miércoles, 30 de mayo de 2007

FIFA nuestra: estamos en los cielos

La Pachamama está bramando de ira, los condores quieren emigrar a los alpes suizos para picotear la cabeza pelona de Blatter, Patato Méndez cochabambinea con boicotear la Copa América, Carlos Chávez, presidente de la Federación, ama La Paz porque vivió aquí y va a defender la altitud, la falta de oxígeno, y el privilegio de contar, nosotros, altos y alteños, con más globulos rojos que quienes viven en la "normalidad" del nivel del mar.
Ayer me preguntó el Hombre Invisible que dirige la radio que se ve, si en este momento mundial no hay una pugna y una puja entre el poder transnacional y las oeneges europeas que se esmeran por penetrar e influir en gobiernos latinoamericanos. Yo creo que no, le dije, que la plata de las petroleras, de los fabricantes de armas y de los narcos es infinitamente mas poderosa que las de quienes defienden la biodiversidad, los ecosistemas, los derechos de los originarios, el oxígeno de los grandes reservorios naturales, etc.
Me falto decir en esa entrevista que la FIFA es las Naciones Unidas de los negocios que sitúan al fútbol como undécima industria planetaria. Que la televisión, el merchandaising, y las grandes marcas de consumo pasan por encima de la pelota, el juego y sus misterios. El fútbol es negocio sobre todo, y la esencia del juego queda para los ingenuos puristas entre los que me cuento.
En La Paz las calles se convirtieron hoy en canchas de fútbol, en marchodromos para reclamar la defensa de la universalidad, la no discriminación, la historia y por supuesto que la geografía cordillerana que nos involucra a peruanos, ecuatorianos, colombianos, chilenos y bolivianos.
En 1993-94 afirmé que el fútbol era el mayor patrimonio emocional del país gracias al encantamiento que la Selección Nacional produjo en la gente. Hoy digo que el único factor de unidad boliviana --ojo el ú-ni-co-- es el fútbol. En lo demás nos reafirmamos en lo distintivo que nos hace diversos, laberínticos, desorganizados, desmembrados, librados a la buena de Dios, masticando nuestras miserias y rumiando
contra el otro, indio, mestizo, blanco o negro.
Blatter: Estamos aquí en el cielo de la tierra y queremos formar parte de la guerra lúdica moderna, queremos participar como hasta ahora por derecho. Aunque perdamos casi siempre. Aunque perdamos incluída la altitud de La Paz, que hace tiempo dejo de ser la aliada que ahora lo es, y de verdad, para Ecuador.

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