-En el país del gas no hay diesel. Los agropecuarios del oriente advierten que habrán problemas de cobertura alimentaria en el mercado interno, lo que encarecerá más todavía los precios.
-En el país de la Constituyente no hay Asamblea porque si quieren reunirse en Sucre, los interinstitucionales amenazan con evitar que sesione si no se trata el tema de la capitalidad.
-Cuando la directiva de la Constituyente sondea el ambiente para instalar la plenaria en Oruro, salta la oposición de Podemos y dice que sería ilegal.
Mientras tanto, en las instalaciones de la Vicepresidencia de la República, García Linera anda en delirio por creer que tiene casi el 90 por ciento de la nueva constitución concertada. Mentira. Si es que llegaran a reunirse los 255 asambleistas, la madeja será desmadejada inmediatamente con el argumento de que el principal partido de la oposición no suscribió ningún acta de la multipartidaria.
-En un centro minero, cooperativistas secuestraron a dirigentes de la Federación Sindical. Fue un acto delincuencial entre hermanos de clase: Proletarios del mundo, cuidense de los ladrones del metal de todos los diablos.
-Bolivia vive en Estado de Excepción, en Estado de Emergencia, en conflictividad ininterrumpida. Bolivia ha sido distinguida en la persona de su primer presidente indígena, nada menos que por una fundación presidida por el cerebro de la Perestroika, Mikail Gorbachov con sede en Italia.
Es decir, a Bolivia le va mejor fuera de Bolivia. Se anuncia que las remesas que llegaran durante el próximo año, producto del trabajo de nuestros compatriotas que habitan y se muelen el lomo en Washington, Madrid o Buenos Aires, se constituirán en el segundo factor de ingresos al mercado del dinero, luego de los hidrocarburos.
Estamos acostumbrados. Así será hasta que esto de una buena vez se resuelva por la vía de la construcción hegemónica --y probablemente violenta-- para que los mayoritarios movimientos sociales conformados por los pueblos indígenas decidan tomar el poder, en serio, y decidan, sobre todo, no abandonarlo nunca más porque para ello los terratenientes y clasemedieros seguidistas, tendrían que pasar sobre sus cadáveres, cosa que tampoco los espanta, están acostumbrados a los velatorios de la discriminación y el sometimiento.
--Lamentablemente hay un gran enemigo de estas mayorías que no es Busch, los organismos internacionales del Imperio u otros afines: El gran enemigo de las mayorías indigeno-mestizas en Bolivia es la mediocridad y la ineficiencia de una gestión gubernamental que no está a la altura del gigantesco desafío de la transformación socio cultural de esta nación de naciones.
lunes, 29 de octubre de 2007
miércoles, 24 de octubre de 2007
Autonomía tropical
Rubén, el de voz aguardentosa, Prefecto Comandante de Santa Cruz le ha dicho Macaco Mayor al Coronel Chávez. El origen de la frase tiene que ver no con racismo o discriminación, sino con un juego infantil, pero eso ya no importa, lo claro es que la elegancia no es uno de los atributos del primer autonomista tropical de Bolivia.
Las Fuerzas Armadas tomaron Viru Viru para intentar recordarle al Comité corporativo e independentista que la presencia estatal, por más débil que esta parezca, se hará sentir cada vez que un puñado de mafiosos evite ser investigado y posteriormente procesado. Hablo de los traviesos muchachos de AASANA.
No es poco lo que han hecho estos jovenes autonomistas: Cobrarles derecho de aterrizaje entre alas y media noche a los pilotos de líneas extranjeras, no pagar al fisco algo así como doscientos millones de bolivianos, no renovar equipo para el trabajo aeropuertario en condiciones que la tecnología moderna exige y para cerrar el brillante show poner en riesgo la certificación internacional del aeropuerto más importante de Bolivia, o de Santa Cruz autónoma, perdón.
Si esta es la autonomía que quiere Rubén, Branko y S.A. por favor señor Costas, yo también prefiero ser mono mayor.
Las Fuerzas Armadas tomaron Viru Viru para intentar recordarle al Comité corporativo e independentista que la presencia estatal, por más débil que esta parezca, se hará sentir cada vez que un puñado de mafiosos evite ser investigado y posteriormente procesado. Hablo de los traviesos muchachos de AASANA.
No es poco lo que han hecho estos jovenes autonomistas: Cobrarles derecho de aterrizaje entre alas y media noche a los pilotos de líneas extranjeras, no pagar al fisco algo así como doscientos millones de bolivianos, no renovar equipo para el trabajo aeropuertario en condiciones que la tecnología moderna exige y para cerrar el brillante show poner en riesgo la certificación internacional del aeropuerto más importante de Bolivia, o de Santa Cruz autónoma, perdón.
