Dice Walter
Chávez en su artículo “El Plan Cóndor del periodismo” ( El juguete rabioso, 21
de enero de 2001) que Raúl Garáfulic Gutiérrez proyecta una imagen de
“individuo bajo sospecha” y que sus antiguas amistades “cimentaron las bases de
esa fortuna que empieza a surgir a partir de su participación –como parte de un
grupo civil armado—en el golpe de Hugo Banzer Suárez en 1971.” Para decirlo más
sencillamente, el que sería llamado con los años Don Raúl, habría sido integrante
de un grupo paramilitar que contribuyó a la caída del gobierno del Gral. Juan
José Torres Gonzáles y a la llegada del entonces Coronel Banzer a la
presidencia respaldado por las Fuerzas Armadas, el MNR de Paz Estenssoro y la
Falange de Gutiérrez Gutiérrez.
Garáfulic fue el
gerente de Canal 7 Televisión Boliviana en los inicios del septenio dictatorial
y a partir de entonces emprendería una carrera repleta de leyendas urbanas
voceadas por sus admiradores y sus enemigos. Trece años más tarde (1984) durante
el gobierno de la Unidad Democrática y Popular (UDP) presidido en la
reinaugurada democracia boliviana por Hernán Siles Zuazo, el que iniciara su
carrera empresarial en actividades mineras decidió fundar el 20 de octubre,
junto a Rolando Chiappe, Paceña de Televisión, casi al mismo tiempo en que Ivo
Kuljis inauguraba en Santa Cruz de la Sierra, canal 13 y Carlos Cardona en La
Paz iniciaba tareas con Telesistema Boliviano.
De esta manera
llegaba la televisión privada al país en momentos en que el cuasi monopolio lo
detentaba el canal estatal, secundado por algunas estaciones de propiedad de
universidades públicas, y lo hacía en calidad pirata, puesto que no existía en
ese momento marco legal que validara su existencia en el espectro público. A la
cabeza de Garáfulic, la naciente televisión comercial se metía a la fuerza en
la vida del país, aprovechándose de la extrema vulnerabilidad de un gobierno
que se caía a pedazos y que a pesar de
las voces impugnadoras del atropello empresarial terminaría imponiendosé
para quedarse.
La amistad con
Banzer le permitió a Garáfulic formar parte del gobierno MIR-ADN en el que se
cruzaron una y otra vez los llamados ríos de sangre --ex torturadores y ex torturados formando
alianza política--, en calidad de embajador ante el Reino de España, condición
diplomática que le facilitó un gran acercamiento con Prisa, grupo con el que
entablaría sociedad para intentar la consolidación de un monopolio mediático
conformado por los diarios La Razón, Extra, El Día y la Asociación de
Teledifusoras Bolivianas (ATB) nuevo nombre de la televisora que propendería a
convertirse en red nacional de televisión dejando atrás la inicial Paceña de
Televisión, propiedad de Illimani de
Comunicaciones.
Don Raúl iba
creciendo con su amigo, el General Banzer, convertido a la democracia, gozando
de la confianza del presidente Jaime Paz Zamora y tratandosé de tú a tú con
Jesús de Polanco, principal accionista del grupo Prisa, propietario del diario
El País, la cadena de radio SER, Editorial Santillana, y Alfaguara. Polanco
provenía de una familia de militares ligados a la falange española y al
franquismo, lo que probablemente facilitaba las cosas en términos de sintonía
ideológica, considerando que el embajador en Madrid había nacido a la vida
pública boliviana directamente vinculado a un golpe militar.
Garafulic, secundado
por sus hijos Raúl y Dieter, armó una estructura de medios que en términos
televisivos tenía como principal soporte el perfeccionamiento de la calidad de
la señal y una estrategia competitiva por la captura de las audiencias. Supo manejar
como idea-fuerza principal que habían llegado para ser los primeros en las
preferencias ciudadanas y aunque en varios momentos no lo lograran, se las
arreglaron siempre para trabajar con gran eficacia persuasiva en sentido de que
los medios con su marca eran los más importantes e influyentes y en la medida
en que estas percepciones fueron penetrando en el imaginario urbano del país,
se podía percibir cuan poderosos se sentían “los garas”, quienes manejaron la
lógica del ser y el parecer con persistente disciplina, lo que permitió que Don
Raúl ya sintiera que podía desbordar sus
medios de comunicación para mostrar todos los tentáculos que era capaz de mover
y así transcender el plan multimedia hacia otros negocios, hasta que llegó el
día en que el Extra, su diario popular de crónica roja, dirigido por Jaime
Iturri Salmón, decidió publicar un incidente familiar del entonces Ministro de
Gobierno, Wálter Guiteras (gobierno democrático de Banzer, enero de 2001) en el
que se habrían producido hechos de violencia que involucraban a su esposa e
hija.
