El que fuera
Senador Edwin Rodríguez (Movimiento de Organizaciones Populares MOP), recordó
en un programa de radio hace siete días (“Al límite”, Illimani-Patria Nueva),
que había quedado abierta la posibilidad para que el 12 de noviembre de 2019, a
través de un acuerdo con la mayoritaria bancada del MAS, pudiera asumir la
presidencia del Senado y de ese modo dar paso a una genuina sucesión
constitucional, una vez renunciados Evo Morales, Alvaro García Linera, Adriana
Salvatierra y Victor Borda.
En plena campaña
electoral, el Senador potosino estaba convencido que había que concentrar el voto
por un solo candidato para ganarle al MAS, y por ello desistió de su
postulación junto a Oscar Ortíz. Pues bien, cuando el Plan B (Añez presidenta) notificado
por Doria Medina en la Universidad Católica a representantes del MAS (Adriana Salvatierra,
Susana Rivero, Teresa Morales) ya había entrado en funcionamiento, el propio
Ortíz, Arturo Murillo y Jeanine Añez en ágil movida, habilitaron a la suplente
de Rodríguez, Reina Isabel Villca Huayllani, quién en su momento firmó una
carta dirigida al presidente de EE.UU. Donald Trump, pidiendo intervenir Bolivia.
Con esta indebida habilitación, a Rodríguez, se le impidió el ingreso a la
Asamblea Legislativa, lo mismo que a senadores y diputados del MAS, ante el
riesgo que suponía para este trío de senadores, la instalación reglamentaria de
la sesión.
En contacto con
otra radiemisora (Centro de Producción Radiofónica CEPRA), Rodríguez declaró
que al haberse distanciado de la derecha boliviana, es decir, de su propia bancada,
y entablado contactos con senadores masistas, se hacía probable que asumiera
como presidente de la transición hacia nuevas elecciones, por lo que los
senadores en cuestión --repitamos, Ortíz-Murillo-Añez— decidieron omitir el
procedimiento constitucional y de ese modo se generó la autoproclamación de la
segunda vicepresidenta del Senado violando el art.169 de la Constitución y el
reglamento del Senado, quién ya había anunciado el mismo domingo 10 por
televisión que llegaría a La Paz para asumir una presidencia que “le
correspondía”.
Completo, con
éste, una cincuentena de textos periodísticos publicados desde fines de
diciembre de 2019 (“Hasta aquí llegamos Evo”, www.debatesindígenas.org), relacionados
con la sucesión inconstitucional de Añez que dio lugar a un gobierno de facto,
autoritario, represivo y corrupto. Hasta aquí se han registrado datos,
argumentos, citas, declaraciones y comportamientos, todo esto en el marco de
una detallada recolección de los hechos producidos entre noviembre de 2019
hasta estos días en los que tenemos a la autoproclamada expresidenta guardando
detención preventiva por cargos de conspiración, sedición y terrorismo, a los
que se van agregando otros relacionados con su ejercicio en el poder, entre
ellos, responsabilidades por las muertes de Sacaba y Senkata.
Lo que queda más
claro que el agua es que Jeanine sabe lo que hizo. Que junto con sus colegas
Ortíz y Murillo tomaron el gobierno por asalto. Si los descontrola que se le
llame Golpe de Estado, pueden ponerle el nombre que menos molesto les resulte, al
final de cuentas, el transcurso del tiempo ayudará aestablecer la verdad histórica superando las
narrativas.
Un breve diálogo de uno de estos senadores con
un funcionario de la Asamblea Legislativa en momentos tan decisivos para la preservación
de la constitucionalidad del país, me permite asegurar que eran concientes de
lo que estaban haciendo:
- Senador, lo
que están por hacer es ilegal…
- Sabemos que
sí, que es ilegal, pero tenemos el apoyo del pueblo. Y actuaremos con esa
legitimidad.
Ortíz, Murillo y
Añez sabían que estaban violando la ley, pero su animalidad política les decía
que en ese momento “su legitimidad” mandaba, que con las fuerzas militares y
policiales reprimiendo las movilizaciones populares que derivarían en masacres,
y con la furia de las clases medias profundamente antimasistas que supieron
saltar de las redes sociales a las calles, encontraron que los uniformes y las
armas de fuego protegían esa “legitimidad” que según el senador X justificaba
la violación a la legalidad. De las calles, las carreteras y los bloqueos nació
el MAS-IPSP, y en esas calles y carreteras se lo reprimió y masacró para dar
lugar a un inconstitucional gobierno de transición promovido con exacerbación.
Jeanine Añez,
conciente de haber violado la ley para hacerse de la presidencia, ha recibido
desde la lejanía de los Estados Unidos un “fuerza amiga, estamos del lado
correcto de la historia y será ella la que nos juzgue” de parte de Arturo
Murillo. En cambio, Oscar Ortíz, que terminó rompiendo con el gobierno, con Añez
y Murillo, y con los Demócratas, parece
no estar tan conmovido con el destino de quién fuera usada para la toma del
poder y hoy se encuentra en estado de melodramática victimización.
Originalmente publicado en la columna Contragolpe del diario La Razón el 27 de marzo.
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