Si esta es la autonomía que quiere Rubén, Branko y S.A. por favor señor Costas, yo también prefiero ser mono mayor.
domingo, 14 de octubre de 2007
El busto parlante amarillo patito
Hace unos días ha comenzado a sacar la cabeza por la ventana de su lujosa oficina de la Capitán Ravelo de La Paz, Carlos Diego Mesa Gisbert, ex presidente de Bolivia(2003-2005). Seguramente lo hace porque se arma de valor gracias a las encuestas que recibe continuamente acerca de su posicionamiento en el ámbito de las preferencias ciudadanas, ya que de otro modo no podría: Carlos no tiene vocación y menos entereza para entrar al ruedo del contrapunteo mediático diario.
He tenido una relación de cercanía con Mesa cuando me invitó a hacer "En el nombre del fútbol" en P.A.T. (2001), estación televisiva de la que se ha desecho en los últimos meses. Tuvo la gentileza de escribir el prólogo de uno de los cuatro libros --"Fútbol y punto"-- que he publicado sobre el tema futbolístico y realizar la presentación pública del mismo.
En tiempos de Goni, hacíamos "El Pentágono" junto a la divina Verónica, mi caro amigo Freddy Morales, García Linera y Mario Espinoza, y Mesa ya había conversado con el embajador Greenle cuando Sánchez de Lozada se cargó a ochenta combatientes en El Alto. Fue así que llegó a la presidencia de la República, y como no quería dañar mi relación con el flamante primer mandatario, decidí alejarme del quinteto en el que con Mario y Alvaro nos sacudíamos de lo lindo.
En 1982 comenzaba la era democrática que me toca vivir y Mesa fue jurado del concurso de crítica de cine amateur, en el marco del festival "Llama de Plata". Fue él junto a Amalia de Gallardo que decidieron premiarme gracias a mi texto sobre "Dersú Uzalá", maravillosa película del japonés Akira Kurosawa.
Cuento esta anécdota para que se sepa que por lo menos hasta 2002 (veinte años), consideré a Carlos, como muchos, un conocido amistoso y un líder de opinión consistente y creible que se puso la camiseta del neoliberalismo, de la capitalización y las otras reformas gonistas con gran coherencia.
Pero lamentablemente el quiebre se produce cuando el personaje cotidianamente reverenciado por Ximena Valdivia y Mario Espinoza (dos de los otros capos de la televisora de la que era principal propietario) decide dejar el sillón televisivo para enrolarse en la política.
Hay dos libros fundamentales para entender a ese Mesa con el que tuve un sólo contacto más para entrevistarlo como corresponsal de "El Tiempo" de Bogotá (noviembre, 2003): Primero el de Irvin Alcaraz titulado "Las masas en noviembre" y el otro "Sobremesa" de Cayetano Llobet, opinador que ahora, dicen, asesora a la Cainco de Santa Cruz.
En esos dos trabajos, Mesa queda hecho astillas por su falta de determinación ideológica, por su culipandeo, el haber generado una tensión extrema con Santa Cruz, pero sobre todo por haber querido ser al mismo tiempo Dios y el diablo en los andes y en las llanuras.
Mesa ha sido el peor Presidente que ha tenido esta nuestra democracia de veinticinco años contínuos de existencia. El mejor fue Victor Paz Estenssoro por su coherencia entre lo que decía y hacía, porque sin mentiras ni demagogia, se ajustó al modelo neoliberal para enderezar la economía nacional y porque creía que el mundo de los 80 ya era radicalmente distinto del que conoció como revolucionario de los 50-60.
Se puede entender que Mesa fue un desastre presidencial en el título de esta nota: Un narcisismo dañino por su carencia de actitud autocrítica e ideologicamente, como alguien le había expresado en el seno de su entorno familiar: amarillo, ni chis ni mus, ni chicha, ni limonada, y si hay un país que necesita muchos cojones para hacer política es el nuestro.
Un sólo hecho destaca la torpeza de este admirador del Mariscal Santa Cruz y Victor Paz: Inauguró su carrera electoral en Sucre, indispuesto por una tremenda gripe y con desesperadas ganas de subirse al avión que lo retornaría a La Paz, firmó un compromiso como candidato para revisar la sede de los poderes públicos, es decir, encarar seriamente la posibilidad de restituirle la capitalidad plena a los "carapanazas". Los Sánchez (de Lozada y Berzaín) querián ahorcar al inexperto candidato, ducho en las lides de la sentencia opinativa de TV.
