en un momento en que se produjo una crisis de credibilidad dentro de Podemos. Se lo recuerda haciendo vehementes defensas del proyecto podemista y de su efímero jefe y era realmente destacable la vehemencia y la convicción que ponía en sus argumentos.

Aruquipa, en su movida política se fue de un extremo a otro sin matices, y ahora está entregando toda la información que tiene sobre Tuto Quiroga a los masistas que confían que sobre la base de sus infidencias encontraran algo para acusar al ex presidente y jefe de la extinta Podemos.

Es que sucede que Aruquipa no fue un miembro más de Podemos. Fue Constituyente por ese partido y su portavoz en la Asamblea Constituyente. Además fue jefe departamental de Podemos en La Paz y coordinador nacional. En suma, no era un pinche y eso es lo que más valoraron los masistas a tiempo de recibirlo en sus filas.

Es claro también que las personas que se prestan a este tipo de satinaje responden a un cierto perfil que no es de los mejores. Los que poseen este perfil es evidente que jamás serán mencionados como un ejemplo de lealtad y consecuencia. Expresan lo más sórdido y la cara más abyecta de ese “cholaje” al que tanto repudiaba Franz Tamayo.

¿Quién ha construido y construye la base material de la sociedad boliviana? El indio. ¿Quién ha gobernado y gobierna con irresponsabilidad y zoológico hartazgo a Bolivia? El cholaje, afirmaba Tamayo quien describía hace algunos decenios una realidad que se parece mucho a la actual.

Fausto Reinaga opinaba que era vital diferenciar entre el cholaje, el indigenismo y el indianismo. Por esto, consideraba que lo cholo y el cholaje eran la expresión del mestizaje perverso que se veía en conflictos por la búsqueda de una identidad perdida y espuria. Y ojo que el "cholaje" como actitud moral y política no es privativo del altiplano o el occidente también se replica en el oriente y en los valles.

El cholaje, afirmaba Reynaga, estaba partido en dos: con una parte atascada en la cultura opresora occidental y otra parte localizada en Bolivia que desprecia sus raíces indias, heredando la vocación traidora y esclavizadora de los colonizadores españoles; un rasgo que también aparece en los gestos de autoritarismo, venganza y soberbia de quienes nos gobiernan.

A todo esto, no es difícil establecer en que lado se ubica el ex "tutista" Aruquipa, que en el colmo de la sinverguenzura “no recuerda” las acusaciones que lanzó contra Evo Morales. Se le tuvo que borrar la memoria para entrar a un basurero en el que encontrará ex comunistas, ex trotskistas, ex adenistas, ex movimientistas, ex miristas, ex sin miedo, ex unionistas, ex barrasbrava, ex futbolistas, ex terroristas y toda una larga lista de “exs”.

Leer más: http://www.ernestojustiniano.org/2010/03/basurero-de-los-exs/#ixzz0jCaiH3U9

Anónimo dijo...

Para que te ponescomo anónimo si eres Ernestito?

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