viernes, 15 de junio de 2007

Un gobierno hierático

Evo Morales disfruta su presidencia. La vive con intensidad y notoria capacidad para transmitir convicciones. Cuando fue a jugar al Sajama, luego del partido en que su equipo ganó por mínima diferencia, declaró sobre la compra de las refinerías a Petrobras y se le quebró la voz con auténtica emoción nacionalista.
Así como el presidente es capaz de llorar, cada que se presenta la oportunidad, lanza una broma, les habla a sus colegas de la Comunidad Andina de Naciones en plan distendido y cuando pasa al territorio de la queja, también deja notar su nervio lloriqueando, quejándose de los conspiradores, de los neoliberales y de los medios de comunicación que "no sé que tienen con el Evo Morales."
Los aymaras son económicos en gestualidad. Sabemos de su proverbial mirada pétrea, pero parece que las cosas en el Poder Ejecutivo van al revés: El único funcionario de gobierno expresivo y consistente a la hora de las alocuciones, además del presidente, se llama Alejandro Almaraz, Viceministro de Tierras, formado en la Jota Comunista también, parece, en los secretos de la oratoria.
El resto del gobierno es hierático. La inexpresividad para hablar comenzando por García Linera y terminando en Contreritas, el portavoz, es ciertamente lamentable. Y es tan lamentable que un señor tan serio como el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, se expone a ponerse por demás en asuntos menores como el pedir la devolución de dos vagonetas todavía en manos de Tuto en su calidad de ex mandatario del país.
L@s ministr@s son unos tristes. Vari@s de ell@s parece que tuvieran estacas en lugar de tráqueas sobre todo cuando tienen que declarar a los medios. Hay una dureza y una omnipotencia en sus rostros como si estuvieran realizando los más grandes sacrificios de la vida. Qué espanto: Mientras el presidente, ríe, llora, lloriquea, recrimina, agradece y despliega una gama de expresiones que le han permitido pulverizar la solemnidad andina, los secretarios de Estado son un lamento boliviano. Incluído Juan Ramón que luego de quitarse los lentes, apenas metió la pata contra la Iglesia, incursionó en el asunto del fútbol con resultados deleznables para sus pretensiones vicepresidenciales, y ni modo, para retornar al púlpito de la sala de prensa del Palacio y defender al Jefe de Estado Mayor de Octubre Negro, Gral. César López, premiado como flamante Presidente de la Aduana Nacional.
Solemnes, sentenciosos y perdonavidas. Ministros: Miren al presidente y traten de contagiarse de su espíritu y su intensidad para gobernar.

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