Escribo esto porque suelo indignarme como corresponde cada vez que este bien pensante e ilustrado, salta a la cancha para decir con la petulancia que lo caracteriza cosas como "Evo se cree Adán" a propósito de su cuestionamiento a llamarle "nacionalización" a los nuevos acuerdos firmados con las petroleras. Estoy de acuerdo con él en sentido de que esta no es una auténtica nacionalización, pero en lo que jamás voy a estar de acuerdo es la pontificación que hace de las cosas este expresidente fallido que metió las de andar en su gobierno y dicen que quería prorrogarse en el poder en contubernio con el Gral. Marcelo Antezana. No nos consta, el tiempo esclarece sorprendemente muchas cosas que sólo pueden esconderse momentáneamente.
Y ahora sí voy al fondo: En una entrevista para Televisión Española emitida hace aproximadamente un mes, Mesa dijo que lo mejor de la experiencia política es el haber tomado contacto con la gente, de nutrirse de la calidad humana de los bolivianos...no mientas Carlos,porque tengo bastantes antecedentes sobre tu manera de obrar "con la gente":
¿No es cierto acaso que entre la una y las tres de la tarde no podía volar una mosca en el tercer piso de palacio porque el Señor Presidente hacía su siesta?
¿No es cierto que en esos instantes de reparación corporal las únicas autorizadas para transitar por las inmediaciones del despacho eran Ximena Valdivia y su tía Patricia Flores?
¿No es cierto que cuando salías a caminar por los pasillos del Palacio todos tenían que encerrarse para no cruzarse contigo?
¿No es cierto que tu mismo eras el encargado de abrir las botellas de gaseosas porque desconfiabas de la gente que por años de años trabaja en el tercer piso de nuestra casa de gobierno?
¿Recuerdas que abriste una de las ventanas interiores para aullar porque había desaparecido tu plumafuente Montblanc, preguntando quién te la había robado y horas después la encontraste en tu propio maletín?
¿No es verdad acaso que le entregaste la responsabilidad de refaccionar la sala de prensa del palacio al hermano de Ximena Valdivia, tu socia, Eduardo Valdivia Flores que hizo un trabajo que rompió con la unidad arquitectónica del edificio? ¿Hiciste tú eso, hijo de Teresa Gisbert, autoridad nacional de la historia de la arquitectura en Bolivia, y admirador de Emilio Villanueva?
¿Es verdad que el trabajo de blindaje de tu residencia de Calacoto le costó al erario público 180 mil dólares? Por favor, por lo menos en esto desmiénteme.
¿Qué fue de los dos equipos que se compraron en Miami de cien mil dólares cada uno para "pinchar" celulares?
Mejor no sigo Carlos. Bienvenido al mundo de la demagogia. Me voy a encargar de conseguir el tono exacto amarillo patito, para pintar el busto parlante, micrófonos y cascos auditivos incluídos, para cerciorarme de que pases a la historia como el más grandilocuente portavoz de la democracia boliviana y un presidente que tiene en su gestión, la responsabilidad de la muerte del minero Coro Mayta en los acontecimientos de Sucre, cuando le rogabas a Ormando que te escuche.
Al epitafio que le puse a P.A.T. en la revista Cash de Santa Cruz, hay que agregar algo más: Dios salve a Bolivia de la soberbia elocuente y las ambiciones de Carlos Diego Mesa Gisbert.
He tenido una relación de cercanía con Mesa cuando me invitó a hacer "En el nombre del fútbol" en P.A.T. (2001), estación televisiva de la que se ha desecho en los últimos meses. Tuvo la gentileza de escribir el prólogo de uno de los cuatro libros --"Fútbol y punto"-- que he publicado sobre el tema futbolístico y realizar la presentación pública del mismo.
En tiempos de Goni, hacíamos "El Pentágono" junto a la divina Verónica, mi caro amigo Freddy Morales, García Linera y Mario Espinoza, y Mesa ya había conversado con el embajador Greenle cuando Sánchez de Lozada se cargó a ochenta combatientes en El Alto. Fue así que llegó a la presidencia de la República, y como no quería dañar mi relación con el flamante primer mandatario, decidí alejarme del quinteto en el que con Mario y Alvaro nos sacudíamos de lo lindo.
En 1982 comenzaba la era democrática que me toca vivir y Mesa fue jurado del concurso de crítica de cine amateur, en el marco del festival "Llama de Plata". Fue él junto a Amalia de Gallardo que decidieron premiarme gracias a mi texto sobre "Dersú Uzalá", maravillosa película del japonés Akira Kurosawa.
Cuento esta anécdota para que se sepa que por lo menos hasta 2002 (veinte años), consideré a Carlos, como muchos, un conocido amistoso y un líder de opinión consistente y creible que se puso la camiseta del neoliberalismo, de la capitalización y las otras reformas gonistas con gran coherencia.
