En tiempos de
redes sociales y de fiebre tiktokera los orígenes de hechos históricos
trascendentes se han perdido irreversiblemente en la noche de los tiempos. Para
los que no lo saben, el día de los Santos Inocentes recuerda la persecución de
Hérodes contra un niño recién nacido llamado Jesús que había sido nombrado rey
de los judios. Herodes, rey de Judea, decidió que, luego de adorarlo hipocriticamente
anoticiado de su nacimiento, había que matar a Jesús para eliminarlo de la faz
de la tierra y para tal cometido el camino más seguro era emprenderla contra
todos los niños menores de dos años, de tal manera que el margen de error para
cazar al Mesías se redujera a cero, pero que terminó convirtiéndose en un error
absoluto: Protegido por sus padres, Jesús escapó a Egipto y permaneció allí
hasta la muerte de Herodes que había matado a quienes no eran el que buscaba.
Desde entonces, la humanidad recuerda cada 28 de diciembre, tres días después
de la noche buena del nacimiento, el día de inocentes que con el transcurso del
tiempo se ha convertido en el especial momento del año para gastarles bromas a
quienes resbalan en ingenuidades de engullirse cualquier caramelo.
En el último
lustro, el día de inocentes en Bolivia presenta datos significativos: El 28 de
diciembre de 2019, Luis Fernando Camacho se hizo viral cuando en rueda de
amigotes y cómplices de la conspiración contra el gobierno de Evo Morales, dijo
que había sido su papá el que había conversado con militares y policías para
que “no salieran”. Traducción: Para que se dieran vuelta contra el orden constituído
y de esa manera aceleraran el derrocamiento del gobierno masista, lo que da
lugar a concluir que en día tan simbólico, los culpables confesos ya insinuaban
a jugar a inocentes y heroicas palomas.
Un año después (2020), el flamante gobierno de
Luis Arce, promulgaba la ley 1357 del impuesto a las grandes fortunas: Los
culpables de la explotación histórica de los
trabajadores se enteraban que nacía un tributo especial sobre sus
privilegios precisamente en el día de inocentes.
En 2021, exactamente en la misma fecha, el
gobierno informaba sobre la llegada de 1.965.600 vacunas donadas por los
gobiernos de Alemania y España y de esta manera se sumaba un total de 6.735.140
millones de dosis que permitieron combatir el covid – 19.
Exactamente tres
años después de haber fanfarroneado acerca de las habilidades persuasivas de su
papá, precisamente un 28 de diciembre, el mismo Luis Fernando Camacho era
capturado en un operativo de características hollywoodenses por la Policía
Boliviana por acusaciones en el llamado caso Golpe de Estado I que desde
entonces mantienen privado de libertad en el penal de Chonchocoro al jefe de
Creemos y gobernador de Santa Cruz suspendido de sus funciones. Aquél día no
faltaron, quienes prevenidos por la fecha, creyeron que se trataba de una de
las bromas del día que generalmente termina con el cliché de “la inocencia te
valga” para dejar en claro de que se trataba de una mentira. Quedaba claro que
en el día de inocentes, el ministerio público se hacía cargo de un presunto
culpable por delitos cometidos en el marco de la sucesión inconstitucional de
Jeanine Áñez.
Y el 28 de
diciembre de 2023, hace exactamente año, antes de que feneciera legalmente su
período reglamentario en funciones, el Tribunal Constitucional Plurinacional
emitió la sentencia 1010 con la que se inhabilitó a Evo Morales para ser
candidato presidencial en futuras elecciones. Tampoco era una broma de
inocentes, aunque para el ex presidente pareciera que sí, porque habla todos
los días como si tal inhabilitación fuera sólo producto de la imaginación de
todos aquellos que a lo largo de por lo menos tres décadas, han deseado que lo
partiera un rayo. En este específico caso no queda en el escenario un solo
inocente, ni Evo Morales que se benefició con una ilegal habiltación como
candidato presidencial en 2017, y menos los miembros del Tribunal
Constitucional que contradiciendo su decisión de seis años atrás, le quitaban a
Evo el “derecho humano” de ser candidato las veces que se le pegara la gana.
Como acabamos de
revisar, hay circunstancias en que las casualidades y las causalidades se parecen
y eso de haber convertido una masacre de
niños en una fecha festivalera y de torneos acerca de quién inventa la mentira
más creible, no es otra cosa que el resultado de una práctica de la edad media
en que los jóvenes clérigos celebraban la fiesta de los locos en clave
carnavelera e irreverente.
Lo más probable
para los militantes camachistas es que la detención de su líder era una broma
de mal gusto, propia del día de inocentes y por eso incendiaron el edificio de
la Fiscalía Departamental, situada a pocos metros del Cristo Redentor, ese al
que Herodes persiguió para matar, pero que astutamente protegido fue puesto a
buen recaudo. Nos queda claro entonces que eso de que “la inocencia nos valga”
es una trillada frase impuesta por costumbre, pero que poco tiene que ver con
la realidad. Está claro que para Camacho, Evo y otros actores del escenario
público la inocencia no nos puede valer, y menos la culpabilidad.
Originalmente publicado en la columna Contragolpe de La Razón el 28 de diciembre de 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario