El título de la película nos remite a un localismo muy paceño, si se tiene en cuenta que son los nortes en gran parte del planeta, los territorios adinerados y opulentos, beneficiarios del confort del sistema. El norte es el primer mundo, el sur contiene del tercero al cuarto. En el norte está la civilización, en el sur la barbarie; en el norte se hallan los dominadores de siempre y en el sur, los sometidos por siglos. Pero en nuestra alta ciudad hasta la brújula marca al revés.
Para los que vivimos en La Paz y conocemos sus matrices histórico-culturales por los cuatro puntos cardinales es absolutamente entendible esa imagen de marca barrial que alude al "jailón" (bolivianismo nacido de la referencia high society) como al homo urbanus habitante del Sur de la ciudad y que ha quedado caracterizado como el estereotipado lugar de los privilegios y la vida fácil. En otras palabras, repito, hasta en el uso de la brújula terminamos resultando paradójicos.(Para comprobarlo, trasladémonos nada más a Cochabamba y veremos que el norte de Cala Cala y sus alrededores es el residencial y el sur se encuentra conformado por la zona polvorienta y andrajosa en la que se padece por las carencias y la miseria).
Claustrofóbica, con el acento cargado sobre las psicologías de los personajes y situando en un segundo plano sus lazos y adscripciones diarias en lo social, Juan Carlos Valdivia Flores ha hecho una película que escudriña con cámara envolvente y repetitiva cada uno de los mundos de esta familia encerrada en su disimulado resquebrajamiento con aires de modernidad intercultural expresados en el trato "igualitario" que Carola y sus tres hijos le dispensan a Wilson y Marcelina, los sirvientes aymaras que ya son admitidos en la mesa de los patrones y con los que hasta se puede bromear e intercambiar favores utilitarios.
Exageradamente preciosista en varios tramos, con regodeo de su director de arte en detalles que enfatizan los itinerarios estéticos e "intelectuales" de sus protagonistas, "Zona Sur" tiene la enorme virtud de optar por la contínua sugerencia visual antes que por el parlamento obvio o cercano al lugar común. En ese sentido, Valdivia Flores (director y guionista), rehuye la muy manoseada retórica del cine boliviano del siglo XX --que frecuentemente remata en politización o ideologización-- y resuelve por imágenes el abordaje a la crisis familiar e individual que tiene lugar en ese caserón cuidadosamente decorado en blanco y negro, por ejemplo, con unos patitos de goma (amarillos-patitos, aquí no hay descuido) que contemplan mudos, en la parte lateral de la tina, las arremetidas sexuales en cama queen size que Patricio comete con la noviecita tarada, harta de las referencias edípicas del hijo preferido de la señora-macho (Carola, notablemente personificada por Ninón del Castillo) , jefa de familia que fundamenta su cotidianidad en los lazos verticales anudados con el mayordomo Wilson, que en los hechos es un empleado en el que se manifiestan continuamente, de manera muy notoria, y en algún momento caricaturesca, sus rasgos femeninos, si por ello se entiende la natural bisexualidad de la especie humana.
Con los roles hombre/mujer de la casa sutilmente invertidos, sólo faltaba aquí un psicoanalista para describir desde adentro lo que corre por cuenta del espectador para comprender a los personajes por separado y en sus conexiones y que durante las casi dos horas de visionado encuentra oxígeno y cielo solamente con los imaginarios diálogos del menor de la familia, el niño Andrés, entablados con su invisible amigo Spielberg, que carga unas alas de papel blanquecino y turquesa con la vocación de quien comienza a diseñar vida propia, en búsqueda liberadora de la opresiva dependencia familiar.