Pero lamentablemente el quiebre se produce cuando el personaje cotidianamente reverenciado por Ximena Valdivia y Mario Espinoza (dos de los otros capos de la televisora de la que era principal propietario) decide dejar el sillón televisivo para enrolarse en la política.
Hay dos libros fundamentales para entender a ese Mesa con el que tuve un sólo contacto más para entrevistarlo como corresponsal de "El Tiempo" de Bogotá (noviembre, 2003): Primero el de Irvin Alcaraz titulado "Las masas en noviembre" y el otro "Sobremesa" de Cayetano Llobet, opinador que ahora, dicen, asesora a la Cainco de Santa Cruz.
En esos dos trabajos, Mesa queda hecho astillas por su falta de determinación ideológica, por su culipandeo, el haber generado una tensión extrema con Santa Cruz, pero sobre todo por haber querido ser al mismo tiempo Dios y el diablo en los andes y en las llanuras.
Mesa ha sido el peor Presidente que ha tenido esta nuestra democracia de veinticinco años contínuos de existencia. El mejor fue Victor Paz Estenssoro por su coherencia entre lo que decía y hacía, porque sin mentiras ni demagogia, se ajustó al modelo neoliberal para enderezar la economía nacional y porque creía que el mundo de los 80 ya era radicalmente distinto del que conoció como revolucionario de los 50-60.
Se puede entender que Mesa fue un desastre presidencial en el título de esta nota: Un narcisismo dañino por su carencia de actitud autocrítica e ideologicamente, como alguien le había expresado en el seno de su entorno familiar: amarillo, ni chis ni mus, ni chicha, ni limonada, y si hay un país que necesita muchos cojones para hacer política es el nuestro.
Un sólo hecho destaca la torpeza de este admirador del Mariscal Santa Cruz y Victor Paz: Inauguró su carrera electoral en Sucre, indispuesto por una tremenda gripe y con desesperadas ganas de subirse al avión que lo retornaría a La Paz, firmó un compromiso como candidato para revisar la sede de los poderes públicos, es decir, encarar seriamente la posibilidad de restituirle la capitalidad plena a los "carapanazas". Los Sánchez (de Lozada y Berzaín) querián ahorcar al inexperto candidato, ducho en las lides de la sentencia opinativa de TV.
Escribo esto porque suelo indignarme como corresponde cada vez que este bien pensante e ilustrado, salta a la cancha para decir con la petulancia que lo caracteriza cosas como "Evo se cree Adán" a propósito de su cuestionamiento a llamarle "nacionalización" a los nuevos acuerdos firmados con las petroleras. Estoy de acuerdo con él en sentido de que esta no es una auténtica nacionalización, pero en lo que jamás voy a estar de acuerdo es la pontificación que hace de las cosas este expresidente fallido que metió las de andar en su gobierno y dicen que quería prorrogarse en el poder en contubernio con el Gral. Marcelo Antezana. No nos consta, el tiempo esclarece sorprendemente muchas cosas que sólo pueden esconderse momentáneamente.
Y ahora sí voy al fondo: En una entrevista para Televisión Española emitida hace aproximadamente un mes, Mesa dijo que lo mejor de la experiencia política es el haber tomado contacto con la gente, de nutrirse de la calidad humana de los bolivianos...no mientas Carlos,porque tengo bastantes antecedentes sobre tu manera de obrar "con la gente":
¿No es cierto acaso que entre la una y las tres de la tarde no podía volar una mosca en el tercer piso de palacio porque el Señor Presidente hacía su siesta?
¿No es cierto que en esos instantes de reparación corporal las únicas autorizadas para transitar por las inmediaciones del despacho eran Ximena Valdivia y su tía Patricia Flores?
¿No es cierto que cuando salías a caminar por los pasillos del Palacio todos tenían que encerrarse para no cruzarse contigo?
¿No es cierto que tu mismo eras el encargado de abrir las botellas de gaseosas porque desconfiabas de la gente que por años de años trabaja en el tercer piso de nuestra casa de gobierno?
¿Recuerdas que abriste una de las ventanas interiores para aullar porque había desaparecido tu plumafuente Montblanc, preguntando quién te la había robado y horas después la encontraste en tu propio maletín?
¿No es verdad acaso que le entregaste la responsabilidad de refaccionar la sala de prensa del palacio al hermano de Ximena Valdivia, tu socia, Eduardo Valdivia Flores que hizo un trabajo que rompió con la unidad arquitectónica del edificio? ¿Hiciste tú eso, hijo de Teresa Gisbert, autoridad nacional de la historia de la arquitectura en Bolivia, y admirador de Emilio Villanueva?
