La Razón, Animal Político 17 de junio de 2012
Ya no quedarán dudas que la
democracia pactada aniquiló el precario sistema de partidos políticos con el
que se gobernó nuestro país en las últimas tres décadas. Proveniente del MIR y sus gajos (MBL , MIR
Masas) pervive Juan del Granado, la única figura de la era neoliberal que ha
logrado, a través de su sagaz acercamiento a los gobernantes de los últimos
diez años (Sánchez de Lozada, Mesa, Morales)reinventarse creando su propio
partido, el Movimiento Sin Miedo (MSM), con el que ha logrado ejecutar un
convincente desempeño a través de dos gestiones como Alcalde de La Paz.
El resto de los llamados
políticos tradicionales tiene sus orígenes militantes en el MNR que todavía
respira en el departamento del Beni asociado transitoriamente al MAS en la
administración de la Gobernación, en la ADN que se bifurcó en PODEMOS y en un
parque jurásico del que todavía goza de energías para operar, Walter Guiteras. El
recordman Manfred Reyes Villa, al haber formado parte de por lo menos siete
partidos para sus distintas candidaturas y haber creado la NFR, ahora tiene un
club de amigos con la etiqueta de Federal, fundado en los Estados Unidos hace
un par de meses.
Del Granado pervive y con éxito,
porque ha sido capaz de reproducir el poder municipal paceño por tercera vez con
un candidato salido de las entrañas de su movimiento, y se autoconsidera el
mejor adversario posible de Evo Morales para las elecciones de 2014. Su última
actuación, al más puro estilo de la acción política basada en la lógica de
pactos circunstanciales ha sido oficiar como testigo del matrimonio que ha
celebrado la diputada cruceña Adriana Gil con un ciudadano argentino, de quién se recuerdan impetuosos orígenes
masistas, su traspaso a filas del manfredismo y ahora, se convierte en socia
del sinmiedismo. A eso se le llamaba transfugio, y aunque las calificaciones
cambian conforme las conveniencias del mercado político lo aconsejan, no diviso
otro denominativo.
El MIR ha muerto. La ADN ha
muerto. El MNR es un cadáver insepulto y flota en el ambiente gracias a sus zombis
en el oriente del país. PODEMOS ha muerto. UCS ha muerto. CONDEPA ha muerto. El MBL ha muerto. El MIR Masas ha muerto. Pero
si con ese tendal de cadáveres, Del
Granado pervive en la esfera política gobernando La Paz y habiendo sido socio
del MAS, Samuel Doria Medina, sobrevive con una persistencia digna de encomio a
pesar de las estruendosas palizas recibidas en las urnas. A diferencia del Movimiento Sin Miedo (MSM) su partido, la Unidad Nacional (UN), es
una débil institución sin una militancia que pueda acreditarse en términos
numéricos como una verdadera fuerza política que en 2005 tuvo como candidato a
la Vicepresidencia a Carlos Dabdoud, ex mirista también, y propiciador de “La
Nación Camba”, y en 2009 a Oscar Ortíz que fuera mano derecha de Tuto Quiroga, Presidente del Senado y ahora trabaja con el
gobernador Costas en Santa Cruz. Si Del Granado cree que dará en el clavo
llevando a la Gil como acompañante, está por verse si Doria Medina será capaz
de encontrar en las propias filas de su Unidad al segundo de a bordo, o tendrá
que salir a buscar afuera al estilo de un empresario futbolístico caza
talentos.
Y precisamente de lo que se
trata, luego de fundida la democracia pactada y los partidos que le dieron
vida, es la necesidad de la urgente búsqueda y descubrimiento de talentos
políticos que en seis años no aparecen, cosa que obliga a jugar los procesos
electorales con figuras recicladas que por si fuera poco, se reafirman en el
error del pacto partidario por conveniencia electoral, y no por responsabilidad
programática, a excepción de Del Granado que no cometió el desatino de acudir
al acto de renuncia de Ernesto Suárez, como gobernador del Beni, ya que hubiera
sido de muy mal gusto validar la autovictimización del hijo de un prefecto de
García Meza, ex adenista y ex podemista. Después de todo, hay que recordarlo,
Juan fue el abogado contra la dictadura
del 80 es de izquierda y Ernestito como le llaman sus amigos en Trinidad es
inequívocamente de derecha por herencia familiar y decisión propia.
Así que el candidato único con el
que sueña Doria Medina –es decir, supongo que consigo mismo—no será posible,
sencillamente porque el MSM mira con desdén a la UN, o Juan subestima a Samuel, y porque el mismo
partido de Del Granado no hará eso de cruzar ríos de sangre como lo hizo su
partido de origen para abrazarse con el Gral. Banzer, aliándose, por ejemplo,
con el gobernador Rubén Costas, ese estratega del proyecto separatista de 2008 que
calificó al presidente Evo Morales como “excelentísimo asesino” y que acaba de
capturar a través de una Secretaría de Asuntos Indígenas a cierta dirigencia de
la CIDOB encabezada por Adolfo Chávez, otrora militante del Pacto de Unidad,
con diputados que llegaron a la Asamblea Legislativa Plurinacional bajo el
paraguas del MAS.
En el mercado electoral opositor
boliviano, nadie cotiza con acciones en crecimiento. Un candidato para no
reproducir los grandes yerros de los pactos moviadenomiristasemebelistas, debe
resultar de una visión de país y un programa de gobierno, es decir, de una
consistencia programática como la que hizo posible la primera presidencia de
Sánchez de Lozada que guste o no, sabía qué clase de país quería hacer -o
deshacer-, según sea leído desde distintas esquinas. Y como sí la tuvo también
el MAS que hizo de la articulación con las organizaciones sociales el mecanismo
para contar con un verdadero candidato único que, por si fuera poco, sigue
siendo Evo Morales.
Para decirlo fácil y breve, el único candidato único resulta siendo Evo,
porque lo que quiere Samuel está basado en la nostalgia de un sistema
pulverizado por su propio clientelismo y vocación para la corrupción, por una
estructura basada en el pacto que dió lugar a la repartija de espacios de poder
dejando de lado un horizonte de país. Y si ese candidato del MAS-IPSP y los
movimientos sociales está gobernando tan mal, según coinciden los partidos de
la derecha, el MSM, los disidentes del
proceso y los llamados analistas de televisión, uno se pregunta por qué en
todas las encuestas encargadas por la misma derecha, Evo supera a sus eventuales adversarios
nítidamente, con 30 – 40 puntos frente a 15 -18 pese a notables errores como el
gasolinazo de 2010 y el mal manejo del conflicto-marcha del TIPNIS de 2011. Hay
que preguntarse cuál sería la puntuación del único candidato único si no
hubiera cometido ese y algunos otros desaciertos, propios de quién viene
gobernando por más de seis años consecutivos.