Guiteras, el
poderoso Ministro y Senador por el departamento del Beni, se vió obligado a
dimitir del cargo, lo que generó un procesamiento a Iturri bajo la Ley de
Imprenta que finalmente quedó en nada por la extemporaneidad con que fue
presentada la demanda. Nunca se llegó a confirmar la veracidad de la denuncia
del Extra, y lo que quedó de la refriega fue una pelea encarnizada que condujo
al depuesto Ministro a presentar ante una Comisión Especial Pluripartidaria en
el Parlamento Nacional, once grupos de delitos con el título “El historial
delictivo de Garafulic” (“Revelaciones de Guiiteras: Garafulic espió para
dictadura de García Meza” Agencia de Noticias Fides ANF, 30 de enero de 2001,
firmado por NVS).
La extensa nota
de ANF refiere con detalle el documento con acusaciones de Guiteras contra
Garafulic: Espionaje a favor de García Meza. “Invento” de escucha y espionaje
en ATB y La Razón (“hizo un Watergate criollo absurdo y falaz”, declaró
Guiteras). Defraudación de impuestos municipales. Compra de vehículos robados
en Brasil para luego ser comercializados en Bolivia. Provisión de electricidad
al departamento del Beni pretendiendo obviar el procedimiento de adjudicación.
Intento de interrupción de un proceso de contratación para favorecer su
propuesta en el proyecto de electrificación de provincias de Cochabamba.
Contrabando a través de la zona franca de Cobija. Intento de venta de un avión
privado (Taxi Aéreo Echalar) al propio ministro Guiteras que cuando éste
rechazó la propuesta “Raúl Garáfulic Gutiérrez comenzó a pensar con saña el
golpe que habrá de darme para cuestionar mi credibilidad y honor, como más
tarde hizo con sus medios de prensa, contra todo vestigio de verdad, reveló
Guiteras.” Venta falsificada de la mina Amayapampa. Compra fraudulenta de la
Hilandería Santa Cruz. Evasión de impuestos nacionales (nota de cargo por el no
pago de impuestos por un millón de dólares de la empresa Telebingo de la cuál
Garafulic poseía el 97% de las acciones).
Sólo para
utilizar como ejemplo nada más que una de las acusaciones de Guiteras, según
informes periodísticos de la época, la Hilandería Santa Cruz estaba valuada en 70 millones de dólares.
Garafulic la adquirió sólo en cuatro, en tiempos en que ya se había convertido
en accionista y administrador de los fondos de pensiones y se quitó de encima a
Tito Asbún, empresario cochabambino con el que en principio se asoció en busca
de las acciones de la entonces línea aérea bandera nacional, Lloyd Aéreo
Boliviano (LAB) que más tarde quedaría desmantelada y quebrada con la
intervención de la brasileña VASP de propiedad de Wagner Canhedo. Eran tiempos
de privatización y capitalización.
El 19 de marzo
de 2003, Raúl Garafulic (h) presentó en defensa de su padre una denuncia “por
los ataques de Walter Guiteras” ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP),
a la que pidió envíe a una comisión especial a Bolivia para investigar estos
hechos e impedir que la "inmunidad parlamentaria de un senador siga siendo
arma de impunidad para atacar, por venganza, la credibilidad de los medios de
comunicación y la libertad de información en Bolivia", dice la nota de ANF.
Garafulic terminó enjuiciando a Guiteras por calumnias, daños y perjuicios.