¿Es verdad que el trabajo de blindaje de tu residencia de Calacoto le costó al erario público 180 mil dólares? Por favor, por lo menos en esto desmiénteme.
¿Qué fue de los dos equipos que se compraron en Miami de cien mil dólares cada uno para "pinchar" celulares?
Mejor no sigo Carlos. Bienvenido al mundo de la demagogia. Me voy a encargar de conseguir el tono exacto amarillo patito, para pintar el busto parlante, micrófonos y cascos auditivos incluídos, para cerciorarme de que pases a la historia como el más grandilocuente portavoz de la democracia boliviana y un presidente que tiene en su gestión, la responsabilidad de la muerte del minero Coro Mayta en los acontecimientos de Sucre, cuando le rogabas a Ormando que te escuche.
Al epitafio que le puse a P.A.T. en la revista Cash de Santa Cruz, hay que agregar algo más: Dios salve a Bolivia de la soberbia elocuente y las ambiciones de Carlos Diego Mesa Gisbert.
domingo, 7 de octubre de 2007
Shimose y su espuma política
Molesta y ofende que un Premio Nacional de Cultura como Pedro Shimose escriba tan suelto de cuerpo sobre la base de la inconsistencia y la falta de precisión.
En su artículo "Un país de locos", publicado en El Deber el pasado viernes 28 de septiembre el poeta se dispara con la siguiente perla: (Los del MAS) "han logrado la cuadratura del círculo al reconocer dos símbolos del Estado boliviano: la bandera tricolor/.../ y la wiphala, que es otra bandera, la bandera de otro Estado dentro del Estado, por si no se hubiesen percatado la filfa o cancamusa indigenista."
De la poesía de Shimose siempre me han hablado bien. "Sombrero de Sao" es una canción que con merecimiento forma parte del acervo costumbrista folklórico de Bolivia, mejor cuando es interpretada por Gladys Moreno. "En una tutuma podría caber toda la alegría que yo conseguir" evoca Riberalta, la tierra natal del autor, y deja constancia de su vena poética, pero esto que bajo el título de "Un país de locos" acaba de firmar el japonés boliviano merece formar parte de una antología del absurdo, el prejuicio, y supongo que la influencia de amigos como Luis María Ansón, la gente de la Universidad de Navarra y otros especímenes reaccionarios con los que seguramente Shimose se lleva bien desde que fue a dar a España en la década de los 70.
Para comenzar la whipala no es un símbolo nacional, es el símbolo de una de las naciones que conforman la Bolivia plural que todos conocemos. Así que decir que representa un Estado dentro otro Estado es una de dos cosas: Una estupidez o la versión de mala leche de alguien que no está de acuerdo con la visibilización y ciudadanización de todos los bolivianos, independientemente de su origen.
Si la whipala aparece en una serie de actos públicos, o está izada en algún edificio esto se debe simple y llanamente a que el presidente de este país pertenece a la nación aymara y lo que se hace tiene un carácter fuertemente ideológico, pero de ninguna manera de igualación institucional-oficial con la rojo, amarillo y verde.
Si la whipala es adoptada por el resto de los 35 pueblos indígenas de Bolivia como distintivo de la lucha de los colectivos originarios es para subrayar que detrás de la bandera oficial hay otra que distingue al 62 por ciento del total de habitantes con los que cuenta oficialmente el país, y la distingue desde el lugar de una historia de exclusión, postergación, racismo, saqueo y pobreza.
Y la prueba más ostensible de la forzada versión de Shimose es que el 7 de agosto pasado en el desfile militar-indígena, se decidió marchar en El Trompillo con una sola enseña y dejar guardadas las que representan nada más que partes del todo.
Pero a la mala leche hay que añadirle falta de comprensión en lo siguiente: "¿Hablamos de un Estado unitario o de un Estado federal? Si es unitario, no pueden admitirse autonomías territoriales que facilmente pueden transformarse en autonomías originarias, consideradas naciones, fundadas en teorías románticas del siglo XIX europeo." Con esta afirmación Shimose ya no deja dudas acerca de su condición de poeta costumbrista y su falta de condiciones para aspirar a una categoría intelectual más amplia.
Si supiera el poeta, que la derecha y la izquierda han conciliado la posibilidad de tener diferentes pisos autonómicos en las últimas reuniones de la comisión política que está funcionando en la Vicepresidencia de la República, podría empezar a ojear esas teorías del siglo XIX europeo para cerciorarse que como un diletante cualquiera estaba tocando de oído, sin partitura, con la improvisación a que lo guía su poesía libre y poco rigurosa según los clásicos y amantes de la métrica y de la pureza del verso.
