Iván Arias Durán es candidato a Alcalde de La Paz por ningún partido político, y sí por la agrupación ciudadana Somos Pueblo de Rafael Quispe, sigla que le permite piso legal para habilitarse a las elecciones subnacionales del próximo 7 de marzo. Durante los catorce años en que Evo Morales gobernó el país, Arias se las rebuscó para convertirse en nostálgico opinador desde el viejo orden, utilizando cierto tipo de elementos didácticos en el afán de hacerse entendible y simpático. Por lo menos así lo creía él.
Digamos que Arias
creyó subir al podio de la creatividad utilizando reproducciones a escala de
los avengers, esos personajes del imperio del espectáculo cinematográfico, bajo
cuyos disfraces podría encontrarse a más de un agente de la CIA, en el plan de
ejecutar sus ejemplificaciones opositoras, provocando las risas complacientes
de detractores recalcitrantes al MAS y de las otras, esas que se encargan de
hacer notar cuándo un personaje público tiene una ilimitada capacidad para no
temerle al rídiculo.
Lo que casi
nadie sabe es que el ex Ministro de Obras Públicas del gobierno de facto
presidido por Jeanine Añez es autor de “Emergencia e interpelación india”, documento
reeditado por Félix Cárdenas, en su momento Viceministro de Descolonización, en
el que destaca las reflexiones hechas
por Arias en 1989, a propósito de las realizaciones de los congresos de la
Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y
de la Central Obrera Boliviana (COB) cuando las organizaciones sociales
“comenzaban a perderle miedo a la política”. Vaya sensibilidad y acercamiento
que se le desconocía al “Negro”, como suele autonombrarse, que en su momento
fuera cercano al dirigente campesino Genaro Flores y Secretario Privado de
Victor Hugo Cárdenas, cuando este ejerció la vicepresidencia de la República en
el primer gobierno de Sanchez de Lozada, para luego relacionarse con el
gobierno de Banzer y Tuto Quiroga.
La traslación de
Arias desde los escenarios del movimiento popular hacia los reductos de la
partidocracia y el poder neoliberal, conformada por partidos del centro hacia
la derecha, no sería un asunto del cuál ocuparse especialmente, si de conversos
hablamos, pero el día en que en una entrevista nocturna concedida a la red
televisiva Bolivisión, cuando ya estaba cantada su candidatura, preguntó “¿A
quién pues hemos perseguido”?, quedó confirmado que se había tratado de una
impostura debido a que la Resolución Defensorial DP/RD/NAL/2020 del 11 de
diciembre de 2020, lo incluye, junto a su ex colega de la presidencia y antecesor
en el cargo, Yerko Nuñez, y al ex gerente de Mi Teleférico, Andrei Bonadona,
directamente vinculado a la gestión del Alcalde Luis Revilla, como autor “de
persecución política, destinada a lograr la aprehensión (de Cesar Dockweiler,
ahora su principal adversario en la carrera por la Alcaldía), desprestigiarlo y
anularlo políticamente manifestando que fue víctima de las siguientes acciones:
Amenazas a la integridad física. “Fabricación”de denuncias penales. Inicio de
procesos penales. Vulneraciones al debido proceso. Uso de medios de
comunicación para desprestigio. Hostigamiento al entorno familiar.”
En la Resolución de la Defensoría del Pueblo
pueden encontrarse testimonios sobre cómo Arias junto a su colega Nuñez,
pretendieron buscar maneras de anular políticamente al que ahora, según
encuestas, le lleva la delantera en las preferencias para alcanzar la silla
municipal de La Paz, a través de la búsqueda de personeros de la mismísima
empresa Mi Teleférico a quienes se presionó para intentar incriminar a su
gerente fundacional de inexistentes hechos de corrupción, sedición y terrorismo.
¿Habrá que
suponer que los vengadores de Hollywood llegarán a rescatar al “Negro” Arias,
que había resultado ser uno más de los persecutores políticos del inconstitucional
gobierno de transición del que formaba parte? ¿O estará en condiciones de
afirmar mirando de frente a sus potenciales electores que la Resolución de la
Defensoría no dice la verdad? ¿Seguirá teniendo la templanza y la frente
altiva, este coleccionista de muñequitos, de pedirle al candidato Waldo
Albarracín que deponga su candidatura por Comunidad Ciudadana para
garantizar la unidad del voto contra el
MAS? Parece difícil, porque si de algo no se podrá acusar al ex Defensor del
Pueblo y ex Rector de la UMSA, es de violador de los derechos humanos.
En estos treinta
y nueve años de democracia (menos uno), ya se sabe con mínimos márgenes de
error, quiénes persiguieron politicamente a quienes. Parece haber llegado el
tiempo de desterrar definitivamente práctica tan destructiva repleta de
atropellos e ilegalidades y que se pueda imponer la lógica del debido proceso y
la correspondiente persecución judicial cuando se trata de combatir delitos.
Como el caso de Iván Arias abundan muchísimos otros: Graciosos y políticamente
correctos frente a micrófonos, caminando con puñales bajo el poncho en la vida
real.
Originalmente publicado en la columna Contragolpe del diario La Razón, el 30 de enero
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