sábado, 2 de agosto de 2008

Confesiones de invierno (II)

¿Se irá el frío luego del referéndum del 10 de agosto? Con los imprevisibles y desconcertantes cambios climáticos no puedo anticipar nada, pero lo que sí está fuera de duda es que el hecho político seguirá por delante de los que pretenden imponerse desde la legislación parlamentaria o desde la juridicidad o constitucionalidad para evitar que este proceso continúe por la senda de la consolidación de Evo Morales como único líder político de Bolivia.
Ùnico y por lo tanto in/comparable y eso para una democracia moderna es pernicioso, en tanto el Presidente no tiene a quién temer en la medida que sus eventuales remplazantes --nueve de ellos según una última encuesta-- no suman un treinta por ciento de las preferencias electorales. Miren los nombres: Tuto, Mesa, Samuel, Costas, Del Granado, Reyes Villa, Joaquino, Victor Hugo Cárdenas, Santos Ramírez.
Es la lectura de esta realidad la que se resiste a ejercitar la asustadiza clase media urbana del país. El punto no es que el gobierno sea bueno, malo o regular, sino la constatación de que quienes siempre estuvieron muy lejos de las decisiones estatales o de poder, ahora se sienten en posibilidad, por primera vez, de beneficiarse de ellas, sea a través de políticas públicas seriamente estructuradas o a través de la vía asistencial de cheques benefactores o los bonos que nos hacen irremediablemente militantes de una sociedad rentista.
Es la primera vez en la historia republicana que Bolivia tiene un gobierno de izquierda con programa. Un gobierno que quiere cambiar las prioridades y para ello busca la puesta en vigencia de una nueva Constitución Política del Estado y el acabose del Estado conservador-liberal, individualista, en el que un sólo circuito conformado por propietarios, comerciantes, contrabandistas, narcotraficantes y politiqueros de tiempo completo lo dominaron todo, prescindiendo sistematicamente de los clamores de más del 60 por ciento de este país indígena-mestizo.
Y es precisamente en este contexto que apostamos a respaldar la presencia y la continuidad de Evo Morales en el gobierno porque si deja las avenidas de la participación abiertas, llegará el momento en que este proceso no necesite del culto a la personalidad al líder y adquiera vida propia gracias a la consolidación de los colectivos sociales en la búsqueda de un país con auténticas opciones de educación y trabajo para todos.
El proceso es mucho más complejo e importante que Evo, pero sin Evo, por como se encuentra el tablero político boliviano, la continuación de este proceso es inviable. Los nuevos pasos deben estar orientados a dar fin con la cultura de las consultorías pagadas por las transnacionales para trasquilarnos y dejarnos, como ha sucedido invariablemente, inermes, ante la proximidad de la nueva estación: Vuelve La Niña y nuevamente promete arrasar con inundaciones en el oriente del país.
Bolivia ya ha cambiado, y los iluminados o se alinean con humildad para edificar un país más equitativo, o terminan, como los Mesa boys, en los brazos de los ricachos, para que los asesoren con el objetivo de tumbar al indio, aunque suene tan oficialista y caricaturesco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ojala la coherencia se apoderara de los bolivianos y podamos esbozar un proyecto de país, para nuestros hijos y ahora, para nosotros.

atte.
www.elderechoylajusticia.blogspot.com

vh.ti dijo...

Mierda... Este se va a volver en uno más de los corruptos que campea su prosperidad dolosa por Calacoto con un adquisición inmobiliaria de un millón doscientos mil de los verdes imperialistas, me refiero a Santos Ramirez... Hoy estoy encorajinado y si lo veo en la calle me gustaría darle una paliza por manchar este proceso de cambio de esta manera… creo en el proceso y creo también que a este tipo de hijos de p… tendríamos que fusilarlos de espaldas.

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