Pero el mister no se detiene, (mister les dicen en España a los directores técnicos de fútbol): "El Parlamento se convertiría en Asamblea del Partido Unico y la Corte Suprema de Justicia y los juzgados sólo serían suplantados por la llamada ´justicia comunitaria´, cuya práctica resulta muy parecida al linchamiento." Qué lástima que Shimose jamás pueda llegar a convertirse en un auténtico estudioso de Bolivia. En la Asambela Constituyente hay una Comisión de Justicia que consta de las subcomisiones de justicia ordinaria y justicia comunitaria. El nuevo texto constitucional contendrá seis artículos específicos sobre la justicia rural según usos y costumbres de cada pueblo y esta de ninguna manera, por ninguna causa, en circunstancia alguna podrá superponerse a la justicia universal que tiende, mas bien, a fortalecerse con órganos cada vez más especializados y competentes para administrar justicia. Y en cuanto a esa figura del supuesto salvajismo de las prácticas comunitarias cercanas al linchamiento, lo que pasó alguna vez en el altiplano paceño con un alcalde corrupto no tiene nada que ver con justicia, sino con la guerra y ajuste de cuentas de dos facciones de políticos mafiosos.
Utilizando una cita de "Elogio de la locrua" de Erasmo de Rotherdam, el autor de "Quiero escribir y sólo me sale espuma" o algo así, concluye: "¿No nos resulta familiar este retrato de quien va repartiendo halagos, propinas, sobornos y cheques? ¿Quién es el loco?". Sin la valentía y la claridad de la alusión directa al presidente de la República, el poeta acusa al aymara de corrupto. Le dice que reparte sobornos a través de mecanismos como los cheques, o seguramente los tractores y probablemente los vehículos para la policía, y quién sabe qué mas. El hecho de que el presidente haga campaña permanente, que se haya instalado en la lógica del populismo latinoamericano, que no repare en procesos administrativos, dará para que un señor que vive exiliado por la dictadura de Banzer y luego haya recibido una medalla del mismo Banzer acuse de soborno a Evo? ¿No será un peor soborno reconciliarse con el demócrata antes dictador a cambio de una medalla de oro falso?
¿Desde dónde pontifica el poeta laureado y analista fallido?
En su artículo "Un país de locos", publicado en El Deber el pasado viernes 28 de septiembre el poeta se dispara con la siguiente perla: (Los del MAS) "han logrado la cuadratura del círculo al reconocer dos símbolos del Estado boliviano: la bandera tricolor/.../ y la wiphala, que es otra bandera, la bandera de otro Estado dentro del Estado, por si no se hubiesen percatado la filfa o cancamusa indigenista."
De la poesía de Shimose siempre me han hablado bien. "Sombrero de Sao" es una canción que con merecimiento forma parte del acervo costumbrista folklórico de Bolivia, mejor cuando es interpretada por Gladys Moreno. "En una tutuma podría caber toda la alegría que yo conseguir" evoca Riberalta, la tierra natal del autor, y deja constancia de su vena poética, pero esto que bajo el título de "Un país de locos" acaba de firmar el japonés boliviano merece formar parte de una antología del absurdo, el prejuicio, y supongo que la influencia de amigos como Luis María Ansón, la gente de la Universidad de Navarra y otros especímenes reaccionarios con los que seguramente Shimose se lleva bien desde que fue a dar a España en la década de los 70.
Para comenzar la whipala no es un símbolo nacional, es el símbolo de una de las naciones que conforman la Bolivia plural que todos conocemos. Así que decir que representa un Estado dentro otro Estado es una de dos cosas: Una estupidez o la versión de mala leche de alguien que no está de acuerdo con la visibilización y ciudadanización de todos los bolivianos, independientemente de su origen.
Si la whipala aparece en una serie de actos públicos, o está izada en algún edificio esto se debe simple y llanamente a que el presidente de este país pertenece a la nación aymara y lo que se hace tiene un carácter fuertemente ideológico, pero de ninguna manera de igualación institucional-oficial con la rojo, amarillo y verde.
Si la whipala es adoptada por el resto de los 35 pueblos indígenas de Bolivia como distintivo de la lucha de los colectivos originarios es para subrayar que detrás de la bandera oficial hay otra que distingue al 62 por ciento del total de habitantes con los que cuenta oficialmente el país, y la distingue desde el lugar de una historia de exclusión, postergación, racismo, saqueo y pobreza.
Y la prueba más ostensible de la forzada versión de Shimose es que el 7 de agosto pasado en el desfile militar-indígena, se decidió marchar en El Trompillo con una sola enseña y dejar guardadas las que representan nada más que partes del todo.