Como tantas
veces ha sucedido en nuestra historia contemporánea, las denuncias, acusaciones
y contraacusaciones de guerras como la de Garafulic-Guiteras quedaron en
suspenso y de manera definitiva el 21 de noviembre de 2003 cuando en inmediaciones
de la estancia Caño Negro, situada entre San Ramón y Magdalena, departamento
del Beni, a 192 kms. de su capital Trinidad, la avioneta Cessna 332 Bimotor CP
1958 se accidentó, lo que provocó la
muerte de Raúl Garafulic Gutiérrez y la del piloto Miguel Diez de Medina. El
pulpo de los medios de comunicación en Bolivia, moría dos años y diez meses
después de que se desatará una confrontación entre dos figuras públicas que
tenían en común su cercanía y nexos con el Gral. Banzer.
Sin embargo, los
principales problemas del grupo Garáfulic no pasaban por una pelea con un ex
ministro herido que la emprendió con toda la artillería posible para mostrar a
Don Raúl como un inescrupuloso y voraz hombre de negocios que cuatro meses
antes de encontrarse con la muerte, tomaba conocimiento que el grupo Prisa con
el que había entablado sociedad, publicaba
en su diario especializado en economía, Cinco Días (17 de julio de 2003) que “Prisa
reorientará sus negocios en Bolivia tras romper con Garáfulic”: “El
grupo Prisa tiene intención de reorientar sus inversiones en Bolivia una vez se
resuelvan favorablemente los contenciosos que mantiene con el grupo Garáfulic acerca del principal
consorcio de comunicación de ese país. En una subasta notarial celebrada ayer
en Madrid, el grupo Garáfulic perdió la propiedad de su participación en el
principal periódico de Bolivia, el diario La Razón/…/Las inversiones de Prisa en
Bolivia comenzaron en 2000, cuando se tomaron participaciones en las sociedades
propietarias de una serie de medios de prensa (el principal de los cuales es La
Razón), una cadena de televisión (ATB) y un portal de Internet. La inversión
ascendió a 10 millones de dólares, de los que tres millones se abonaron a la
familia Garáfulic y otros siete a las compañías en concepto de aportación de
capital/…/Garáfulic garantizó a Prisa una rentabilidad mínima anual del 10% de
su inversión y reconoció un derecho de salida consistente en la obligación de
Garáfulic de comprar las acciones de Prisa por un precio no inferior a la
inversión más los intereses.”
El mismo 17 de
julio de 2003, el diario El País informaba que el grupo Prisa asumía el control
de tres diarios en Bolivia: “La medida
fue adoptada después de que el grupo Garáfulic incumpliera sus obligaciones,
por un total de 11 millones de dólares, ante el Banco de Sabadell, y cuyo
garante era PRISA, según fuentes de dicho grupo. Prisa espera el resultado de
las acciones judiciales entabladas contra Garáfulic ante la justicia boliviana,
que examina una demanda de estafa por desvío de dos millones y medio de
dólares, y ante la justicia francesa.”
Dos años más
tarde, el mismo Cinco Días de El País (5 de mayo de 2005) publicaba “La
boliviana Garáfulic condenada a pagar más de 20 millones (de euros) a Prisa”: “La Corte Internacional de Arbitraje ha
dado la razón a Prisa, grupo editor de Cinco Días, en el proceso abierto en
Bolivia contra Garáfulic. El tribunal de la Cámara Internacional de Comercio
notificó al grupo de comunicación el laudo definitivo que resuelve el
procedimiento y que obliga a la compañía boliviana a pagar más de 20 millones
de euros/…/El tribunal arbitral condena, de forma solidaria e indivisible, a
Atlantis Investments Group, Edwin Dieter Garáfulic Lehm, Walter Raul Garáfulic
Lehm y a los herederos de Raul Garáfulic Gutiérrez (conjuntamente designados
como grupo Garáfulic) a pagar a Prisa, en el plazo de treinta días, 25.011.758 de
dólares (19,3 millones de euros), más intereses, para adquirir la totalidad de
las acciones de las que Prisa es titular en las sociedades bolivianas constituidas
por ambos grupos/…/ Prisa suscribió en el año 2000 un acuerdo con Garáfulic
para desarrollar conjuntamente actividades en Bolivia en prensa, radio,
televisión e internet, así como para capitalizar las empresas conjuntas. Pese
al acuerdo alcanzado, la capitalización de créditos por 1,8 millones de
dólares, prevista en diciembre de 2002, no se pudo llevar a efecto. A ello se
sumaron otros desacuerdos, que llevaron a una situación de bloqueo en la toma
decisiones. Ante esta situación, Prisa requirió al grupo boliviano que
adquiriera las acciones de las sociedades conjuntas, a lo que no obtuvo respuesta.