"Zona Sur" podría titular "La Casa Blanca" con todo lo que implican sus connotaciones. Finalmente, la exclusiva zona reservada a los apellidos "bien" será penetrada por el dinero de la chola comerciante que compra la propiedad con el objetivo de hacer un edificio de apartamentos. Queda social y etnicamente desvirgado entonces, el hasta ese momento inmaculado habitat en el que se profieren palabras que evidencian lo retrograda de una clase media-alta desorientada, que mezcla "sus" verdades últimas con las que fue formada desde la infancia y los tremendos prejuicios de racismo paternalista y condescendiente que desnudan el profundo miedo al "otro", al distinto, por más que ese "otro" sea bueno y dócil al haberse hecho cargo de las compras, del lavado del auto o el préstamo con intereses de la señora que hace los jugos en la esquina y ya se da el lujo de facilitar ochocientos dólares a un usurero interes del cinco por ciento.
Será bueno para el nosotros paceño ver "Zona Sur". Es una película inteligentemente planteada, muy bien actuada por no profesionales, y exquisitamente diseñada para contarnos con un apreciable cúmulo de elementos simbólicos, qué sitios habitaban los aristócratas de ayer o los ricos delos 60-70 en la Bolivia occidental.
Para los que vivimos en La Paz y conocemos sus matrices histórico-culturales por los cuatro puntos cardinales es absolutamente entendible esa imagen de marca barrial que alude al "jailón" (bolivianismo nacido de la referencia high society) como al homo urbanus habitante del Sur de la ciudad y que ha quedado caracterizado como el estereotipado lugar de los privilegios y la vida fácil. En otras palabras, repito, hasta en el uso de la brújula terminamos resultando paradójicos.(Para comprobarlo, trasladémonos nada más a Cochabamba y veremos que el norte de Cala Cala y sus alrededores es el residencial y el sur se encuentra conformado por la zona polvorienta y andrajosa en la que se padece por las carencias y la miseria).
Claustrofóbica, con el acento cargado sobre las psicologías de los personajes y situando en un segundo plano sus lazos y adscripciones diarias en lo social, Juan Carlos Valdivia Flores ha hecho una película que escudriña con cámara envolvente y repetitiva cada uno de los mundos de esta familia encerrada en su disimulado resquebrajamiento con aires de modernidad intercultural expresados en el trato "igualitario" que Carola y sus tres hijos le dispensan a Wilson y Marcelina, los sirvientes aymaras que ya son admitidos en la mesa de los patrones y con los que hasta se puede bromear e intercambiar favores utilitarios.
Exageradamente preciosista en varios tramos, con regodeo de su director de arte en detalles que enfatizan los itinerarios estéticos e "intelectuales" de sus protagonistas, "Zona Sur" tiene la enorme virtud de optar por la contínua sugerencia visual antes que por el parlamento obvio o cercano al lugar común. En ese sentido, Valdivia Flores (director y guionista), rehuye la muy manoseada retórica del cine boliviano del siglo XX --que frecuentemente remata en politización o ideologización-- y resuelve por imágenes el abordaje a la crisis familiar e individual que tiene lugar en ese caserón cuidadosamente decorado en blanco y negro, por ejemplo, con unos patitos de goma (amarillos-patitos, aquí no hay descuido) que contemplan mudos, en la parte lateral de la tina, las arremetidas sexuales en cama queen size que Patricio comete con la noviecita tarada, harta de las referencias edípicas del hijo preferido de la señora-macho (Carola, notablemente personificada por Ninón del Castillo) , jefa de familia que fundamenta su cotidianidad en los lazos verticales anudados con el mayordomo Wilson, que en los hechos es un empleado en el que se manifiestan continuamente, de manera muy notoria, y en algún momento caricaturesca, sus rasgos femeninos, si por ello se entiende la natural bisexualidad de la especie humana.
Con los roles hombre/mujer de la casa sutilmente invertidos, sólo faltaba aquí un psicoanalista para describir desde adentro lo que corre por cuenta del espectador para comprender a los personajes por separado y en sus conexiones y que durante las casi dos horas de visionado encuentra oxígeno y cielo solamente con los imaginarios diálogos del menor de la familia, el niño Andrés, entablados con su invisible amigo Spielberg, que carga unas alas de papel blanquecino y turquesa con la vocación de quien comienza a diseñar vida propia, en búsqueda liberadora de la opresiva dependencia familiar.