Pero a la mala leche hay que añadirle falta de comprensión en lo siguiente: "¿Hablamos de un Estado unitario o de un Estado federal? Si es unitario, no pueden admitirse autonomías territoriales que facilmente pueden transformarse en autonomías originarias, consideradas naciones, fundadas en teorías románticas del siglo XIX europeo." Con esta afirmación Shimose ya no deja dudas acerca de su condición de poeta costumbrista y su falta de condiciones para aspirar a una categoría intelectual más amplia.
Si supiera el poeta, que la derecha y la izquierda han conciliado la posibilidad de tener diferentes pisos autonómicos en las últimas reuniones de la comisión política que está funcionando en la Vicepresidencia de la República, podría empezar a ojear esas teorías del siglo XIX europeo para cerciorarse que como un diletante cualquiera estaba tocando de oído, sin partitura, con la improvisación a que lo guía su poesía libre y poco rigurosa según los clásicos y amantes de la métrica y de la pureza del verso.
Pero el mister no se detiene, (mister les dicen en España a los directores técnicos de fútbol): "El Parlamento se convertiría en Asamblea del Partido Unico y la Corte Suprema de Justicia y los juzgados sólo serían suplantados por la llamada ´justicia comunitaria´, cuya práctica resulta muy parecida al linchamiento." Qué lástima que Shimose jamás pueda llegar a convertirse en un auténtico estudioso de Bolivia. En la Asambela Constituyente hay una Comisión de Justicia que consta de las subcomisiones de justicia ordinaria y justicia comunitaria. El nuevo texto constitucional contendrá seis artículos específicos sobre la justicia rural según usos y costumbres de cada pueblo y esta de ninguna manera, por ninguna causa, en circunstancia alguna podrá superponerse a la justicia universal que tiende, mas bien, a fortalecerse con órganos cada vez más especializados y competentes para administrar justicia. Y en cuanto a esa figura del supuesto salvajismo de las prácticas comunitarias cercanas al linchamiento, lo que pasó alguna vez en el altiplano paceño con un alcalde corrupto no tiene nada que ver con justicia, sino con la guerra y ajuste de cuentas de dos facciones de políticos mafiosos.
Utilizando una cita de "Elogio de la locrua" de Erasmo de Rotherdam, el autor de "Quiero escribir y sólo me sale espuma" o algo así, concluye: "¿No nos resulta familiar este retrato de quien va repartiendo halagos, propinas, sobornos y cheques? ¿Quién es el loco?". Sin la valentía y la claridad de la alusión directa al presidente de la República, el poeta acusa al aymara de corrupto. Le dice que reparte sobornos a través de mecanismos como los cheques, o seguramente los tractores y probablemente los vehículos para la policía, y quién sabe qué mas. El hecho de que el presidente haga campaña permanente, que se haya instalado en la lógica del populismo latinoamericano, que no repare en procesos administrativos, dará para que un señor que vive exiliado por la dictadura de Banzer y luego haya recibido una medalla del mismo Banzer acuse de soborno a Evo? ¿No será un peor soborno reconciliarse con el demócrata antes dictador a cambio de una medalla de oro falso?
¿Desde dónde pontifica el poeta laureado y analista fallido?
martes, 2 de octubre de 2007
Informe sobre el estado de la(s) nacion(es) II
El ex presidente estadounidense Bill Clinton le comentó hace unos días en Nueva York a los Kirchner de Argentina, Néstor y Cristhina, que si él fuera un minero boliviano, desempleado y con varios hijos "votaría por Evo Morales."
Un(a) periodista de la red alternativa Democracy Now de los Estados Unidos no ha ahorrado alabanzas para Evo luego de su decisión de entablar relaciones con Irán. En una columna que está circulando por la red, y que forma parte del servicio informativo en español de esta cadena, Amy Goodman ha afirmado que el presidente boliviano está claramente en la línea de estructurar un planeta multipolar que combata conquistas imperiales como la de los recursos naturales de Irak y que genere un nuevo equilibrio internacional, sin las exasperaciones a las que condujo la guerra fría de los 60-70.
Pero el pragmatismo de Morales es odioso y satanizado en su propio país porque eso de congeniar con un caribeño exuberante que acaba de lanzar al mercado un disco con rancheras que lleva el bolerístico título de "Canciones de siempre" resulta insoportable para quienes íban a desayunar con frecuencia a la residencia del embajador de turno. Llobet Cayetano, por ejemplo, desayunaba con Manuel Rocha y eso para él era muy importante, porque hombres con su recorrido y formación necesitan ser consultados para reafirmar su sabiduría entre el wisky y la teoría política.
Muchos de estos personajes con esa estirpe pululan todavía por las cadenas televisivas nacionales y llenan las páginas de opinión de los poco leídos diarios nacionales, pero eso no importa, si de lo que se trata no es de hacer periodismo, sino de formar parte de una intelligentsia convencida de que todavía puede seguir poniendo orden --mental-- en esta tierra de revoltosos, marchistas, bloqueadores y quemadores de llantas.