Prisa interpuso entonces una demanda arbitral para exigir el cumplimiento de
esa obligación.”
RAULI De esta manera, Garafulic padre
e hijos quedaban afuera de la estructura propietaria de La Razón, Extra, El Día
y ATB. Cinco años después Raúl (h) decidió comenzar de cero. Pero es bien
sabido que nada nace de la nada y que P7 es el resultado de una herencia
ideológica y empresarial con la que el hijo pretendería honrar la memoria del
padre, iniciando una nueva aventura ya
sin las pretensiones de monopolizaciones ,cuando habían transcurrido cuatro
años de la llegada de Evo Morales a la presidencia y cuando Bolivia había
pasado de República a Estado Plurinacional.
A lo largo de su vida empresarial y política, Don
Raúl confiaba a sus más cercanos el ondo convencimiento de que su hijo mayor,
bautizado con el mismo nombre, tenía perfil para llegar a ser Presidente de
Bolivia. Alumno del colegio San Ignacio (entonces San Calixto de Següencoma),
Rauli era el prototipo del atleta ganador. En los juegos estudiantiles
representaba al colegio en los 100 metros planos, y en los saltos largo y alto con bastante éxito y se tomó tan en
serio su carrera como deportista que cuando era llamado por los profesores a
pasar al frente del aula para exponer cualquier tema, éste que se sentaba en
las últimas filas, se erguía para caminar aparatoso y saltar hacia la pizarra
con movimientos que denunciaban una seguridad poco frecuente en un chico de su
edad. Tenía en su cabeza que era un velocista a tiempo completo.
Rauli era además
arquero del equipo principal de su curso (Chaco Petrolero) que en los horarios
de recreo alquilaba a sus compañeros esos autitos en miniatura de marca Dinky
Toys y Matchbox para armar carreras de autos que se hacían en unos redondeles
de cemento que rodeaban los gigantescos árboles del colegio de la Compañía de
Jesús: Todo un hombre de negocios precoz. Esas carreras de autos olían a una
especie de Alasitas jailona en la que participaban una decena de compañeros
organizados por “el Garafulic” (era muy frecuente nombrarse por el apellido)
que invitaba a unas inolvidables fiestas de cumpleaños en su casa de la avenida
Ballivián casi esquina calle 8 y luego en la plaza de la calle 15, las dos
ubicadas en Calacoto, Zona Sur de La Paz.
A once años de la
existencia de P7 no puede haber dudas acerca del cariño infinito que Don Raúl
profesaba por su hijo Rauli. Lo creía presidenciable, pero su recorrido como cabeza
del directorio del diario que fundó acompañado de Raúl Peñaranda Undurraga ha
sido marcado por una ostensible falta de calidad periodística, su tendencia a
equivocarse muy seguido y a tener que rectificar continuamente (Peñaranda tuvo
que renunciar a la dirección del diario en 2013 ver “¿Control remoto o
persecución de un operador paraestatal? La Razón, 15 de agosto de 2021). El
problema de fondo del diario en cuestión y de su principal accionista es que la
Bolivia de la dictadura banzerista, la de la democracia pactada, la
privatización y la capitalización es la vieja nación superada con la llegada al
gobierno y al poder del Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos
(IPSP) con su brazo electoral (Movimiento al Socialismo MAS). Un medio de
comunicación que se pretenda pluralista y debidamente instalado en el siglo XXI
no puede funcionar de espaldas a la historia de los movimientos sociales, las
luchas sindicales, campesinas, e indígenas. Cualquier diario tiene el derecho a
ser muy reaccionario, pero si no asimila ciertas lecciones de historia, está
condenado a no comprender el país, y como consecuencia a no saber explicarlo,
por lo que la proclividad a los errores de apreciación con base en la
manipulación de los hechos, se convirtieron en moneda corriente. Suficiente con
el siguiente ejemplo: “Senkata y Sacaba pesan sobre Áñez, Vila Vila y Playa
Verde sobre Morales” (P7, 18 de agosto de 2021). Por estos días, el diario
presidido por Rauli hace los más grandes esfuerzos por tratar de rebatir que en
noviembre de 2019 se produjo una sucesión inconstitucional.
