Para recibir el canto de los pájaros

Es hora de una pausa. De escuchar solamente a los míos, con los que crezco todos los días. Es hora de desintoxicarse, de escuchar una y mil veces "Barro tal vez" de Luis Alberto Spinetta. Es hora de someterse a este impedimento de cuarenta y cinco días señalado por el médico forense y para ello habrá que leer y desentenderse del agobio que produce tanto noticiario televisivo manipulador, tanto conductorcito ignorante mandado por sus patrones, tanta media verdad sobrevolando por nuestras cabezas, tan gigantesca porfía para tratar de volver al antes del 18 de diciembre de 2005.

Gracias a todos los que vinieron a la clínica, gracias a los médicos que me operaron, a las enfermeras que me zamarronearon con los sueros y los analgésicos. Gracias a los que escribieron acercándome su palabra de solidaridad, indignación, e incluso a los pobres de espíritu que se alegraron con la paliza que me propinaron.

Estoy vivo y a los dioses debo elevar plegarias para el resto de mi vida. Y a Susana debo decirle que su sensibilidad ha hecho posible que yo esté camino a un reestablecimiento pleno, muy lento tal vez, pero pleno. No hay cosa más reconfortante y alivianadora para mi espíritu que sentir su hombro y su palabra, su fuerza y su autenticidad...Soy rehacio a los desnudamientos tan personales, pero sirva esta excepción para compartir con todos mis lectores la enorme energía que iré acumulando para que sigamos luchando y festejando la vida, ahora que la valoro de otra manera luego de tan infernal violencia, luego de esta pesadilla que ya voy aprendiendo a superar.