Algo sobre mi(s) madre(s)

Mi madre es una tremenda mujer que ha tenido que lidiar con cuatro varones y una niña desde 1961, año en el que nací y me convertí instantanemanente...en el hijo mayor, "el ejemplo de la familia". Se llama Daisy Bretel Yutronic y corre por sus venas sangre de unos prestigiosos panaderos franceses y de un puñado de aguerridos croatas que ingresaron a Bolivia por Antofagasta hacia Potosí a fines del siglo XIX. Hoy que celebramos a nuestras madres en Bolivia sentí la necesidad de nombrarla porque gracias a ella me han pasado tantas cosas en la vida: La integridad y sobre todo el compromiso con los hijos (hablo de los míos)me los ha transmitido ella a veces con mucha severidad, esa severidad que como dice mi mujer te hace pensar para toda la vida en "mamita querida".
Mi otra madre, que es la madre de nuestro hijo Sebastián, se llama Susana Rivero Guzmán y esta mañana pudo escapar de sus obligaciones de trabajo para disfrutar del baile de cosaco que ejecutó nuestro hijo de cinco años. Madre del más pequeño de mis hijos y madre de todas nuestras batallas sagitarianas (ella es del 8 y yo del 16 de diciembre) ya escribí sobre ella en este blog y sólo puedo decir que admiro su enorme capacidad para comprometerse con las cosas que hace y sobre todo pensando en la gente más necesitada de este nuestro país de Cuarto Mundo.
Cito ahora a mi tercera madre, Ernestina Huanaco, que es la señora que cuida --pero sobre todo educa--a Sebastián. Es una extraordinaria mujer que trabajó en labores de hogar toda su vida para que su hijo Miguel Angel pudiera terminar exitosamente su carrera de medicina en La Habana, Cuba.
Hay otras madres, la de mis hijos mayores, Santiago y Andrés, que son unos chicos fabulosos, lo mismo que Camila Bruckner, la hija mayor de mi mujer.
Madres, qué sería de la humanidad sin vosotras que lo hacen todo tan bien adentro y afuera de nuestros hogares.