Rauli se empleó
a fondo para que en las elecciones presidenciales de 2020, Carlos Mesa alcanzara
al primer lugar del podio. En ese afán, informaciones no confirmadas dicen que
llegó a recaudar de sus amigos empresarios, 406 mil dólares para la realización
de encuestas. A tal punto llegó su convencimiento que su amigo Jorge “Tuto”
Quiroga, a través de una carta, fue señalado por haber iniciado una “campaña de
desprestigio contra P7”. En la carta fechada el 18 de agosto, se puede leer el
siguiente reproche: “Su partido insinúa
que la presentación de la encuesta de Página Siete es una manipulación para
favorecer a Carlos Mesa por el sólo hecho de que va segundo, cerca de Arce, sin
ninguna otra prueba que la calumnia misma. Le recuerdo que todas las encuestas
del país posicionan a Mesa en segundo lugar/…/Sepa Ud. que vengo realizando
presentaciones de encuestas durante los últimos ocho años a prestigiosas
instituciones, como el cuerpo diplomático, directorios y grupos de ejecutivos
de las principales empresas del país, cámaras sectoriales, las principales
transnacionales que operan en Bolivia y también a integrantes de los
principales partidos políticos, como Juntos, CC e incluso el MAS…”
Pues bien, Tuto
terminó bajándose de la carrera electoral y Rauli ha tenido que cerrar un
importante ciclo como encuestador debido a que el 17 de agosto (un día antes de
la carta enviada a Tuto Quiroga), es decir, dos meses antes de la realización
de los comicios, P7 abrió su edición titulando “MAS y CC empatan con 27%,
Creemos es tercero con 14%”. Mientras tanto, ya sabíamos con información
recibida desde Buenos Aires, que según otras encuestas el binomio
Arce-Choquehuanca ya tenía un 52% de las preferencias y que ganaría las
elecciones en primera vuelta. En otras palabras, Rauli se enemistó en vano con
Tuto, ya que los resultados de sus forzados estudios de opinión, además de ser
escandalosamente equivocados, se constituyeron en el peor mapa posible durante
el último tramo de la estrategia de campaña de la candidatura de Mesa.
Gran parte de la
trayectoria de Rauli Garáfulic queda completada, con el recuerdo de que el 16
de mayo de 2018 (diario Opinión de Cochabamba), Wálter Guiteras reapareció en
el escenario público para informar que acusaría al propietario de P7 por
difamación y calumnia al haber sido acusado de formar parte de una red de
narcotráfico: “Aseguró que esa acusación pública "es una venganza",
porque el padre de Raúl Garáfulic, del mismo nombre, hace 17 años pretendió
valerse de la presión de La Razón y de ATB, para obtener favores sin cumplir
los procedimientos/…/Citó el proyecto de electrificación Beni, compra del Lloyd
Aéreo Boliviano, minas Amayapampa y Capasirca, en los que Garáfulic pretendía
beneficios de manera excepcional/…/"Actividades que no son mi forma de ser
y que al parecer quedaron en el recuerdo del hijo de Garáfulic, que hoy trata
de cobrar una especie de venganza", agregó.
Por segunda vez
en casi dos décadas, la pelea Garáfulic – Guiteras terminaba en nada. El ex
Senador beniano, oriundo de San Borja, falleció el 18 de agosto de 2020 por
corona virus y enfermedades de base. Lo cierto es que en los años 20 del siglo
XXI, la palabra “golpe” ha dado lugar a un atragantamiento en varios herederos
del banzerismo. Está claro que en 1971, Don Raúl fue parte de la asonada cívil
militar que llevó al poder por siete años al General. Rauli, su principal
heredero. no soporta la idea de que se asocie a su diario con el derrocamiento
de Evo Morales en 2019 , también a cargo de un grupo cívil militar que violentó
el Estado de Derecho . Probablemente será una cruz con la que deberá cargar
hasta el fin de sus días.
Originalmente publicado el 22 de agosto en La Razón como parte de la serie Memoria y archivo