En otras palabras: La imagen internacional del presidente de Bolivia es bastante mejor de lo que quisieran los Mesa boys, los Llobet boys, los Barbery boys, pero lamentablemente, camino hacia la concreción de su segundo año de mandato, no hay un trabajo de afinamiento para hacer de Evo un verdadero estadista que tiene a la clase media con el signo de interrogación abierto acerca de si esa bochornosa sumisión hacia Chávez le servirá a Bolivia de algo más que tirarle pedradas a la vitrina del cowboy subnormal de Texas, doble ve Busch.
Así que en este terreno el estado de la nación de naciones es un estado presidencialista, caudillista, con tendencia a consolidar un desmedido culto a la personalidad,, en lugar de estar perfilando un líder indígena mundial que se convierta en el referente no de cuatro millones de indígenas bolivianos, sino de 350 millones de indígenas en América, Asia y Africa, es decir, un referente mundial capaz de convertirse en el portavoz de la flamante Declaración de los Derechos Indígenas de las Naciones Unidas.
Líder y no conductor. Caudillo y no director técnico. Jugador en lugar de presidente de la federación de futboleros completa. Aquí está el desafío de hacer de Evo alguien capaz de estar en condiciones de ser reelegido como lo fue Felipe Gonzáles en España, y el propio Bill Clinton en Estados Unidos.
Evo debería empeñarse en universalizar lo indígena, porque intentar indigenizar lo universal es un disparate que no aceptaría ni el más fundamentalista de los activistas de lo originario.
Un(a) periodista de la red alternativa Democracy Now de los Estados Unidos no ha ahorrado alabanzas para Evo luego de su decisión de entablar relaciones con Irán. En una columna que está circulando por la red, y que forma parte del servicio informativo en español de esta cadena, Amy Goodman ha afirmado que el presidente boliviano está claramente en la línea de estructurar un planeta multipolar que combata conquistas imperiales como la de los recursos naturales de Irak y que genere un nuevo equilibrio internacional, sin las exasperaciones a las que condujo la guerra fría de los 60-70.
Pero el pragmatismo de Morales es odioso y satanizado en su propio país porque eso de congeniar con un caribeño exuberante que acaba de lanzar al mercado un disco con rancheras que lleva el bolerístico título de "Canciones de siempre" resulta insoportable para quienes íban a desayunar con frecuencia a la residencia del embajador de turno. Llobet Cayetano, por ejemplo, desayunaba con Manuel Rocha y eso para él era muy importante, porque hombres con su recorrido y formación necesitan ser consultados para reafirmar su sabiduría entre el wisky y la teoría política.
Muchos de estos personajes con esa estirpe pululan todavía por las cadenas televisivas nacionales y llenan las páginas de opinión de los poco leídos diarios nacionales, pero eso no importa, si de lo que se trata no es de hacer periodismo, sino de formar parte de una intelligentsia convencida de que todavía puede seguir poniendo orden --mental-- en esta tierra de revoltosos, marchistas, bloqueadores y quemadores de llantas.
En otras palabras: La imagen internacional del presidente de Bolivia es bastante mejor de lo que quisieran los Mesa boys, los Llobet boys, los Barbery boys, pero lamentablemente, camino hacia la concreción de su segundo año de mandato, no hay un trabajo de afinamiento para hacer de Evo un verdadero estadista que tiene a la clase media con el signo de interrogación abierto acerca de si esa bochornosa sumisión hacia Chávez le servirá a Bolivia de algo más que tirarle pedradas a la vitrina del cowboy subnormal de Texas, doble ve Busch.
Así que en este terreno el estado de la nación de naciones es un estado presidencialista, caudillista, con tendencia a consolidar un desmedido culto a la personalidad,, en lugar de estar perfilando un líder indígena mundial que se convierta en el referente no de cuatro millones de indígenas bolivianos, sino de 350 millones de indígenas en América, Asia y Africa, es decir, un referente mundial capaz de convertirse en el portavoz de la flamante Declaración de los Derechos Indígenas de las Naciones Unidas.
Líder y no conductor. Caudillo y no director técnico. Jugador en lugar de presidente de la federación de futboleros completa. Aquí está el desafío de hacer de Evo alguien capaz de estar en condiciones de ser reelegido como lo fue Felipe Gonzáles en España, y el propio Bill Clinton en Estados Unidos.
Evo debería empeñarse en universalizar lo indígena, porque intentar indigenizar lo universal es un disparate que no aceptaría ni el más fundamentalista de los activistas de lo originario.
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