"Zona Sur" podría titular "La Casa Blanca" con todo lo que implican sus connotaciones. Finalmente, la exclusiva zona reservada a los apellidos "bien" será penetrada por el dinero de la chola comerciante que compra la propiedad con el objetivo de hacer un edificio de apartamentos. Queda social y etnicamente desvirgado entonces, el hasta ese momento inmaculado habitat en el que se profieren palabras que evidencian lo retrograda de una clase media-alta desorientada, que mezcla "sus" verdades últimas con las que fue formada desde la infancia y los tremendos prejuicios de racismo paternalista y condescendiente que desnudan el profundo miedo al "otro", al distinto, por más que ese "otro" sea bueno y dócil al haberse hecho cargo de las compras, del lavado del auto o el préstamo con intereses de la señora que hace los jugos en la esquina y ya se da el lujo de facilitar ochocientos dólares a un usurero interes del cinco por ciento.
Será bueno para el nosotros paceño ver "Zona Sur". Es una película inteligentemente planteada, muy bien actuada por no profesionales, y exquisitamente diseñada para contarnos con un apreciable cúmulo de elementos simbólicos, qué sitios habitaban los aristócratas de ayer o los ricos delos 60-70 en la Bolivia occidental.
7 comentarios:
Estimado Julio, fuera del tema.
Hace unos años escuchaba atentamente tu "solo fútbol" en Fides.
Podrías escribirnos algo sobre lo q pasa en la liga/futbol argentino, po qué tardó en empezar el torneo?, esas cosas.
Angel T.
Muy bueno, recomendable, soy un paceño que reside en bs.as. hace mas de 30 años y desde hoy fiel seguidor de tu blog.
Otro fuera de tema...esta mañana escuché y vi a don Filemón Escobar en una entrevista con uno de "los bustos parlantes" en uno de los canales de TV local; me preocupó porque don Filipo piensa, y cree, que para comprender y ejercer la democracia hay que pasar por: torturas, arrestos, exilios, una "picana" y claro ser minero si o si; con esos parámetros para saber de democracia, los/as jovenes y los de edad adulta temprana, jamás seremos o entenderemos la democracia; llamo "muchachos" a Surco y otros líderes de movimientos sociales,
Al parecer don Escobar quiere implantar la "gerontocracia" en el país. Nadie desconoce al luchador Filemón; pero creo que también es digno saber acompañar, aconsejar, enseñar a las nuevas generaciones en lo que a la democracia atañe, descalificar por la edad, es discriminar ¿ por qué no unir experiencia y juventud? ¿Por qué no Haynuchos y amautas?. A propósito, felicidades a don Filemón por el día del adulto mayor.
T. Azul
ERES MUY CAPO JULIO.
repito... muy capo julio
Por equivocación acabo de borrar un comentario-pregunta acerca de si se vive bien en la zona Sur, luego de haber vivido en la zona norte, en la popular calle Pando esquina América, y después en Miraflores. Me huele a mala leche la pregunta, la única respuesta que puedo dar sobre esto es que el mejor barrio del planeta es Sopocachi, en el que vivo hace muchísimos años.
Se han escritomuchos comentarios sobre esta pelicula, que la fotografia, que el niño, que los patitos, que la composicion, que la tecnica, etc....
Pero uno de los comentarios mas acertados es el tuyo, pero yo non le pondria "CASA BLANCA" le pondria "zona 14 DE SEPTIEMBRE" o "ZONA GRAN PODER"
Porque? porque los collas de ayer, su hijos, estan penetrando sileciosamente los circulos cociales, intelectuales y economicos a los que antes no les era posible alcanzar, hoy podria ser LA PAZ, mañana sera BOLIVIA, y todo eso sin la ayuda de alguien, solo con su trabajo y la fuerza de su raza.
Atte. Limbert
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